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Los problemas sensoriales en el autismo.

Los problemas sensoriales en el autismo. Impacto en la vida diaria y estrategias para mejorar: Algunas personas con trastornos del espectro autista son hipersensibles a los estímulos que perciben en su entorno.

Al estar expuestos a una enorme cantidad de información sensorial, como puede ocurrir en un paseo por un centro comercial, pueden llegar a sentirse completamente abrumados. Hay a quienes les sucede justo lo contrario y entre sus rasgos se encuentra, por ejemplo, poquísima sensibilidad al dolor, hipoacusia, etc. pero es más frecuente la aparición de hipersensibilidad y el desarrollo de uno o más sentidos por encima de la media.

Muchas personas con Asperger u otros trastornos del espectro autista, especialmente durante la infancia, padecen fenómenos de hipo e hipersensibilidad a los estímulos sensoriales. Se trata de problemas sensoriales muy habituales y están relacionados con las dificultades en la interacción social, el desarrollo del lenguaje y el comportamiento. Recordamos que nuestros sistemas sensoriales son siete, no cinco: visión, audición, gusto, olfato, tacto, propiocepción y vestibular. Pues bien, centrándonos en el proceso neurobiológico en sí, un adecuado funcionamiento en nuestros sistemas sensoriales nos posibilita poder desarrollar las actividades cotidianas con mayor porcentaje de éxito.

Esta alteración sensorial puede explicar fenómenos frecuentemente observados como por ejemplo taparse los oídos, no tolerar determinados alimentos o tejidos, rechazar el contacto físico, autoestimularse con la saliva o mirando reflejos ópticos o responder inusualmente al dolor.
Otras dificultades que puede presentar esta especial y concreta sensibilidad serían aturdirse con los ruidos fuertes o tener problemas para concentrarse cuando los hay, confundirse con determinados tipos de iluminación, sentirse mal con olores fuertes (sean buenos olores o malos olores) o sentir una sensación desagradable cuando les tocan sin que esperen ser tocados.

Estos rasgos, que se conocen como hipersensibilidad sensitiva, pueden ser de índole olfativa, táctil, visual, gustativa y auditiva pero principalmente se observan tres rasgos que explicarían los desafíos más importantes en el procesamiento sensorial:
– En primer lugar, el cerebro de los niños/as con autismo puede no estar registrando correctamente los datos sensoriales, es decir, la información que llega a través de los sentidos (sonidos, imágenes, texturas, olores, movimiento, temperatura…)
– En segundo lugar, esos datos sensoriales deben modularse de forma adecuada y los niños/as con autismo tienen problemas de modulación, sobretodo con los estímulos táctiles y vestibulares (movimiento), sintiéndose inseguros gravitatoriamente (por lo que a muchos no les gusta el columpio, tienen miedo de subir a un tobogán o bicicleta..) y actúan a la defensiva cuando les tocan.
– Por último, la parte del cerebro encargada de buscar y descubrir sensaciones nuevas no está funcionando correctamente: hay poco o nulo interés en hacer cosas nuevas. Por esta razón los niños/as con autismo necesitan saber lo que sucede con claridad en su entorno ya que tienen un registro muy alto o muy bajo de sensibilidad sensorial y es tranquilizador para ellos/as conocer bien el entorno.

La descoordinación sensorial afecta muchos niveles del desarrollo de las personas con trastornos del espectro autista que, a menudo, son juzgados como malcriados o agresivos, y los padres como permisivos, faltos de carácter o que no ponen límites a los niños.

Los problemas sensoriales en el autismo repercuten directamente en el aprendizaje y en las rutinas de vida diaria (en los hábitos de higiene como por ejemplo la ducha, cortar el pelo, vestirse o lavarse las manos y los dientes) además de los problemas alimenticios o de sueño. Es necesario tratar las dificultades sensoriales y además proporcionar estrategias en el hogar para que los niños/as alcancen un nivel óptimo de autonomía y de bienestar emocional. Las familias tienen un papel fundamental en este sentido, y son las que más pueden ayudar a sus hijos/as.

Por lo general, los niños hipersensibles, cuyo umbral (cantidad de estímulo para elaborar una respuesta) es muy bajo, reaccionan rápidamente y desean evitar lo que les molesta (lo que se conoce como evasión sensorial). Los hiposensibles, a diferencia de los anteriores, buscan más estimulación (búsqueda sensorial) ya que su umbral es muy alto y necesitan mayor cantidad de estímulo para reaccionar. En su caso, pueden querer presionar más todo lo que tocan, llegando a veces a apretarlo fuertemente. Puede que también tengan una tolerancia al dolor muy alta, lo que es un arma de doble filo, ya que no se dan cuenta cuando se hieren al caerse, por ejemplo, porque no les duele.
De la misma manera, no entienden cuando están lastimando a otros, sin querer durante el juego. Para comprenderlo mejor, si imaginamos lo que sentimos al tocar un horno caliente, nos acercaremos a cuál es la sensación de un niño hipersensible cuando se pone una prenda de ropa o su piel toca la etiqueta. O cuando vamos a un concierto y la música está a un volumen elevado, puede ser más o menos la percepción que tiene un niño hipersensible al sonido, cuando le hablamos normalmente. En el lado opuesto, un niño hiposensible, en el caso del horno caliente, correría el riesgo de quemarse ya que, al no registrar dolor o tardar mucho en detectarlo, seguramente no retiraría la mano a tiempo.

Quienes sufren estas dificultades pueden presentar una excesiva sensibilidad de sus sentidos, ser carentes de ella o navegar entre ambas. Pueden experimentar sensaciones 10 veces más intensas de como lo hacemos los neurotípicos. Así que debemos actuar de manera diferente a una crisis sensorial que a una pataleta, porque en la crisis esa persona no está siendo malcriada ni maleducada, está sintiendo dolor, pánico, ansiedad, desespero, etc. «Podemos encontrar niños/as cuyo comportamiento sea desorganizado, demasiado activo e impulsivo, o todo lo contrario, aparentemente cansado y con bajo tono muscular. Otros niños/as pueden rechazar el juego con iguales porque le molesta que le toquen de forma inesperada, y otros sin embargo necesitar demasiado el contacto físico y tener un juego demasiado brusco.» Doble Equipo Valencia. Por ejemplo, con hipersensibilidad auditiva el cerebro no filtra los sonidos bajando de intensidad algunos que no son de utilidad. Si la ansiedad y el estrés que esto les produce no se libera ellos explotan llegan las crisis. Los problemas sensoriales en el autismo., MuNDo AsPeRGeR

Precisamente desde Doble Equipo recibimos 5 consejos para las madres y los padres de personas con trastornos del espectro autista para aminorar estos problemas:
– Reconocer el problema: observa a tu hijo/a, eres quien mejor le conoce. Ponte en marcha cuantos antes para poder dotarle de los recursos que necesite.
– Anticipa las crisis emocionales. Los padres deben aprender a identificar qué factores pueden desencadenar una posible sobreestimulación en su hijo/a; demasiados niños/as, luces, ruido…
– Aprende a regular a tu hijo/a. Conoce qué sensaciones le calman, le tranquilizan. Con la ayuda de un especialista crea un espacio para la regulación en el hogar. Controla el entorno: organizar y estructurar el tiempo y el espacio ayuda a conservar la estabilidad. Para ello es recomendable el uso de apoyos visuales (si esta es la forma de procesamiento de tu hijo/a).
– Céntrate en lo positivo. Señala lo que sí quieres que haga. Ayúdale a volver a la calma y después ofrécele sensaciones reguladoras: un abrazo, mecerse, su manta favorita…
– Busca ayuda profesional. La capacitación familiar debe ser la base de cualquier programa de intervención. Es necesario que cuentes con los especialistas pertinentes: terapeutas ocupacionales expertos en Integración Sensorial, logopedas, maestros/as, psicólogos/as… que puedan dar respuesta a tus preocupaciones diarias. Un equipo transdisciplinar dará respuestas globales teniendo en cuenta que cada familia es única y singular.
Hay otros trastornos que suelen darse en las personas con autismo y Asperger relacionados directamente con su hipersensibilidad, por ejemplo misofonía, hiperacusia, fonofobia, etc:
– La misofonia es una reacción exagerada a sonidos muy específicos dentro de un contexto cotidiano y normal (Dr. David Ezpeleta, neurólogo en el Hospital Universitario Quirónsalud Madrid, miembro activo de la Sociedad Española de Neurología). Es el odio a sonidos específicos como por ejemplo clicar un boli, el golpeteo de un lápiz, ruidos nasales, carraspeo, succión de alimentos o bebidas, ladridos y taconeos, entre otros. Las personas con este síntoma reaccionan con respuestas tales como desagradado, ansiedad, sudoración e incluso ira y elevaciones de la tensión arterial y la temperatura a sonidos tan triviales como los que produce otra persona al masticar, respirar, silbar, separar los labios o dar golpes con los dedos sobre una mesa.

La principal diferencia entre la misofonía y otros trastornos auditivos como la hiperacusia y la fonofobia es que la primera es una respuesta desproporcionada a sonidos específicos sea cual sea la intensidad de los mismos. Aunque la misofonia pueda guardar alguna similitud con otras dolencias auditivas como el tinnitus y la hiperacusia las personas con misofonia no padecen en líneas generales ningún trastorno psiquiátrico y existen algunas terapias que ayudan a los pacientes a reducir sus respuestas ante los sonidos de activación. En estas terapias por lo general suele ser beneficioso que también participen los miembros de la familia del afectado o la afectada para lograr entender que el paciente no es consciente de su sensación de ira, que es un acto involuntario, resultante del estrés del sonido.
– En la hiperacusia también existe una respuesta exagerada a los sonidos ambientales, con frecuencia referida en forma de dolor, pero en este caso se perciben con mayor intensidad y afecta a la mayoría de los sonidos, sin selectividad.
– Los pacientes con fonofobia tienen reacciones de ansiedad y en sentido estricto miedo ante determinados estímulos sonoros.
– El acúfeno es un trastorno diferente, si bien puede relacionarse con los anteriores. En este caso no existe estímulo externo sino que el paciente percibe un sonido interno, un ruido abstracto, que se hace más intenso en situaciones de silencio sonoro.


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La importancia de la integración sensorial, de que nuestro cerebro ordene las sensaciones de forma adecuada, reside en el hecho de que podamos dar una respuesta correcta y ajustada al contexto. Esta sería la primera premisa para que el desarrollo de un niño o niña se produzca de forma óptima. “Los cuatro niveles de integración sensorial deben haber alcanzado el grado completo de desarrollo cuando el niño/a inicia la educación primaria” según la terapeuta ocupacional A. Jean Ayres.
Para saber qué es exactamente la TERAPIA OCUPACIONAL consulte AQUÍ.
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Fuentes:
– Baron-Cohen, S. Autismo y síndrome de Asperger. 2010, Alianza editorial.
– Crisis sensoriales, hipersensibilidad, percepción en los TEA.Sacha Sánchez-Pardíñez, 27 de marzo de 2017, https://mundoasperger.com/2016/03/crisis-sensoriales-hipersensibilidad_27.html
– Libro Mundo Asperger y otros mundos, de Sacha Sánchez-Pardíñez.
– Lola Rovati. «Así ve el mundo un niño con autismo: ponte un minuto en su lugar». Bebés y más: https://m.facebook.com/bebesymas/
– Misofonía, hiperacusia y fonofobia en Infoacufeno:
https://infoacufeno.com/2016/03/misofonia-hiperacusia-y-fonofobia.html#ixzz46Yw1D4 12/03/2016
– Síndrome de Asperger. Síndrome invisible. 2013, Sánchez-Pardíñez, S., Psylicom Ediciones, colección de materiales para TEA.
– MuNDo AsPeRGeR, Hipersensibilidad sensorial. Sacha Sánchez Pardíñez. https://mundoasperger.com/2016/07/hipersensibilidad-sensorial-en-el.html
– Doble equipo. Los problemas sensoriales en el Autismo y su impacto en la vida diaria: 5 consejos: https://dobleequipovalencia.com/problemas-sensoriales-autismo-consejos/
– Hipersensibilidad sensorial, comportamiento repetitivo y otros síntomas del autismo: https://mundoasperger.com/2011/02/hipersensibilidad-sensorial.html
– Grupo de Estudio de Trastornos del Espectro Autista. Instituto de Investigación de Enfermedades Raras- Instituto de Salud Carlos III

– Comportamiento repetitivo en niños con autismo de alto funcionamiento y trastorno obsesivo compulsivo. Zandt, F.; Prior, M.; Kyrios, M. (2007) Repetitive Behaviour in Children with High Functioning Autism and Obsessive Compulsive Disorder. J Autism Dev Disord 37:251–259, A través de http://quelindafamilia.blogspot.com/
-Sabina Barrios, OcupaTEA:
http://ocupatea.es/integracionsensorial-desdedentro/ y http://ocupatea.es/estimulacion-e-integracion-sensorial/

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