Oh Snap!

img

Cómo ha cambiado el concepto de síndrome de Asperger.

El síndrome de Asperger es un trastorno del espectro autista. A lo largo de los años se ha conocido con diversas denominaciones. Entre sus nombres se encuentra el trastorno general del desarrollo, trastorno del espectro autista de nivel 1, trastorno del neurodesarrollo sin déficit intelectual, etc. Pero, lo importante, es que se engloba dentro del espectro autista y que, por tanto, las personas con síndrome de Asperger cumplen con los rasgos básicos y esenciales que caracterizan al autismo.

Los trastornos del espectro autista son una gama de desajustes complejos del desarrollo neurológico. Están caracterizados por problemas de integración social, dificultades de comunicación y patrones anómalos de comportamiento (anómalos no tiene por qué significar disruptivos).

El síndrome de Asperger implica un deterioro significativo en la interacción social. No supone deterioro de la capacidad intelectual así que, con una adecuada y guiada atención, es posible tener una vida exitosa.

En concreto, el síndrome de Asperger se manifiesta con la incapacidad para comunicarse convencionalmente, dificultades para asumir habilidades sociales de forma natural y también dificultades para comprender la conducta social de los demás. Esto no significa que no se comuniquen o que no socialicen. Lo que quiere decir es que lo hacen de una forma peculiar o diferente a la de la mayoría de la población.

Esta condición se dice que fue identificada por primera vez por Hans Asperger, un pediatra vienés. En realidad hoy sabemos que mucho antes de que Hans Asperger o Kanner hablaran de autismo hubo una mujer que habló de ello. Se cree que el doctor conocía el trabajo de la pediatra Grunya Efimovna Sukhareva . Aún se debate si se lo apropió en parte, usando las ideas y descubrimientos de ella como si fueran suyos.

Rasgos del síndrome de Asperger.

El caso es que Hans Asperger encontró un patrón de comportamientos y habilidades cuyo conjunto de síntomas más importantes serían:

1. Deficiencias sociales:

Carecen de recursos para interpretar las señales sociales y el lenguaje no verbal. A causa de ello su lenguaje pragmático falla. Esto significa que les cuesta interpretar emociones, no reconocen signos del intercambio de la toma de turno, no saben cuándo pueden hablar y cuándo no, etc. Tampoco reconocen sobre qué temas es apropiado conversar según el contexto. Los gestos, el rostro y las expresiones corporales de los demás no les dicen nada. Solo interpretan el lenguaje verbal (las palabras) y, por tanto, aunque su semántica sea rica (incluso mucho mejor que la de sus iguales), y su sintaxis correcta, fallan estrepitosamente en la pragmática. El perfil lingüístico y las anomalías del lenguaje de las personas en el espectro autista es muy heterogéneo y variado.

Todos los que se encuentran en el espectro autista presentan serias dificultades de comunicación que van más allá del lenguaje hablado. Estas dificultades afectan básicamente al uso de las funciones comunicativas, a las habilidades básicas de relación intencionada, a la atención conjunta y a las habilidades conversacionales (a la pragmática).

De este modo, los trabajos actuales sobre intervención del lenguaje en TEA centran su foco de interés en generar un lenguaje funcional y espontáneo que les permita participar en situaciones de la vida diaria.

2. Literalidad:

Entienden el lenguaje verbal sin poder interpretar su componente prevaricador (dobles sentidos, metáforas, ironías, sarcasmo, etc.) La mayoría no comprende bromas, sobreentendidos, lenguaje metafórico, chistes… Tienen dificultades para entender conceptos abstractos y algunos son incapaces de intuir lo que otros piensan. Debo aclarar que esto no significa que no tengan empatía o sentimientos sino que tienen dificultades para expresarlos en la forma que se espera que los demuestren. Son personas igual de sensibles que cualesquiera otras y tan capaces de amar, odiar o sentir cualquier otra cosa como cualquier otra persona.

3. Intereses restrictivos en personas con síndrome de Asperger.

Tienen focos de interés absorbentes: se interesan por cuestiones que a otras personas les podrían parecer irrelevantes y llegan a convertir esos temas en verdaderas pasiones, en intereses exclusivos. Sus temas de interés especial pueden ser muy variados. Focalizan toda su atención en el aprendizaje de tantos datos como caigan en sus manos, o en actividades de colección sobre esas áreas, por lo que adquieren conocimientos muy concretos hasta llegar a ser verdaderos expertos EN ESE TEMA y, a la vez, ignoran aquellos otros temas que no les interesan en absoluto (esto puede desembocar en fracaso escolar). Es habitual encontrar personas con síndrome de Asperger que adquieren conocimientos verdaderamente profesionales sobre un tema concreto porque sus nociones sobre su campo de interés aumentan constantemente.

El tema que les apasiona puede cambiar a lo largo del tiempo aunque a veces el Asperger adulto sigue interesándose por áreas de conocimiento por las que ya mostraba interés en la niñez. En contraste con el autismo más típico, donde los intereses se centran con mayor probabilidad en objetos o partes de objetos, en el síndrome de Asperger los intereses se centran más a menudo en áreas intelectuales específicas.

4. Establecen rituales muy estrictos:

Necesitan rutinas. Si sus costumbres, sus horarios o sus actividades varían experimentan ansiedad. Pequeños cambios que aparentemente no tienen importancia a ellos les alteran muchísimo. Necesitan saber en todo momento qué actividades tienen previsto hacer en ese día, etc. Eso hace necesaria la anticipación de los cambios y si, por cualquier causa, se van a alterar sus rutinas, conviene explicárselo con antelación.

5. Algunas personas con síndrome de Asperger presentan motricidad dañada.

Son torpes y patosos. De ahí que por lo general los juegos en grupo y los deportes se les den mal. Eso agrava el problema de socialización en los menores porque sus compañeros de juegos les rechazan en sus equipos e, incluso, llegan a prohibirles la participación. La torpeza de movimientos parece ser característica sólo en el síndrome de Asperger de entre todos los trastornos del espectro, aunque no hay consenso de los expertos sobre este rasgo y, además, la variabilidad de las alteraciones entre los afectados en muy alta.

This div height required for enabling the sticky sidebar
Ad Clicks :Ad Views : Ad Clicks :Ad Views : Ad Clicks :Ad Views : Ad Clicks :Ad Views : Ad Clicks :Ad Views : Ad Clicks :Ad Views : Ad Clicks :Ad Views : Ad Clicks :Ad Views : Ad Clicks :Ad Views : Ad Clicks :Ad Views : Ad Clicks :Ad Views : Ad Clicks :Ad Views : Ad Clicks :Ad Views : Ad Clicks :Ad Views : Ad Clicks :Ad Views : Ad Clicks :Ad Views : Ad Clicks :Ad Views : Ad Clicks :Ad Views :