
Síndrome de Asperger y autismo de alto funcionamiento. TEA1.
Los especialistas en desarrollo no han alcanzado todavía un consenso sobre la existencia de diferencias entre el síndrome de Asperger y lo que se denomina autismo de alto nivel o de alto funcionamiento (AAF). Algunos investigadores han sugerido la hipótesis de que el déficit neurológico es distinto en estos dos tipos de trastorno pero otros están convencidos de que no existen diferencias significativas entre ambos [1].
Se acepta que existe una relación entre el síndrome de Asperger y el continuo del espectro autista pero existen discrepancias respecto a si Asperger y alto funcionamiento constituyen una misma entidad clínica. El estatus nosológico del síndrome de Asperger ha generado numerosos estudios sin que hasta el momento los datos sean completamente concluyentes. Existen muchas similitudes entre SA y AAF y la cuestión de si son condiciones diferentes está aún por resolver. Sin embargo, a lo largo de los últimos años ha ido surgiendo una considerable cantidad de conocimiento relacionada con esta cuestión [2].
En cualquier caso se ha constatado que la persona con SA posee unas capacidades comunicativas bastante comunes pero la persona con AAF suele presentar dificultades en esa área; el SA tiene un vocabulario muchísimo más rebuscado y pedante pero con un lenguaje en general más común y normalizado que la persona con autismo de alto funcionamiento; la persona con síndrome de Asperger suele tener mala motricidad, área que no se ve afectada en la persona con AAF (mientras las personas con autismo de alto funcionamiento poseen una coordinación y equilibrio normales los que tienen Asperger suelen presentar problemas de grafía, torpeza de movimientos o una tendencia a golpearse y a caer mayor que la de la población general) [3].
En conclusión, existen muchas similitudes entre síndrome de Asperger (SA) y autismo de alto funcionamiento (AAF). La cuestión de si son condiciones diferentes está aún por resolver, sin embargo a lo largo de los últimos años ha ido surgiendo una considerable cantidad de conocimiento relacionada con esta cuestión. En cualquier caso se ha constatado que la persona con SA posee unas capacidades comunicativas bastante comunes pero la persona con AAF suele presentar dificultades en esa área. La persona con SA tiene un vocabulario muchísimo más rebuscado y pedante pero con un lenguaje en general más común y normalizado que la persona con autismo de alto funcionamiento; la persona con síndrome de Asperger suele tener mala motricidad (aunque no en todos los casos), área que no se ve afectada en la persona con AAF (mientras las personas con autismo de alto funcionamiento poseen una coordinación y equilibrio normales los que tienen Asperger suelen presentar problemas de grafía, torpeza de movimientos o una tendencia a golpearse y a caer mayor que la de la población general). Además la edad en la que comienzan a manifestarse los rasgos es mucho más pronta en el AAF que en el SA.
El campo de investigación sigue abierto y no hay datos concluyentes que determinen si el síndrome de Asperger es una categoría distinta a la del autismo o se trata de la misma entidad nosológica aunque hoy por hoy en el DSM5 (manual diagnóstico y clasificatorio de trastornos y enfermedades ampliamente utilizado) se ha englobado el síndrome de Asperger en la categoría única de “Trastornos del espectro autista”.
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[1] Consejería de Educación de la Junta de Andalucía. Trastornos Generales de Desarrollo. Una Aproximación desde la Práctica, 2006.
[2] Existe un folleto resumen sobre “Evaluación y Diagnóstico del síndrome de Asperger” que ha puesto en circulación la Learning Disabilities Association of America (Asociación Americana de Deficiencias del Aprendizaje), en el cual se discuten con cierto detalle una serie de cuestiones relacionadas con estos aspectos.
[3] Martín Borreguero, Pilar. El síndrome de Asperger ¿Excentricidad o discapacidad social?, 2004, Alianza editorial.