
La intervención ha de ser individualizada.
La intervención en la persona con síndrome de Asperger debe establecerse de forma individualizada y atendiendo a las dificultades concretas que presente esa persona.
Dependerá de la edad y el género del SA la selección del método y sistema de intervención, y deberá incluir especialmente sistemas que mejoren la relación social y el déficit comunicativo o expresivo de la persona con Asperger.
Evidentemente cuanto antes se inicie la intervención más efectiva va a ser y mejores resultados se obtendrán, pero también depende del grado de afectación y de la comorbilidad, que la evolución sea más o menos rápida o eficaz.
El objetivo es conseguir una comunicación eficiente que optimice la adaptación social, optimizar el uso comunicativo del lenguaje en el contexto natural, dando atención prioritaria a las habilidades comunicativas o pragmáticas, pero sin olvidar que el lenguaje es un sistema global y que a medida que un niño desarrolla sus destrezas de comunicación la distinción entre contenido, forma y uso se hace más borrosa.
El énfasis en enseñar un lenguaje funcional no es incompatible, ni mucho menos, con la necesidad de fundamentar el programa de intervención en el modelo de desarrollo normal.
Nos referimos fundamentalmente a la importancia de diseñar los objetivos, los contenidos y las actividades de enseñanza de acuerdo a la edad evolutiva del sujeto y basándonos en los datos evolutivos y psicolingüísticos de la secuencia de desarrollo normal.