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El agravio económico del síndrome de Asperger.

Los padres de personas con síndrome de Asperger están expuestos a múltiples desafíos que tienen un impacto fuerte en la familia a nivel emocional, económico y cultural. El apoyo profesional puede ayudar a lidiar con un niño de estas características y los expertos pueden ayudar a los padres a manejar las conductas pero el cuidado de un niño con Asperger puede, igualmente, ser exhaustivo y frustrante. 

Las oportunidades de trabajo y el dinero guardado para necesidades futuras pueden ponerse en peligro debido a los ingresos destinados a estos programas. Los padres que quieran beneficiarse de la ayuda que les ofrecen servicios profesionales y que conocen sus responsabilidades hacia sus otros hijos (sin mencionar a ellos mismos) necesitarán un plan financiero especializado.

Se sabe que los niños con autismo y Asperger provocan en la mayoría de los casos problemas económicos a sus padres dado que la atención que éstos pequeños requieren es tanta que consecuentemente la familia debe pasar mayor tiempo en la casa a su cuidado lo que se traduce en fuertes pérdidas económicas al ser imposible salir a trabajar. Se sabe también que las madres de niños con trastornos del espectro autista son un 5% menos propensas a tener un trabajo que aquellas con niños con otros problemas de salud y un 12% menos propensas a tenerlo, además, en comparación con madres de niños neurotípicos. Para los padres de los niños con autismo no se evidencia ninguna diferencia significativa de empleo comparados con los padres de niños sin autismo o Asperger.

Los niños con TEA pueden consumir mucho dinero y esto causa mucha tensión en la familia. Los padres citan los problemas económicos como una gran fuente de estrés. 

Los programas de servicios sociales pueden ser una fuente de ayuda y también una fuente de problemas económicos para muchas familias. Desgraciadamente no todas las familias tienen acceso a estos servicios profesionales, ya sea por falta de conocimiento o de recursos económicos.
En este sentido Grossman ya en 1972 encontró que las familias de nivel sociocultural medio a alto tienen problemas para ajustar sus expectativas en relación con el hijo TEA, sin embargo su situación económica les permite obtener servicios que alivian la carga que presenta el cuidado constante. Por el contrario, en las familias de nivel económico más bajo la madre y hermanos tienden a estar sobrecargados por el cuidado del niño causando un ambiente de tensión.
(Este texto es un extracto del libro Mundo Asperger y otros mundos, de Sacha Sánchez-Pardíñez. )
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