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La empatía, que parece fallar en el Asperger. Hiperempatía.

La empatía es un mecanismo psicológico a través del cual una persona se vincula con las otras y percibe actitudes en los otros a las que más tarde atribuirá estados mentales. El reconocimiento de las actitudes de los otros y el desarrollo de la imitación posibilitan el acceso a la mente del otro.

Las personas en el espectro autista sí son empáticas.

Desde esta concepción se ha creído durante décadas que en los trastornos de tipo autista existían dificultades con el procesamiento de estímulos afectivos.

De hecho Christopher Gillbert, investigador sueco cuyos criterios son unos de los que más se usaban para orientar el diagnóstico de síndrome de Asperger, había llamado al síndrome de Asperger «la enfermedad de la empatía» porque según dijo no saben leer la mente de los demás para averiguar qué piensan o cómo se sienten.

De acuerdo con Peter Hobson los niños con autismo carecerían de los componentes de acción y reacción necesarios para el desarrollo de relaciones personales recíprocas y, la carencia de participación de estos niños en la experiencia social, conllevaría además un fallo en el reconocimiento de sentimientos, pensamientos, deseos, intenciones, etc. en otras personas, y una grave alteración en la capacidad de abstraer y en la de sentir y pensar simbólicamente.

Excepciones.

Así, los niños con TEA tendrían dificultades en apreciar, entender y asimilar las claves que regulan las relaciones interpersonales y, por tanto, problemas de empatía.

Sin embargo, Hobson reconoce que en los casos de autismo de nivel 1 no se observan muchas de estas limitaciones debido al buen nivel de competencias cognoscitivas (inteligencia) y el dominio del lenguaje formal.

Pero según un artículo publicado en la revista QUO , escrito por Juan Scaliter, el éxito en las interacciones personales no tiene que ver con la capacidad intuitiva sino que está más relacionado con un cuidadoso razonamiento.

Pruebas científicas.

Para afirmar esto se basa en una investigación realizada por la American Psychological Association que sugiere que, al contrario de lo que habitualmente se piensa, la empatía es fruto de un razonamiento más que de mera intuición.

La principal autora del estudio, Jennifer Lerner, asegura que el cultivo de las relaciones personales y profesionales de éxito requiere la capacidad de inferir con precisión los sentimientos de los demás. Esto es ser eficiente en términos empáticos.

De acuerdo con Lerner, las personas procesamos la información y tomamos decisiones en diferentes formas: algunos optamos por seguir nuestros instintos mientras que otros planean cuidadosamente y analizan la información disponible antes de decidir.

Más estudios e investigaciones.

Lerner y la co-autora del estudio, Christine Ma-Kellams, llevaron a cabo cuatro investigaciones, con más de 900 participantes, para examinar la relación entre los dos modos de pensamiento y la precisión empática.

El primero determinó que la mayoría de la gente cree que la intuición es una guía mejor que el pensamiento sistemático para inferir con precisión los pensamientos y sentimientos de los demás.

Los otros tres estudios descubrieron que la realidad es muy diferente.

Estos hallazgos son importantes porque muestran que habitualmente se llevan a cabo suposiciones que pueden ser erróneas si se basan en la intuición.

En las entrevistas laborales, por ejemplo, – asegura Ma-Kellams – se asume que la intuición es importante y quizás sea necesario revisar este preconcepto”.

Empatía, ponerse en el lugar del otro.

La empatía nos permite comprender los sentimientos de quienes nos rodean y, por lo tanto, cambiar nuestros patrones de comportamiento para adaptarnos a otro estado emocional.

Además, la empatía nos permite experimentar lo que el otro subjetivamente siente, sin confundir sus sentimientos con los nuestros.

Bajo nuestro punto de vista la idea de que las personas con trastornos del espectro autista no son empáticas es errónea. De hecho no solo sienten empatía hacia los demás sino que en algunos casos se podría hablar incluso de hiperempatía.

Las personas con TEA sí pueden colocarse en el lugar de los demás, inferir cómo se sienten y darse cuenta de su estado de ánimo. El problema viene a la hora de responder a esa empatía porque su respuesta suele ser inesperada, poco apropiada o incluso sorprendente.

El problema social.

Las pocas habilidades sociales que tienen estas personas, sumado a su habitualmente poca experiencia en las relaciones sociales, les hace responder a los sentimientos de los demás de una forma algo (o muy) diferente a como respondería la mayor parte de la gente, es decir, que en el caso, por ejemplo, de que la otra persona esté triste el que tiene un TEA sabrá qué está triste pero su reacción ante la tristeza puede que no se corresponda con las convenciones sociales.

En ese caso en lugar de intentar consolar, abrazar y dar muestras de afecto, o animar al que está triste, podría simplemente quedarse bloqueado, en blanco, sin expresar respuesta alguna, o responder con frases desafortunadas como «eso no es nada», «todo pasa», etc.

Esto no se debe a una carencia de empatía sino a la falta de experiencia sobre las convenciones sociales de modo que, no se trataría de una dificultad para empatizar, sino de la dificultad de mostrar lo que sienten al empatizar.

Qué sería la hiperempatía.

La hiperempatía, pues, se define como un grado positivo excesivo de sintonía efectiva con el ambiente o con las personas y los animales.

Para los que viven con hiperempatía la vida cotidiana la invaden los niveles aumentados de percepción emocional y la conciencia aumentada.

Las personas hiperempáticas a menudo procesan los sentimientos de los demás como propios y los experimentan muy intensamente.

La hiperempatía afecta tanto a hombres como a mujeres, causando una mayor sensibilidad a las emociones de otras personas y se manifiesta como la capacidad altamente afinada de sentir las emociones de los demás, incluyendo a las personas que observas en la televisión y los personajes de los libros.

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(*) El estudio del que hablamos ha sido publicado en el Journal of Personality and Social Psychology y publicado por Quo en: https://quo.es/ser-humano/descubren-que-la-empatia-no-es-cuestion-de-intuicion
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Fuentes y otros artículos para consulta.

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