
Trastornos asociados al síndrome de Tourette.
El síndrome de Tourette (ST) es un trastorno neurológico conductual, hereditario, que comienza en la infancia o la adolescencia y que fue descrito por primera vez por el neurólogo francés Georges Gilles de la Tourette en 1885.
El síndrome de Tourette se caracteriza por la emisión involuntaria de movimientos repetidos, y de sonidos vocálicos y fónicos, (incluso palabras soeces o frases inapropiadas, fenómeno que recibe el nombre de coprolalia), llamados tics. Los tics pueden variar en su intensidad, frecuencia y localización, así como permanecer o reaparecer durante toda la vida. Por lo general el síndrome de Tourette se diagnostica observando los síntomas y evaluando el historial familiar. No hay pruebas de laboratorio que puedan diagnosticar el trastorno.
Normalmente los primeros tics aparecen antes de los 18 años de edad y no siguen un patrón fijo: varían en su tipo, localización e intensidad o son sustituidos por otros con el tiempo. Las personas afectadas no suelen pasar más de 3 meses libres de tics.
La aparición de los tics es totalmente involuntaria y no implica una intención premeditada de burla o agresión aunque algunos tics puedan parecer intencionales. En algunos casos las personas afectadas son capaces de refrenar o suprimir la aparición de tics durante un periodo de tiempo pero el esfuerzo, que es similar al de contener un estornudo, produce un aumento de la ansiedad y posteriormente necesitan dar rienda suelta a aquellos tics que no pudieron realizar en su momento.
En el espectro del síndrome de Tourette los tics cursan con la manifestación de síntomas o cuadros de trastornos asociados, que pueden persistir o agravarse, incluso cuando los tics desaparezcan o sean imperceptibles, y que llegan a causar más sufrimientos y limitaciones que los propios tics.
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Imagen de Ana Gabriela Hounie, psiquiatra. |
Todas estas problemáticas conforman el espectro de los trastornos asociados al ST constituyendo distintas manifestaciones del mismo trastorno.
Esto implica que la variación o incremento de síntomas no es consecuencia de manejos arbitrarios o caprichosos sino la expresión de un funcionamiento neurológico peculiar.
Entre estos trastornos se destacan:
– El trastorno obsesivo-compulsivo (TOC): pensamientos generadores de miedos y ansiedad, acompañados de conductas estereotipadas o rituales.
– Trastorno de déficit de atención con o sin hiperactividad (TDAH): en muchos niños suele preceder o acompañar la aparición de los tics.
– Trastornos de aprendizaje, especialmente dificultades para el cálculo, la resolución de problemas y la lectoescritura. También ciertos tipos de dislexia.
– Dificultades para el control de la impulsividad.
– Conductas agresivas y autolesivas.
– Trastornos del sueño y la alimentación (insomnio, hipersomnia, bulimia).
– Trastornos del estado del ánimo como depresión, disforia y euforia, ansiedad social, ansiedad generalizada o fobias.
– Trastornos del comportamiento como la conducta desafiante, negativismo o evitación.
En la etiología u origen del síndrome de Tourette se destacan factores orgánicos y psicosociales. Como causa biológica las investigaciones actuales sugieren la presencia de anomalías genéticas que afectan el metabolismo de los neurotransmisores cerebrales.
Los neurotransmisores son sustancias que intervienen en el procesamiento y transmisión de la información a través de las neuronas o células del sistema nervioso. Además de que en el ST hay una excesiva actividad de la dopamina también se encuentran afectados otros neurotransmisores como la serotonina, la adrenalina, y la norepinefrina.
No existe un solo medicamento útil para toda persona con síndrome de Tourette ni hay un medicamento que elimine todos los síntomas. Los fármacos disponibles solamente pueden reducir síntomas específicos: Algunos pacientes que necesitan medicamentos para reducir la frecuencia e intensidad de los tics pueden ser tratados con fármacos neurolépticos, en dosis muy pequeñas, que se aumentan lentamente hasta que se logra el mejor equilibrio posible entre los síntomas y los efectos secundarios.
El síndrome de Tourette se puede tratar mediante ejercicios de respiración, duplicando la frecuencia respiratoria y la cantidad de aire de cada inhalación (ya que este tratamiento aumenta las dosis naturales de dopamina, serotonina, norepinefrina y otros neurotransmisores mejorando también la neurorecepción), así como normalizando el flujo sanguíneo en calidad y cantidad en las zonas del cerebro responsables de los reflejos involuntarios.
Otros tipos de terapia pueden ser útiles, por ejemplo la psicoterapia, que puede ayudar a la persona a manejar no sólo el trastorno sino también los problemas sociales y emocionales que suelen acompañarlo.
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Fuentes:
– El tratamiento para el Tourette somos nosotros: https://mundoasperger.com/2017/05/el-tratamiento-para-el-tourette-somos.html
– Diana Vasermanas, Psicóloga. Especialidad Clínica Master en Terapia de Conducta. Psico Tourette, la página dedicada al Síndrome de Tourette y otras Enfermedades Raras:
– Conociendo un poco más el síndrome de Tourette: https://mundoasperger.com/2017/10/conociendo-un-poco-mas-el-sindrome-de.html.