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Neurodesarrollo.

Rv. El neurodesarrollo técnicamente es el aumento de tamaño y peso del cerebro.

Sucede sobre todo durante la infancia y permite crear y conservar nuevas habilidades que el cerebro va adquiriendo desde el nacimiento hasta la edad adulta.

Se trataría de capacidades que no tenemos en el momento del nacimiento pero que vamos adquiriendo mientras crecemos para lo que el cerebro necesita crear nuevos circuitos.

Los nuevos circuitos sirven para albergar nuevas funciones como caminar, hablar, controlar esfínteres, planificar tareas u orientarnos en el espacio y el tiempo. Neurodesarrollo., MuNDo AsPeRGeR

El cerebro está sometido a continuos cambios en su macro estructura (aumento de peso y volumen) y a nivel tisular (proporción de los distintos tipos de células cerebrales, agua, circulación sanguínea, etc.), celular (neuronas, glía y sus sinapsis) y subcelular (obtención y gasto de energía, elaboración de proteínas, de neurotransmisores, hormonas, crecimiento del aparato transportador intra y extracelular, etc.).

Una vez alcanzada la edad adulta sigue habiendo reestructuración aunque ya no hay aumento de peso ni de volumen cerebral.

Un desarrollo neurológico alterado puede tener múltiples causas:

Suelen ser causas genéticas, exposición a tóxicos, infecciones, falta de adecuada oxigenación, prematuridad, bajo nivel socioeconómico y otros.

Así, los trastornos del neurodesarrollo son un grupo heterogéneo de problemas neurológicos en los que hay alteraciones de la cognición, la comunicación, la conducta y/o largo motricidad causadas por un desarrollo cerebral atípico.

No son trastornos estáticos ni en su presentación ni en sus características ni en su extensión sino que se someten a evolución y cambio.

Se producen porque hay una alteración del diseño típico del cerebro (causas genéticas) o porque una lesión/agresión interrumpe ese desarrollo típico (causa ambiental).

Alteraciones del neurodesarrollo.

Cualquier interferencia importante en el neurodesarrollo típico causará alteraciones en la función cerebral y, según sea la causa, el momento del neurodesarrollo en el que aparece y las zonas cerebrales que afecta, unas funciones se verán más alteradas que otras pero todas sufrirán modificaciones que condicionarán la manera en la que el cerebro aprende y adquiere nuevas habilidades.

Las manifestaciones de un trastorno del neurodesarrollo serán variadas tanto en el tipo como en la intensidad, pudiendo encontrar dificultades en lo que llamamos “funciones cerebrales superiores” como el lenguaje, la atención, la memoria, la coordinación, las habilidades grafomotoras, la impulsividad o la interacción social; y síntomas físicos como alteraciones en la estructura cerebral, convulsiones o anomalías visibles en un electroencefalograma.

Clasificación de los trastornos del neurodesarrollo.

La clasificación de los trastornos del neurodesarrollo intenta identificar unas características, que permitan delimitar claramente un problema de otro, con unas pruebas que se diseñan tomando como estándar las respuestas que da la mayoría de la población.

Así que, al pasar las pruebas a un individuo concreto, lo que se mide es lo cerca o lejos está de la respuesta de la mayoría.

El método es, pues, solo relativamente objetivo, y dificulta marcar el límite a partir de la cual una determinada capacidad mental se considera normal.
El DSMV  incluye entre los trastornos del neurodesarrollo  la discapacidad intelectual, los trastornos del espectro autista, el trastorno por déficit de atención-hiperactividad (TDAH), los trastornos específicos del aprendizaje, los trastornos de la comunicación y los trastornos de la motricidad.

En contra de este modelo diagnóstico y su nueva clasificación se alzan voces defendiendo que la clínica ya no es suficiente y que el modelo teórico de los trastornos del neurodesarrollo debe incorporar los avances biológicos. Podemos hacer una descripción de los problemas de una persona y podemos estudiar sus fenómenos cerebrales pero aún estamos lejos de comprender los mecanismos que hay en medio.

En este momento los trastornos del neurodesarrollo se clasifican según las manifestaciones que producen y resulta que todas las personas con autismo, incluso quienes poseen mayor nivel de procesamiento cognitivo, experimentan anormalidades en el desarrollo de sus habilidades cognoscitivas.

Aunque el nivel intelectual no se considera un criterio para el diagnóstico se sabe que el síndrome de Asperger puede implicar un tipo diferente y particular de inteligencia: una disposición superior hacia la sistematización de la información.

De hecho, para algunas personas con TEA de nivel 1 (antes AAF-AF o SA) su perfil cognitivo puede incluir una discrepancia muy importante entre el cociente intelectual verbal (CIV) y el cociente intelectual manipulativo (CIM) pudiendo producirse en cualquiera de los dos sentidos, es decir, mayor uno u otro.

Por tanto, no es que no exista imaginación en las personas con síndrome de Asperger sino que su imaginación está sesgada por su especial idiosincrasia. 

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