
Criterios diagnósticos de Gray, Attwood y Holliday-Willey. En positivo.
1. Relaciones con los iguales caracterizadas por lealtad absoluta y seriedad impecable.
2. Ausencia de discriminación por sexo, edad o cultura; capacidad de considerar a los otros tal y como son. Tolerancia con las diferencias de los demás.
3. Comunicación de lo que se piensa realmente, independientemente del contexto social o las convicciones personales. Sinceridad absoluta.
4. Capacidad de perseverar en su teoría o perspectiva personal a pesar de existir una evidencia contraria (Inflexibilidad).
5. Búsqueda de amigos capaces de entusiasmarse por sus intereses y temas particulares.
6. Atención a los detalles.
7. Posibilidad de pasar largo tiempo discutiendo un tema que puede no ser de importancia capital.
8. Capacidad de escucha sin emitir juicios o suposiciones continuamente.
9. Principalmente interesados en las contribuciones significativas a la conversación; evitando la “charla ritualista” o las declaraciones socialmente triviales, así como la conversación superficial.
10. Búsqueda de amigos sinceros, positivos y con sentido del humor.
De acuerdo a los criterios diagnósticos de Gray, Attwood y Holliday-Willey en la persona con Asperger encontraríamos lo que se ha dado en llamar “habla Aspergeriana”, es decir, un lenguaje social caracterizado por al menos tres de la siguientes características: Interés centrado en la búsqueda de la verdad; conversación transparente, sin sentido o motivación oculta; vocabulario avanzado e interés por las palabras mismas; fascinación por el humor basado en las palabras, por ejemplo, mediante los juegos de palabras y los giros lingüísticos; empleo avanzado de las metáforas visuales o gráficas.
Por otro lado encontraríamos en la persona con S.A. ciertas habilidades cognoscitivas caracterizadas por al menos cuatro de los siguientes rasgos:
– Preferencia por el detalle antes que por el todo;
– perspectiva original, a menudo única, en la manera de solucionar los problemas;
– memoria excepcional y/o recuerdo de detalles a menudo olvidados o desatendidos por otros, por ejemplo: nombres, fechas, horarios…;
– perseverancia ávida en la reunión y catalogación de información sobre un tema de interés;
– pensamiento persistente;
– conocimiento enciclopédico sobre uno o más temas;
– conocimiento de las rutinas; deseo manifiesto por mantener el orden y la precisión;
– claridad de valores ya que la toma de decisiones no está influida por factores políticos o financieros.
Attwood y Holliday-Willey detectaron unos rasgos contingentes que se producen de forma habitual en las personas con Asperger y que se traducen, por lo general, en una extremada sensibilidad respecto a experiencias o estímulos sensoriales específicos (por ejemplo: a un determinado sonido, una textura concreta, una visión, y/o un olor); la capacidad de sobresalir en deportes individuales y juegos, en particular los que implican resistencia o precisión visual, incluyendo remo, natación, bolos, ajedrez, etc. para aquellas personas con Asperger que no tienen torpeza motriz, y un optimismo confiado que da lugar a lo que han llamado “héroe social desconocido” y que supone que la persona con Asperger frecuentemente es la víctima de las debilidades sociales de los otros mientras cree en la posibilidad de que esos otros sean verdaderos amigos.
Fuentes: