
Tolerancia e intolerancia al dolor en el TEA.
Muchas de las personas que se encuentran el espectro autista manifiestan una especial sensibilidad al dolor.
Sensorialidad.
A veces se explica debido a su especial sensorialidad. Por ejemplo, una persona con hipersensibilidad auditiva puede llevar a sentir dolor con el ruido de un tubo de escape o alguien con hipersensibilidad táctil sentir que el agua caliente en la ducha es como si pequeños alfileres se le clavaran en la piel.
Por problemas como estos hay personas en el espectro que afirman no ducharse a diario o no cepillarse los dientes porque sienten angustia e incluso llegan a vomitar por culpa de la sensación que perciben con el cepillo de dientes.
Dificultades sensoriales.
Reconocer las dificultades y encontrar adaptaciones para poder hacer las cosas pese a esas sensaciones tan desagradables es un reto para la gente neurodivergente pero hay más. Hay problemas sensoriales que pueden llegar a ser muy peligrosos. Por ejemplo con la especial sensibilidad al dolor.
Creo que somos extremos pero tanto por arriba como por debajo. Algunos sienten el dolor muchísimo y otros poquísimo.
Hiper o hipo.
Ambas cosas son terribles por diferentes motivos.
Si apenas se siente dolor no se percibe el signo de alarma que el propio cuerpo transmite para avisar de que algo va mal.
Por ejemplo dolor de tripa por una apendicitis. Es frecuente que las personas con TEA lleguen al hospital muy graves, ya con el apéndice perforado, con peritonitis, infección generalizada, etc. porque el dolor que sentían antes les parecía «poca cosa».
Por el contrario, una picadura de mosquito, un rasguño, un tirón de pelo o cosas así se pueden sentir como extremadamente molestas e incluso muy dolorosas.
De hecho es muy frecuente también que sea muy difícil cortar el pelo a los menores con autismo precisamente por esto.
Muchos optan por cortarlo en varios días, poco a poco, otros simplemente lo dejan largo. Algunos hacen una preparación y anticipación personal muy intensa para tratar de conseguir cortarse el pelo de una sola vez.
No se da siempre.
No le pasa tampoco a todas las personas en el espectro autista.
Hay quien a nivel sensorial no tiene dificultades o tiene muy pocas.
Hay quien tiene todos los sentidos afectados y hay quien sufre con alguno o algunos, en mayor o menor intensidad.
La cuestión es que la sesorialidad especial es muy frecuente en personas con autismo y, evidentemente, esto deriva también en una especial sensibilidad al dolor.
Reconocerlo, encontrar herramientas para sobrellevarlo y aceptarlo forma parte del proceso de interiorización de cada cual.