
Resiliencia.
Una propuesta interesante: saber sobre resiliencia.
Si el estrés se define como una situación que excede nuestra capacidad de afrontamiento, resiliencia es la capacidad de salir intacto luego de una situación adversa y resiliente es el que logra ser feliz con lo que la vida le da, quien encuentra los recursos en donde no se ven.
Algunas personas, menores o adultos, logran salir adelante después de haber sufrido situaciones adversas y traumatismos graves mientras otras quedan seriamente afectadas para el resto de su vida.
La diferencia está en la manera de encajar las repercusiones personales y sociales después de una crisis severa. La resiliencia es tomar cada circunstancia adversa como un desafío que pone a prueba todas las potencialidades de un individuo.
El concepto fue introducido en el ámbito psicológico hacia los años setenta por Michael Rutter. En la opinión conductista de Rutter, la resiliencia se reducía a una suerte de flexibilidad social adaptativa.
«Resilencia es la habilidad para resurgir de la adversidad, adaptarse, recuperarse y acceder a una vida significativa y productiva
.» (ICCB, Institute on Child Resilience and Family, 1994).
Se categorizan los sujetos en no-resilientes y pro-resilientes, existiendo una gradación intermedia y, se observa que, a mayor actividad cognitiva y a mayor capacidad intelectual aumenta la resiliencia, no sólo emocional, sino de las neuronas de los sujetos. La relación «mayor nivel intelectual = mayor resiliencia» no es absoluta pero estadísticamente es muy frecuente.
El sujeto con mayores conocimientos y mayor capacidad intelectual puede procesar y elaborar más eficazmente los traumas y los factores distresantes. En los sujetos no-resilientes o poco resilientes se observan fenómenos llamados de alta call memory que se define por la frecuencia e intensidad en que se reactiva en la memoria consciente el momento traumático o altamente distresor.
Desde la perspectiva clínica, tales reminiscencias traumáticas se pueden presentar como flash-backs o como pensamientos intrusivos, siempre de modo compulsivo.
Se ha establecido que las personas resistentes tienen un gran sentido del compromiso, un fuerte sensación de control sobre los acontecimientos y están más abiertos a los cambios en la vida, a la vez que tienden a interpretar las experiencias estresantes y dolorosas como una parte más de la existencia.
En general, se considera que es un constructo multifactorial con tres componentes principales: compromiso, control y reto. «A pesar de traumas graves, incluso muy graves, o de desgracias más comunes, la resiliencia parece una realidad confirmada por muchísimas trayectorias existenciales e historias de vida exitosas. De hecho, por nuestros encuentros, contactos profesionales y lecturas, todos conocemos niños, adolescentes, familias y comunidades que «encajan» shocks, pruebas y rupturas, y las superan y siguen desenvolviéndose y viviendo -a menudo a un nivel superior- como si el trauma sufrido y asumido hubiera desarrollado en ellos, a veces revelado incluso, recursos latentes y aun insospechados». Michel Manciaux. La resiliencia: ¿mito o realidad?
Esto nos da, pues, otro factor a tener en cuenta a la hora de valorar lo importante que es aumentar la capacidad intelectual y la formación de las personas. No solo las dota de mayores recursos adaptativos sino que las convierte en resilientes. La educación es importante.