
El berrinche, el llanto y la crisis del menor con un TEA.
Rv. La rabieta y el llanto son conductas frecuentemente empleadas por los niños y las niñas con trastornos del espectro autista de nivel 1, o con síndrome de Asperger, para actuar sobre su entorno, tanto para conseguir un objetivo material como para finalizar una actividad que no sea de su agrado.
Todos los niños y niñas tienen alguna vez un berrinche pero en aquellos que tienen síndrome de Asperger son peculiares y especialmente críticos. En un berrinche el adulto está pasando un mal rato y en una crisis el niño es el que pasa un mal rato.
Existen berrinches y existen crisis y es muy importante diferenciar una cosa de la otra porque las provocan diferentes causantes y se deben atender de diferente forma:
- Los berrinches son intencionales, el niño tiene el control y utiliza el berrinche como recurso para manipular al adulto y lograr un objetivo, sabe exactamente cuando detenerse por que lo ha logrado o por que ha fracasado en su intento.
- Una crisis de un menor con autismo no es intencional, el niño o niña pierde el control.
Normalmente la crisis la provoca una sobrecarga sensorial (mucho ruido, demasiadas luces o colores, olores o sabores intensos, texturas en la ropa o materiales con los que está trabajando), cambios repentinos en la rutina o el entorno, frustración, estrés, ansiedad, miedo excesivo, incertidumbre… o varios factores al mismo tiempo.
Pueden desarrollarse estrategias para reducir la tensión que experimentan en determinadas situaciones las personas con Asperger o autismo. Por ejemplo, las advertencias de que una actividad debe terminar en «X» minutos puede ayudar con los mayores. A medida que los niños crecen algunos problemas se resolverán con más facilidad pero al igual que con el resto de los niños los problemas existirán.
Algunos adolescentes pueden sentir la carencia de amistades como algo difícil de afrontar, ya que intentan, con esfuerzo y a su modo hacer amigos, pero encuentran dificultad para conservarlos.
Éste no es siempre el caso, muchos tienen amigos que actúan como «compinches» por largos períodos de tiempo.
Sería de gran importancia crear métodos para evaluar los procesos reguladores. Podemos alimentar la autorregulación mediante enseñar a hacer elecciones (p.e. elegir entre dos deseos).
También es importante tener en cuenta las claves del contexto relativas a las posibilidades de una acción.
Así, podemos enseñar a inhibir algunas acciones dependiendo de las claves del contexto (p.e. enseñar una clave para informar que algo, en ese momento, no es apropiado hacerlo). Otro modo de desarrollar la autorregulación es enseñar habilidades de relajación. «Podemos llevar a cabo una desensibilización sistemática a estímulos nuevos o a cambios en el entorno utilizando la relajación. Podemos utilizar un monitor de ritmo cardíaco para conocer el nivel de relajación y mejorarlo.» (Javier Tamarit).
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Fuentes:
– Orientaciones generales para el manejo del comportamiento en Síndrome de Asperger. Tratamiento e intervención. Algunas recomendaciones para los padres. de Klin y Volkmar: https://mundoasperger.com/orientaciones-generales-para-el-manejo/
– Caballo, M.V., y Simón, L.M.A. (COORDS.) (2005): Manual de Psicología Clínica Infantil y del Adolescente. Trastornos generales. Madrid. Pirámide.
– Valle García Novales., M (2012). Los trastornos graves de conducta. Estrategias para un abordaje eficaz desde la orientación educativa. Manual de atención al alumnado con necesidades específicas de apoyo educativo derivadas de trastornos graves de conducta. Consejería de Educación, Junta de Andalucía. Dirección General de Participación e Innovación Educativa.
– El trastorno oposicionista desafiante: una mirada crítica desde un análisis crítico del discurso .Junio de 2012. Ignacio Brunnel, Nicolás Navarrete y Diego Troncoso.
– Manejo del comportamiento de las personas con síndrome de Asperger. Berrinches y crisis: .Orientaciones para el manejo del comportamiento.
– Trastornos del comportamiento social de comienzo habitual en la infancia y adolescencia.