
Bidireccionalidad en la intervención en trastornos autísticos, por I. Monfort.
Comunicación y lenguaje: bidireccionalidad en la intervención en niños con trastorno de espectro autista. Isabelle Monfort en Revista de Neurología: Resumen.
Las relaciones entre habilidades formales del lenguaje y habilidades sociales están alteradas de forma específica en las personas con trastorno de espectro autista (TEA) en una dimensión muy diferente a la que ocurre en otras patologías que provocan alteraciones en su adquisición.
Esto debería tener implicaciones en los modelos de intervención en el lenguaje en niños con TEA.
Los trastornos de espectro autista (TEA) constituyen, quizá, el grupo de alteraciones del desarrollo que más publicaciones, investigaciones y modelos de intervención ha suscitado en los últimos años.
Estos trabajos, además, proceden de distintos ámbitos profesionales: médicos, psicológicos, educadores y asistenciales, entre otros.
Este interés no se debe a que haya un número mayor de casos que en otras patologías, sino más bien a que la intervención en niños con TEA supone un reto muy complejo para los profesionales y difícil de abordar desde un solo campo de intervención.
A esto se añade el hecho de que la observación y el trabajo con niños con TEA nos obligan a replantear muchas cuestiones sobre los modelos de desarrollo general.
La comunicación es uno de los tres ejes que definen el cuadro autista y las habilidades pragmáticas (limitaciones funcionales, ecolalias, etc.) se van a ver afectadas de manera sistemática. Sin embargo, se registra una gran variabilidad en los niveles lingüísticos estructurales, lo que ha suscitado una importante controversia acerca de la especificidad de los trastornos del lenguaje en niños con autismo.
Otros autores, con los que coincidimos, defienden que dicha variabilidad puede explicarse en función de las características del propio cuadro sin recurrir a procesos propios de los trastornos específicos del lenguaje, aunque evidentemente no se puedan descartar casos puntuales de comorbilidad.
Los profesionales que intervenimos de manera ‘específica’ sobre el lenguaje en niños con TEA debemos también incorporar los datos de nuestro trabajo a un modelo de intervención general más allá de las técnicas específicas del trabajo de cada día.
La evaluación objetiva de la validez de un determinado tipo de intervención es muy compleja y no siempre sirve de referencia para determinar la metodología que podemos seguir.
Esto no significa que la experiencia tenga que ser el único criterio que nos guíe; se trata de desarrollar modelos de intervención coherentes con los datos empíricos, pero también con nuestra experiencia clínica.
En el caso concreto de los niños con TEA, las preguntas fundamentales que nos hacemos los logopedas o terapeutas que trabajamos el lenguaje son: ¿podemos ‘enseñar’ a un niño a comunicar? y ¿qué papel puede tener la intervención en el lenguaje para el desarrollo de la comunicación?
(…) Sabemos que, en el desarrollo «normal»,
la relación entre comunicación y lenguaje es bidireccional y que se trata de una relación de interdependencia.
Esta relación que provoca, en principio,
efectos secundarios (dificultades
comunicativas en niños con TEL y problemas de lenguaje en niños con
autismo) se puede convertir en una ventaja a la hora de intervenir.
El concepto de ‘desarrollo alternativo’ trata de aprovechar
los mecanismos existentes de conexión para desarrollar caminos
compensatorios.
La intervención en el lenguaje de niños con TEA no puede
derivarse de los modelos generales aplicados a otras alteraciones del desarrollo del lenguaje sin trastornos primarios de la comunicación.
El trabajo formal y estructurado no es sinónimo de falta de sentido siempre que los contenidos que trabajemos se
extraigan de situaciones significativas para el niño.
La generalización a un contexto natural no puede darse si lo que trabajamos de manera individual no comporta en sí un componente de
comunicación.
A pesar de seguir insistiendo en la necesidad de un mayor peso de la comprensión en las terapias de lenguaje, el entrenamiento en el uso de contenidos lingüísticos específicos,
aprovechando las capacidades cognitivas de algunos de estos niños, puede ser un camino alternativo para llegar, quizá también, a un lugar diferente pero con condiciones de vida mejores para las personas con TEA y su entorno.
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Isabelle Monfort es psicóloga y terapeuta en el campo de la educación y la logopedia, donde entre otros contenidos abordará cómo estimular la comunicación en niños con trastorno del espectro autista. Desarrolla su labor como terapeuta en el Centro Entender y Hablar de Madrid y como miembro del equipo psicoeducativo del Colegio de Integración Tres Olivos de Madrid. Su actividad docente la desarrolla en la Universidad Camino José Cela en la Universidad Autónoma de Madrid y en la Universidad La Salle como profesora de Máster. Imparte charlas sobre intervención en niños con trastornos de la comunicación y el lenguaje tanto en universidades e instituciones de España como de Argentina.
Isabelle es autora de numerosas publicaciones y desarrolla una intensa labor docente, requerida por numerosas organizaciones.
Sigue en: http://faros.hsjdbcn.org/adjuntos/293.1-comunicacion_lenguaje.pdf
Original publicado en la revista de Neurología: 2009; 48 (Supl 2): S53-6. «Comunicación y lenguaje: bidireccionalidad en la intervención en niños con trastorno de espectro autista». por Isabelle Monfort.