
Procrastinación. Dejar algo para otro momento sabiendo que es perjudicial aplazarlo.
Procrastinar es dejar para la mañana lo que se puede o debiera hacer hoy y se trata, en el fondo, de una conducta muy relacionada con la autorregulación y con las emociones.
Consiste en retrasar una acción y reemplazarla por otra (en lugar de preparar la cena quedarse viendo la televisión en el sofá) y, en su sentido teórico, se vincula a múltiples cuestiones relacionadas con el equilibrio en la vida, tanto en el ámbito privado como en el público. Tiene lugar cuando lo haces a sabiendas de que será perjudicial y va contra ti mismo. Es decir, no sucede cuando decides dejar algo para mañana (esperar no es procrastinar), sino cuando lo aplazas sabiendo que ese aplazamiento traerá consecuencias negativas para ti.
Procrastinar incide negativamente en nuestra moral y genera frustración, debido a la acumulación de tareas pendientes. Aumenta nuestros niveles de insatisfacción y estrés y, en última instancia, no nos hace más felices. Es decir, se relaciona con la reducción de la impulsividad, del estrés, de la ansiedad, del fracaso conductual, con estilos de vida saludables o patológicos, etc.
Para evitar los problemas cotidianos que provoca la procrastinación cabe conocer los procesos psicológicos implicados en ella, los factores individuales e interpersonales de la persona que procrastina (por ejemplo es una acción muy frecuente en quienes tienen depresión) y sus procesos cotidianos, tanto laborales como personales.
«La procrastinación tiene lugar, no cuando decides dejar algo para mañana, sino cuando lo haces a sabiendas de que será perjudicial y va contra ti mismo. Ahí está el punto de irracionalidad. Procrastinar incide negativamente en nuestra moral, aumenta nuestro estrés y, en definitiva, no nos hace más felices.» Francisco Sáez.
Mejorar en lo referente a evitar la prorcastinación lleva, lógicamente, a una mejora en la organización del trabajo y en la conciliación de su vida personal.
Procrastinar conlleva estrés y culpabilidad y puede hacerte «ganar mala reputación con los compañeros de trabajo, amigos y familia; perder tu ambición de tener éxito o lograr metas importantes; no tener los resultados que esperas o quieres e incluso el choque de expectativas. Puede amenazar tu bienestar si se trata de una tarea relacionada con la salud como un chequeo médico, dejar de fumar o hacer ejercicio y, al final, procrastinar puede afectar tu autoestima y estado de ánimo. (…) Y es precisamente la lógica que tenemos cuando posponemos. Dejamos para luego las cosas, formando un círculo vicioso entre ansiedad y culpa que genera más ansiedad.» Tania Sanz.
George Akerlof, ganador del premio Nobel, escribió en 1991 un ensayo titulado Procrastinación y obediencia en el que contaba cómo retrasaba una tarea cada día, durante varios meses y de forma incomprensible, incluso sobrepasando los límites de la racionalidad (1).
Cuando posponemos una acción las etapas que seguimos, sin darnos cuenta, pueden resumirse en las siguientes:
– Primera etapa: Percibes ansiedad o incomodidad frente a la actividad que hay que hacer.
– Segunda etapa: Como reacción a esa incomodidad tu cerebro busca aliviar la sensación con alguna otra tarea.Normalmente te vuelves productivo en otras actividades que no son prioridad en ese momento pero no atiendes la actividad prioritaria.
– Tercera etapa: Tu cerebro almacena la actividad procrastinada como incómoda, dolorosa, desagradable… y busca distracciones o una razón lógica que explique por qué la aplazaste.
«Cuando descubres qué significa la palabra procrastinación parece que todo lo que te había estado pasando adquiere una dimensión distinta. Descubres el motivo que te ha estado haciendo tan poco productivo: la procrastinación es uno de los mayores problemas para ser productivo, así que es imprescindible aprender a dejar de procrastinar en tu día a día.» Jordi Sánchez.
El término «procrastinación» proviene del latín procrastinare: pro, adelante, y crastinus, referente al futuro y se entiende como postergación o posposición. Si bien la palabra procrastinar parece un anglicismo está recogida en el diccionario de la Real Academia Española como sinónimo de diferir, aplazar. Concretando mucho… es la acción o hábito de retrasar actividades o situaciones que deben atenderse, sustituyéndolas por otras situaciones más irrelevantes o agradables.
La pregunta es cómo dejar de procrastinar. Para lograrlo hay que seguir un proceso de cinco etapas:
– Primer paso: reconocer que estás procrastinando.
– Segundo paso: Identificar por qué estás procrastinando.
– Tercer paso: definir qué beneficios tendrás cuando hayas realizado la tarea.
– Cuarto paso: dividir el trabajo global en pequeñas tareas más concretas.
– Quinto paso: tomar decisiones para dejar de procrastinar.
Hay que dar un pequeño primer paso, el primer paso para dejar de procrastinar, y conviene tanto darte premios como permitirte descansar.
“La procrastinación es como usar una tarjeta de crédito, mucha diversión hasta que llega el recibo de pago” Christopher Parker.
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(1) George Akerlof, economista ganador del premio Nobel, escribió un ensayo sobre la dinámica de la procrastinación, curiosamente después de ser víctima de este hábito. «Procrastinación y obediencia» de 1991. Aquí encontrarás más información.
– Tania Sanz, La Estrategia Perfecta Para Dejar De Procrastinar Hoy Mismo (Y Otras 10 Que Se Adaptan A Ti): https://habitualmente.com/dejar-de-procrastinar/
– Cómo dejar de procrastinar, la guía definitiva para evitar la procrastinación. Escrito por Jordi Sánchez y actualizado por última vez el 20 de noviembre de 2018:
https://jordisanchez.info/dejar-de-procrastinar/
– Francisco Sáez, Entendiendo la procrastinación de FacileThings: https://facilethings.com/blog/es/procrastination