Oh Snap!

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Dificultad social en personas con TEA y también en sus pa/madres.

Me molesta mucho el odio que se percibe en las redes sociales hacia los padres/madres de personas con TEA.

He conocido muchos y no os podéis imaginar cómo batallan para defender los derechos de sus hijos e hijas y cómo se preocupan por el bienestar y el futuro de sus familiares diagnosticados con un trastorno del espectro autista del nivel que sea.

Es muy injusto que se les ataque por deporte, porque sí, porque no son ellos los diagnosticados.

Forjar alianzas.

Sigo pensando que tener aliados es bueno. Cualquier lucha es menos difícil si se comparte con más personas.

Los derechos de las personas con discapacidad se consiguen entre todos. Los de las personas con TEA también. Que se cumplan es cosa de todos y denunciar injusticias también.

No es necesario que esas batallas las libren solas las personas con autismo, con discapacidad, pertenecientes a un colectivo vulnerable, etc.

De hecho, si hiciésemos eso, muchos colectivos vulnerables no tendrían derechos porque por sus propias características no podrían pedirlos, exigirlos y ganarlos.

Son batallas que podemos librar entre todos.

Injusticias hay, claro. ¿Y en esa situación no es mejor contar con el apoyo de las familias en vez de pelearlo todo solas?

No tengo ningún empeño en invalidar la experiencia de personas que han sido maltratadas por sus familiares. Aún así me sorprende mucho cuando alguien con un diagnóstico, el que sea, afirma que los padres y madres de personas de su colectivo no ayudan, molestan. No concibo que unos padres se posicionen contra sus propios hijos (salvo en casos de psicópatas, pederastas y similares). Los habrá, claro, pero no creo que sea lo normal ni lo frecuente.

Mi empeño es el de visibilizar que muchos padres y madres no hacen esas cosas, que defienden con uñas y dientes el bienestar de sus hijos, y que no vale lo de rechazarles por ser padres/madres y no ser los propios diagnosticados.E

En el caso del colectivo autista sucede esa paradoja. Por un lado estamos quienes tenemos una experiencia positiva y percibimos a los padres como fuente de apoyo y asesoramiento. Por otro lado están quienes aseguran que son malos con sus hijos e hijas diagnosticados en el espectro autista, que les tratan mal, que abusan y les aplican terapias dañinas y/o traumáticas.

Cada cual tiene su experiencia personal pero en mi caso, como persona diagnosticada y, a la vez, madre de personas diagnosticadas, lo que he visto mayormente son familias muy preocupadas por el bienestar, la independencia y el futuro de sus hijos e hijas con TEA.

La queja sobre las asociaciones en las que la mayoría de miembros son padres y madres también deben revisarse. En primer lugar, hasta hace relativamente poco, las personas con TEA no han tenido forma de darse a conocer o reivindicar sus derechos. Esto es algo que las redes sociales ahora permiten pero hace unos años no había forma de ejercer presión sobre la Administración en primera persona.L

La mayoría de personas con TEA no pueden enfrentarse a la presión burocrática y, si lo consiguen, los efectos de tal presión sobre su salud pueden llegar a ser muy nocivos.

Durante décadas han sido los padres y madres los que nos han peleado los derechos, los que han hecho los trámites necesarios intentando conseguir ayuda y ajustes razonables para nosotros. De hecho ellos y ellas han conseguido hitos tan impactantes como cambios en las definiciones del diccionario, el derecho al voto de las personas con discapacidad, las tarjetas sanitarias de atención preferente, etc.


Las madres y padres de personas en el espectro del autismo pueden sentir que tienen dificultades para relacionarse con los padres y madres de otros, para establecer interacciones sociales para sus hijos, y también pueden sentir que la crianza de alguien con una neurodivergencia está extremadamente estigmatizada. ¡Pues claro!Y cuando unos de los padres (generalmente la madre) está en el espectro aún sufre con más intensidad esta situación.

Tener un hijo/a autista es tener un hijo con una divergencia y como con cualquier otra divergencia no sufres porque sea diferente, ni es tu intención cambiarle. Sufres porque ves que al ser diferente le atacan por todos los flancos, y no quieres que su vida sea un infierno. La intención es que esa persona se adapte lo máximo posible a su entorno para que no sienta rechazo. Y por eso les defiendes, les llevas a terapia, les acompañas a talleres de habilidades sociales, les inscribes en talleres de ocio terapéutico, les buscas apoyo psicológico y peleas sus batallas mientras no se las pueden pelear ellos mismos.

¡Por eso luchas junto a ellos! (no contra ellos).

Yo me muevo por todo el país, conozco asociaciones en todo el territorio (quiénes las conforman, qué piden y qué hacen) y desde luego son aliados, no son enemigos. Nos defienden ante los abusos de la Administración.

Los padres y madres que yo conozco han conseguido abolir la esterilización forzosa, no aplican ABA (de hecho explican lo dañina que es para que se sepa), denuncian al gurú del cloro en tribunales y boicotean sus actos de difusión.

Son padres que han conseguido que el voto sea universal (incluso para personas con discapacidad intelectual que hace un par de años no podían votar), que denuncian en Europa la educación paralela y discriminatoria que son los CEE, que reclaman ayuda crónica y no solo atención temprana… Son guerreros y quieren lo mejor para sus hijos e hijas con cualquier nivel de autismo.

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