
Una dificultad detectada en menores debe revisarse.

Los padres y madres, preocupados por el desarrollo social, emocional, motriz y del lenguaje de su hijo o hija, deben buscar ayuda lo antes posible.
Deben comenzar consultando al pediatra o al médico de familia y prepararse para pedir evaluaciones adicionales a un pediatra del desarrollo, un psiquiatra infantil, un psicólogo y cualquier otro especialista que sea significativo para averiguar qué le sucede a ese menor.
Los resultados de estas evaluaciones facilitarán la elaboración y la implementación de un plan terapéutico a la medida de su hijo o hija y será de mucha ayuda para resolver cualquier dificultad encontrada en menores.
Cuanto antes se inicia la intervención en las personas con trastornos, enfermedades o dificultades mejor será su evolución, mejor su pronóstico de futuro y mejor, pues, su calidad de vida.