Hoy da inicio en Sevilla (España) el Primer Simposio Nacional de Asperger/TEA femenino. La motivación fundamental para la realización de estas jornadas que van a durar dos días es que encontramos abundante literatura sobre la variabilidad de perfil según se expresa en los varones, sin embargo, nuestra comprensión del perfil de mujeres es poco clara. Sobre la chica no solo hay pocos estudios, pocas publicaciones y pocas investigaciones sino que, además, la información revelada suele aparecer en inglés, lo que dificulta mucho más el acceso a la misma por parte de la comunidad hispanoparlante.

El diagnóstico de Asperger en chicas es mucho más tardío y en general no se produce hasta la adolescencia. A menudo las sospechas diagnósticas nada tienen que ver con el Asperger y estas chicas van a consulta por problemas alimentícios, ansiedad, depresión, inadaptación social, descenso brusco del rendimiento académico, aparición de comportamiento disruptivo, etc. Por tanto, el diagnosticador ha de estar muy entrenado para darse cuenta de que en realidad está ante un caso de Asperger (y no ante una depresión o ante un trastorno alimenticio) ya que los rasgos en las chicas no solo son más sutiles que en los chicos sino que, además, son diferentes.
Es importantísimo formar y reciclar a los profesionales de la salud (pediatras, psicólogos, psiquiatras y neuropediatras) para que detecten y perciban esas sutilezas propias de las chicas con síndrome de Asperger y cada vez el diagnóstico en ellas sea más temprano, más eficaz y menos traumático.
Sabemos que «las variaciones específicas de género pueden tener un impacto significativo en la práctica de identificación, diagnóstico y tratamiento, para los niños con TEA. Las consecuencias de la pérdida de un diagnóstico o que el diagnóstico sea tardío incluyen el aislamiento social, rechazo de los compañeros y un mayor riesgo para la salud mental y comportamiento, con probabilidad de desarrollar ansiedad y depresión durante la adolescencia y edad adulta.» ASSA, Asociación Sevillana del Síndrome de Asperger.
La relación entre niños y niñas en base a casos remitidos para una valoración diagnóstica es de aproximadamente entre cuatro y diez niños por cada niña. Estos datos sugieren una posible diferencia en el diagnóstico en función del género, que bien podría deberse a una baja prevalencia en el género femenino o a un infradiagnóstico. De hecho, desde que se viene considerando el Asperger femenino el número de casos de mujeres, chicas y niñas diagnosticadas se ha multiplicado exponencialmente, haciendo tambalearse todas las estadísticas sobre prevalencia que existen. Según las últimas cifras oficiales (nosotros las hemos conocido a través de la psiquiatra valenciana Mila Fuentes en las jornadas celebradas en Gandía el 28 de Abril de 2018) se da un caso de autismo por cada 55 personas. ¡Uno por cada 55! Imaginen el cambio que supone esto teniendo en cuenta que hace diez años se estimaba un caso por cada casi 400 nacidos vivos.
Evidentemente la cifra ha variado mucho debido a las mejoras en los diagnósticos y a la mayor conciencia y atención tanto de las familias como de los sanitarios, que detectan los primeros rasgos e inmediatamente (o al menos así debe ser) remiten al niño o niña a un área específica para diagnóstico. También han aumentado los casos porque muchos padres y madres tras atar cabos se han dado cuenta que ese componente genético que se le presupone al autismo podría provenir de ellos cuando tienen hijos e hijas diagnosticados y, entonces, pasan ellos mismos el proceso diagnóstico, cuestión que ni se hubieran planteado de no tener hijos diagnosticados. La mejor preparación de los diagnosticadores y el mayor conocimiento de los trastornos del espectro autista son, desde luego, factores cruciales para que se haya producido este considerable aumento de casos diagnosticados pero es que, además, sabemos que hay muchísimos más casos sin diagnosticar, especialmente entre mujeres
Actualmente se definen los trastornos del espectro autista como un conjunto de trastornos del neurodesarrollo caracterizados por dificultades en la interacción social y comunicación, así como patrones de comportamiento, intereses y actividades restringidos, repetitivos y estereotipados. El Síndrome de Asperger equivale al grado leve en los trastornos del espectro autista (TEA) del DSM-5 y será considerado un trastorno del neurodesarrollo en la CIE-11, que es la clasificación recomendada por la Organización Mundial de la Salud.

Asperger Sevilla, ASSA, ha comunicado sus conclusiones sobre el I Simposio sobre Asperger femenino y puede leerlas PINCHANDO AQUÍ. Este primer simposio sobre Mujer y Asperger respondía a la necesidad de indagar en una demanda que poco a poco va abriéndose camino, pero que aún no se ha abordado de forma monográfica y específica como algo necesario: la presentación del síndrome de Asperger, o los TEA llamados de “alto funcionamiento”, en el sexo femenino.