
Crecimiento acelerado de la amígdala en el autismo.
Se sabe que el tamaño de la amígdala de los menores con autismo y con ansiedad tienen un crecimiento mayor al de la media. Además, no está claro si la amígdala contribuye al autismo y la ansiedad o, su diferente tamaño con respecto a los neurotípicos sin ansiedad, es el resultado. Es decir, no se sabe si su tamaño es causa o es efecto.
La amígdala es parte del sistema límbico, que ayuda con las emociones, la memoria y las reacciones de supervivencia instintivas.
«Se trata de un área clave del cerebro asociada con funciones como el procesamiento de los rostros y las emociones.» Archives of General Psychiatry (2009;66:509-516).
La amígdala cerebral tiene relación directa con los trastornos de ansiedad. De hecho, las personas con daño en la amígdala no presentan reacciones corporales a las amenazas cuando en general las amenazas activan la amígdala en personas sanas e inducen una activación exagerada de la amígdala en los pacientes con trastornos de ansiedad.
Se denomina miedo a los sentimientos que ocurren cuando la fuente del daño, la amenaza, es inmediata o inminente y el término ansiedad se utiliza para describir los sentimientos que ocurren cuando la fuente del daño es incierta o distante en el espacio o el tiempo.
«Se suele decir que el miedo es una función innata de las áreas subcorticales del cerebro. Esta visión deriva de la idea de que los seres humanos heredan de los animales ciertas emociones básicas expresadas universalmente a menudo descritas como productos del denominado sistema límbico cerebral.» Joseph E. LeDoux, Daniel S. Pine.
Aunque hay miedos innatos la mayoría de las situaciones que nos provocan temor en la vida diaria son aprendidas. Pero en ocasiones nuestro cerebro no responde adecuadamente y todo nos parece peligroso, por ejemplo cuando sufrimos un trastorno de ansiedad.
Quienes lo padecen sienten temor ante cosas que no son amenazantes en absoluto y, sin embargo, les limitan mucho en su vida diaria. Esto podría explicarse porque las neuronas de esa persona podrían haber perdido su capacidad de discriminar las amenazas.
«Que un área del cerebro como la amígdala controle el comportamiento y las respuestas fisiológicas a las amenazas no significa que la experiencia del miedo surja de esta área del cerebro (…) La amígdala contribuye al miedo en forma indirecta, pero no es un centro del miedo innato en el cual se filtra el miedo.» Joseph E. LeDoux, Daniel S. Pine.
Por otra parte, aproximadamente el 40% de los menores con autismo tienen ansiedad aunque algunos estudios sugieren una cifra mucho más alta.
Las trayectorias de crecimiento de la amígdala están aceleradas antes de los dos años en el autismo y siguen más grandes durante los primeros años de la infancia así que los niños/as con autismo presentan un agradamiento de la amígdala cerebral y esta anomalía parece estar asociada con la capacidad para compartir la atención con otros, una habilidad que predice el funcionamiento social y lingüístico posterior.
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Fuentes:
– La ansiedad puede alterar el procesamiento de las emociones de las personas con autismo.
– Los niños autistas sufren un agradamiento de la amígdala cerebral https://www.intramed.net/59756
– Ghosh, S., Chattarji, S. Codificación neuronal del cambio de miedo específico a generalizado. Nat Neurosci 18, 112-120 (2015). https://doi.org/10.1038/nn.3888
– Joseph E. LeDoux, Daniel S. Pine. American Journal of Psychiatry: 9 sept 2016.
La neurociencia del miedo y la ansiedad. https://ajp.psychiatryonline.org/doi/10.1176/appi.ajp.2016.16030353