
Los centros de educación especial forman un sistema paralelo al de la educación ordinaria.
“Imagínense lo que diríamos si sucediese lo mismo con niños de otras razas o entre niños y niñas” afirma Jesús Martín, delegado de derechos humanos del Cermi para la Convención de la ONU sobre Discapacidad.
Realmente, si nos pusiéramos a crear escuelas para personas de etnia gitana todo el mundo estaría de acuerdo en que segregarían y discriminarían a ese alumnado, o colegios para musulmanes, o para judíos, por poner varios ejemplos extremos. Sin embargo sí que existen los colegios para personas con discapacidad. ¿Por qué?
La organización de Naciones Unidas ha comunicado al Gobierno que en España los niños con discapacidad están discriminados y que sus derechos se vulneran de forma sistemática.
También les ha comunicado que a partir de ahora deberán poner en marcha las medidas eficaces que sean necesarias para que los niños con discapacidad gocen de iguales derechos en nuestro país pero… El Gobierno ha rechazado el informe, asegura que es falso y que en España los niños con discapacidad son tratados de acuerdo a los derechos humanos y sin discriminación.
Muchas familias se ven en la disyuntiva de elegir entre centros especiales y un centro ordinario en el cual sus hijos no tienen garantizados hoy en día los apoyos que necesitan y donde no reciben una educación idónea para ellos.
Otras son obligadas a escolarizar a los menores en aulas específicas o en centros de educación especial (CEE) y otras, que eligen la escuela ordinaria, no logran los ajustes necesarios para sus hijos o hijas.
El caso es que la existencia de este sistema de educación paralelo ha llevado a una condena a España por parte de Naciones Unidas, concretamente por el incumplimiento de la convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad en lo tocante a la educación inclusiva.
Un equipo de observadores de la ONU emprendió un estudio confidencial cuyo informe de resultados, publicado a principios de 2018, es demoledor