
Pedir ayuda a la familia (y sensación de resentimiento).
Aunque le haga sentir incómodo, debería compartir las evaluaciones del colegio del niño o del doctor con los miembros de la familia que parezcan dudar de la existencia de un posible trastorno en el niño. Algunos padres han llegado a traer al abuelo al despacho del psiquiatra o del doctor, con la esperanza de que oyendo el diagnóstico por un experto con bata blanca, les ayude a aceptarlo finalmente.
Quizás debería plantearse esta posibilidad con uno de los profesionales a los que tenga acceso, quizás pidiéndoles que les hagan sugerencias para que ayuden a su hijo, junto con más información acerca del trastorno.
El resentimiento es lo que resulta tras sentirse bajo una injusticia, por lo que es importante que cualquier sacrificio que se haga por el bien del niño sea validado por otros miembros de la familia.
Nadie debería sentirse como un mártir silencioso ( y nadie debería actuar como tal). Los hermanos suelen albergar un mayor resentimiento hacia su hermano/a discapacitado/a del que son capaces de admitir.
El resentimiento es una emoción que normalmente se genera en privado. Es difícil no sentir resentimiento cuando un diagnóstico puede llevarse tanto de su vida: tiempo libre, sueño initerrumpido, comidas en tranquilidad, la posibilidad de ir con los amigos y sus hijos » normales», la aprobación de la comunidad, seguridad financiera… y la lista continúa