
I Simposio Nacional de Asperger/TEA femenino (España).
En 2018 se realizó en Sevilla (España) el Primer Simposio Nacional de Asperger/TEA femenino. Ahora preparan el segundo, para finales de 2022 si la pandemia lo permite.
La motivación fundamental para la realización de estas jornadas que duran dos días es que encontramos abundante literatura sobre la variabilidad de perfil según se expresa en los varones, sin embargo, nuestra comprensión del perfil de mujeres es poco clara.
Carencia de literatura.
Sobre la chica no solo hay pocos estudios, pocas publicaciones y pocas investigaciones sino que, además, la información revelada suele aparecer en inglés, lo que dificulta mucho más el acceso a la misma por parte de la comunidad hispanoparlante.
Menor prevalencia.
El diagnóstico de Asperger en chicas es mucho más tardío y en general no se produce hasta la adolescencia o la edad adulta.
Sospecha diagnóstica.
Sabemos que «las variaciones específicas de género pueden tener un impacto significativo en la práctica de identificación, diagnóstico y tratamiento, para los niños con TEA. Las consecuencias de la pérdida de un diagnóstico o que el diagnóstico sea tardío incluyen el aislamiento social, rechazo de los compañeros y un mayor riesgo para la salud mental y comportamiento, con probabilidad de desarrollar ansiedad y depresión durante la adolescencia y edad adulta.» ASSA, Asociación Sevillana del Síndrome de Asperger.
La relación entre niños y niñas en base a casos remitidos para una valoración diagnóstica es de aproximadamente entre cuatro y diez niños por cada niña.
Estos datos sugieren una posible diferencia en el diagnóstico en función del sexo, que bien podría deberse a una baja prevalencia en el femenino o a un infradiagnóstico.
De hecho, desde que se viene considerando el Asperger femenino el número de casos de mujeres, chicas y niñas diagnosticadas con TEA1 se ha multiplicado exponencialmente, haciendo tambalearse todas las estadísticas sobre prevalencia que existen.
Según cifras oficiales (nosotros las hemos conocido a través de la psiquiatra valenciana Mila Fuentes en las jornadas celebradas en Gandía el 28 de Abril de 2018) se da un caso de autismo por cada 55 personas. ¡Uno por cada 55!
Imaginen el cambio que supone esto teniendo en cuenta que hace diez años se estimaba un caso de síndrome de Asperger por cada casi 400 nacidos vivos.
Evidentemente la cifra ha variado mucho debido a las mejoras en los diagnósticos y a la mayor conciencia y atención tanto de las familias como de los sanitarios, que detectan los primeros rasgos e inmediatamente (o al menos así debe ser) remiten a la persona a un área específica para diagnóstico.
También han aumentado los casos porque muchos padres y madres tras atar cabos se han dado cuenta que ese componente genético que se le presupone al autismo podría provenir de ellos cuando tienen hijos e hijas diagnosticados y, entonces, pasan ellos mismos el proceso diagnóstico, cuestión que ni se hubieran planteado de no tener hijos diagnosticados.
La mejor preparación de los diagnosticadores y el mayor conocimiento de los trastornos del espectro autista son, desde luego, factores cruciales para que se haya producido este considerable aumento de casos diagnosticados pero es que, además, sabemos que hay muchísimos más casos sin diagnosticar, especialmente entre mujeres.
Espectro autista.
Actualmente se definen los trastornos del espectro autista como un conjunto de trastornos del neurodesarrollo caracterizados por dificultades en la interacción social y comunicación, así como patrones de comportamiento, intereses y actividades restringidos, repetitivos y estereotipados. El síndrome de Asperger equivale al grado «leve» en los trastornos del espectro autista (TEA) del DSM-5 y al trastorno del neurodesarrollo sin discapacidad intelectual en la CIE-11, que es la clasificación recomendada por la Organización Mundial de la Salud.

Objetivos.
Por esto, y por todo lo expuesto anteriormente, los objetivos clínicos de este simposio eran:
- – Conocer el perfil específico de la niña, la adolescente y la mujer con síndrome de Asperger, así como los posibles errores que podemos cometer en su identificación en la práctica clínica, mejorar los instrumentos que forman parte del proceso diagnóstico y facilitar la identificación y diagnóstico del Asperger femenino.
- – Conocer las posibles diferencias anatómicas cerebrales y cognitivas a las que podemos atribuir las diferencias que se producen entre el varón con Asperger y la mujer con Asperger.
- – Ampliar conocimientos sobre la relación entre los trastornos de la conducta alimentaria y el espectro autista ya que, como hemos mencionado, muchas chicas acuden a consulta originalmente por problemas como la anorexia o la bulimia cuando en realidad tienen un síndrome de Asperger que se manifiesta con conductas alimentarias patológicas.
- – Profundizar en las dificultades que han tenido las adultas Asperger a lo largo de la vida, en temas como socialización, sexualidad, relaciones afectivas, maternidad, búsqueda y mantenimiento de empleo, etc. y especificar la intervención en el Asperger en base a estas diferencias.
- – Identificar las dificultades que se observan en el entorno educativo y las respuestas aportadas desde los equipos de orientación educativa.
Este primer simposio sobre Mujer y Asperger respondía a la necesidad de indagar en una demanda que poco a poco va abriéndose camino, pero que aún no se ha abordado de forma monográfica y específica como algo necesario: la presentación del síndrome de Asperger, o los TEA llamados de “alto funcionamiento”, en el sexo femenino.
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