
Tránsito por el sistema educativo de la chica con Asperger.
El taller del «Mundo escolar: Tránsito por el sistema educativo» fue uno de los que se llevó a cabo en el I simposio de la mujer Asperger, el cual fue impartido por dos mujeres Asperger quienes estuvieron hablándonos de diferentes aspectos relacionados con el mundo escolar de una chica con el síndrome además de hacernos partícipes de muchas de sus experiencias a lo largo de cada una de sus etapas. Este es el resumen del taller realizado por María Ruiz-Peña y Andrea Jorreto el 4 de Mayo de 2018 en el I Simposio sobre Asperger Femenino, Sevilla, vía ASSA (Asociación Asperger Sevilla) realizado por la organización del simposio.
Las mujeres Asperger han estado expuestas a una gran invisibilidad a lo largo de su vida puesto que no han sido diagnosticadas, por eso la escuela tiene la misión importante de detectar cada vez a más niñas. Esta invisibilidad puede estar relacionada con el sesgo de género que hay en el TEA-Asperger ya que las mujeres Asperger tienen una gran capacidad de camuflaje. los indicadores son más sutiles y por ello, hace falta más formación del personal educativo. La consecuencia negativa que tiene este sesgo en el diagnóstico es que se les priva de los recursos necesarios para trabajar con ellas. «Yo era una niña muy buena, que no se metía en conflictos, que se quedaba observando cómo jugaban los niños y a qué jugaban…hacía turismo por el patio«. Por todo esto María decía que hay una gran necesidad de visibilizar y que esto no es lo mismo que etiquetar. Defiende que hay que ser valientes para que esas niñas que se están diagnosticando ahora tengan un modelo en el que apoyarse.
Otro punto que se trató en el taller fue el de las alumnas con Asperger vistas por el profesorado. Por lo general, hay un sentimiento de incredulidad e incomprensión, no se creen que haya algo que justifique su forma de actuar ya que muchas chicas tienen comportamientos acordes a los patrones normativos, lo cual hace que pasen desapercibidas en la escuela, lo que el profesorado desconoce, es que todas estas situaciones suponen un sobreesfuerzo para ellas. El reto que tiene María es hacer visible lo invisible, descubrir las verdaderas razones de su comportamiento, lo cual explica a través de la teoría del iceberg (Es aquí donde hay que llegar para empezar a transformar.) que expone que existe una:
1ª Capa: Conducta externa desajustada
2ª Capa: Excusa interna: Justificación aceptable de lo que me puede estar pasando y que le puede pasar a más personas y te lo cuento para que me dejes en paz.
3ª Capa: Motivo real «detrás del iceberg»: Verdadero conflicto interno emocional.
Por otra parte, para que entendamos mejor algunas reacciones, modos de comportamientos y comentarios de las chicas Asperger, María puso a nuestro alcance un “traductor” de diferentes situaciones y modos de actuar de las diferentes etapas educativas.
EDUCACIÓN INFANTIL:
– » No le gustan los juguetes, prefiere otras cosas»: Fascinación por las texturas, los olores…
– Muy «atenta»: Se queda observando sin noción del tiempo.
– «Se entretiene ella sola»: Hay un juego repetitivo. Ej: Cocinitas.
EDUCACIÓN PRIMARIA:
– «Mayor»: Perfil inteligente.
– «Despistada»: Déficit de atención.
– «Falta de esfuerzo»: Rendimiento irregular.
– «Cabezota, mandona»: Rigidez.
– «Se niega a todo»: Miedo y ansiedad que le provoca el enfrentarse a algo que no domina.
EDUCACIÓN SECUNDARIA:
– «Falta de estudio»: Bloqueos y somatización.
– «Llevar la contraria»: Divergencia y creatividad.
– «Inseguridad, desinterés»: Procesamiento y ritmo de ejecución lento.
– «Falta de motivación»: Falta de comprensión.
En su exposición también se hizo mención a que hoy en día hay más oportunidades de detección precoz gracias al protocolo de NEAE (necesidades especiales de apoyo educativo) donde se pone mucho énfasis en dicha detección precoz y en que sean los tutores los que den la voz de alarma aunque para ello haya que seguir formándolos para que puedan detectar y analizar las distintas conductas y situaciones que se puedan dar.
Una vez que se confirma esa NEAE se debe empezar la intervención educativa, las cuales hay que llevar a cabo en el entorno. Las terapias de habilidades sociales deben estar basadas en situaciones reales donde se les de herramientas que puedan utilizar en su día a día.
En cuanto a las necesidades educativas es importante destacar:
– Necesidad de clarificación: Para superar los miedos, la ansiedad, para conocerte y querer mejorar.
– Autoestima: Reforzarla.
– Información sobre qué les pasa para que puedan generar mecanismos de compensación: Entender su mundo interno y las posibilidades de ajustar el entorno.
Por último, antes de terminar su ponencia, María hizo mención a diversas iniciativas que dan luz al Asperger femenino como son The National Autistic Society, The Lorna Wing Centre, Eita, CEPAMA y este mismo simposio entre otros, además de dejar claro que para ella hablar del Asperger femenino siempre había sido una cuestión de justicia.
La siguiente ponente fue Andrea Jorreto, quien hizo un recorrido por todas las diferentes etapas educativas, compartiendo con nosotros muchas de sus vivencias. Lo que recuerda Andrea de la etapa de educación infantil y primaria es que en el recreo siempre estaba sola cogiendo bichitos o piedrecitas, que había veces que jugaba con otros niños porque había monitores de apoyo aunque no se lo pasaba bien porque veía que era diferente. El recreo, ese tiempo dentro del horario escolar sin estructura que para la mayoría de los chicos y chicas neurotípicos es la mejor parte del cole, para muchos de los chicos y chicas con síndrome de Asperger supone un suplicio. Andrea contaba que no entendía nada, que para ella era un caos y que incluso se portaba mal en clase para que la dejaran sin recreo.
La ESO fue para ella una de las peores etapas de su vida y que no volvería a repetir. Su literalidad le hizo tener malos entendidos con algunos compañeros y compañeras, llegando a sufrir acoso escolar. Pero si hay que resaltar algo positivo de esta etapa es que fue aquí cuando empezó a formar grupo con los chicos y chicas de la asociación, con los que se sentía muy bien, llegándole a dar igual el no encajar con los neurotípicos.
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Ilustración de Jopi. |
En bachillerato de ciencias, contaba Andrea, fue donde empezó a tener un grupo de compañeros de recreo pero aun así se seguía quedando sola en los grupos de trabajo de clase sin encontrar apoyo en el profesorado quienes le decían que tenía que enfrentarse ella sola a esa situación puesto que era lo que se iba a encontrar a lo largo de su vida.
Contó como la pusieron en grupo de informática con el único compañero con TEA y que eso fue un error porque no se comunicaba bien con él y supuso una situación de marginación dentro del aula por los propios profesores. Además, debido a sus dificultades en atención dividida le costaba mucho trabajo coger apuntes mientras escuchaba la explicación de los profesores, situación por la cual la acusaban de vaga o de no mostrar interés cuándo en realidad era algo que ella no podía hacer, echaba en falta que sus compañeras les pasasen apuntes.
En cuanto a las adaptaciones ella tuvo que pelear mucho para conseguir un derecho que tenía. No consiguió casi nunca adaptaciones curriculares no significativas, porque los profesores no comprendían cuales eran sus dificultades, mas bien le llegaron a decir que el bachillerato no era obligatorio y que por tanto los que no pueden, como ella, era mejor que desistieran, tuvo que hacer por ello el bachillerato fraccionado que aprobó finalmente. No le resultó nada fácil pero al menos consiguió que en el último curso de bachillerato le adaptaran los exámenes. En general muchas de sus dificultades eran debidas al alto nivel de ansiedad que le producían las situaciones sociales y que muchas veces se manifestaban en somatizaciones, dolores de estómago, de cabeza, etc. Encontraba las conversaciones de las chicas banales e infantiles.
En el Ciclo Formativo Superior seguían sin entender sus dificultades y sin adaptarle nada, llegando a decirle algún que otro profesor que no mostraba iniciativa en lo que estaba haciendo, cosa que ella no comprendía, ni sabía cómo se mostraba esa iniciativa porque según le habían dicho “un técnico no tenía que tener iniciativa sino hacer seguir los protocolos correctamente”. Además se quejó de que ella iba a clase a aprender y no a competir con sus compañeros por acceder a los escasos materiales de clase. Actualmente en las prácticas sigue encontrándose dificultades, le dan indicaciones contradictorias que le generan ansiedad y como ella misma dijo «muchas veces se olvidan que tengo síndrome de Asperger«.