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La teoría del cerebro masculino extremo es neurosexista.

La teoría del cerebro masculino extremo, el factor protector femenino, variantes en la plasticidad cerebral y factores genéticos y epigenéticos, entre otros, se evocan como posibles hipótesis que justifican la menor prevalencia del síndrome de Asperger y el resto de trastornos del espectro autista (TEA) y las variantes clínicas en las chicas con respecto a los chicos.

La teoría del cerebro masculino extremo del investigador Simon Baron-Cohen (director del Centro de Investigación del Autismo en Cambridge, Reino Unido) argumenta que los cerebros masculinos tienden a sistematizar, reconocer y analizar patrones y datos, que están más interesados ​​en los patrones y son más rápidos en detectarlos en sistemas naturales, matemáticos o mecánicos mientras que los cerebros femeninos son mejores en la empatía, o sea, que ellas están más afinadas con el estado emocional de los demás. Esta teoría dice que las personas con autismo poseen cerebros masculinos extremos ya que sus habilidades de sistematización están hiper desarrolladas.

Es decir, los hombres y las mujeres con autismo son buenos sistematizadores pero menos empatizadores según Baron-Cohen.

A raíz de esta teoría son muchos quienes piensan que las mujeres con síndrome de Asperger han de mostrarse necesariamente masculinas en su forma de pensar, sus gustos para vestir, sus aficiones, etc.

Esta idea dificulta el diagnóstico de la mujer con Asperger de rasgos femeninos ya que muchos diagnosticadores descartan el Asperger cuando se encuentran con una persona femenina, delicada, de gustos típicamente femeninos o incluso las descartan como Asperger sencillamente porque están casadas o tienen pareja y, en especial, por tener hijos. Esto presupone que la mujer Asperger no es capaz de criar, no es capaz de tener relaciones de pareja y no puede bajo ningún concepto ser femenina. Por tanto, y ante la obviedad de la observación, se trataría de una idea falsa que debe descartarse cuanto antes.

Muchas mujeres aseguran que se les ha negado el diagnóstico argumentando este tipo de cosas aunque por suerte cada vez más profesionales de la salud están concienciados con el Asperger femenino y la forma especial en que se manifiesta, no valorando como excusa para el descarte diagnóstico factores como la maternidad, la empatía, el amor o el interés por cuidar el aspecto físico.

«Muchas mujeres autistas me dicen que están tratando de obtener un diagnóstico, pero el médico de cabecera o el psiquiatra dicen que no pueden ser autistas porque son mujeres», explica Sommer. «Todos los criterios de diagnóstico para el autismo de alto funcionamiento se basan en los hombres. ¿Cómo va a encajar una mujer en ese criterio? Hay una sorprendente cantidad de personas que están luchando y no pueden obtener un diagnóstico ni pueden obtener apoyo».

Baron-Cohen sugiere que el autismo está relacionado con la sobreexposición a la testosterona mientras se está en el útero. Pero su teoría ha sido criticada por otros científicos (1) sobre todo porque se alimenta de estereotipos neurosexistas sobre cerebros masculinos y femeninos y, desde luego, no explica qué sucede con las personas transexuales cuando es bien sabido que el porcentaje de disforia de género en el colectivo de personas con trastornos del espectro autista es muy significativo.

«La idea de que las personas con autismo carecen de empatía está mal», dice David Skuse , presidente de ciencias del comportamiento y del cerebro en el University College de Londres (1). «Las personas con autismo pueden sentir el dolor de los demás, pero son más lentos para procesar esta emoción», dice.

Según Javier Tirapu y Raquel Balmáseda (2) lo que conocemos como empatía tiene dos componentes: la empatía cognitiva y la empatía emocional y es importante a la hora de obtener resultados en un trabajo, entablar negociaciones y determinar la satisfacción de los empleados o su rendimiento.

La empatía nos permite comprender los sentimientos de quienes nos rodean y, por lo tanto, cambiar nuestros patrones de comportamiento para adaptarnos a otro estado emocional. Además la empatía nos permite experimentar lo que el otro subjetivamente siente, sin confundir sus sentimientos con los nuestros. Bajo su punto de vista la idea de que las personas con trastornos del espectro autista no son empáticas es errónea. De hecho no solo sienten empatía hacia los demás sino que en algunos casos se podría hablar incluso de hiperempatía.

Simon Baron-Cohen propuso la hipótesis del cerebro masculino extremo hace más de una década como una explicación de por qué cuatro veces más niños que niñas son diagnosticados con autismo sin embargo hoy se sabe que esa no es la prevalencia. En la actualidad varios estudios sitúan la relación de sexos entre hombres y mujeres diagnosticadas con TEA entre 3-2 : 1 y sigue en el aire la cuestión de, si hay menos chicas con Asperger que chicos porque se da menos en ellas, o si el problema está en el diagnóstico, que en las chicas falla más que en los chicos, dejando apartadas a un buen número de mujeres con síndrome de Asperger que nunca tendrán un diagnóstico oficial entre otras cosas por no cumplir con ese perfil estereotipado masculino.

«Las investigaciones señalan que es muy posible que haya igual número de casos (de Asperger) en ambos sexos. La Sociedad Autística de Reino Unido señala que a las niñas se les asocia menos con estos trastornos (los del espectro autista), todavía cuando presenten síntomas igualmente severos.

Muchas niñas no son diagnosticadas y no se les considera como tales para fines estadísticos. Quizá eso se debe a que su comportamiento es considerado normal. Por servirnos de un ejemplo, una pequeña con Asperger puede dedicarse a coleccionar con verdadero fervor todos los vestidos de la Barbie (o cualquier otra cosa en la que se fije).

Por otra parte al tener la idea de que el síndrome de Asperger “es cosa de chicos”, no se suele examinar a las niñas sobre estos síntomas, por lo que son diagnosticadas mucho más tarde.

Generalmente es la edad de 11 años cuando empiezan a competir con las amigas y a tener mayores relaciones sociales cuando son detectadas. Algunas pequeñas con Asperger logran esconder sus inconvenientes en la escuela, pero pueden tener “colapsos” cuando llegan a casa, donde sienten que pueden liberar todas las emociones que han reprimido todo el día.»  Dicen en I-neurofeedback (original aquí).

 Curiosamente una nueva investigación del Centro para las Adicciones y la Salud Mental (CAMH) y el Hospital Pediátrico SickKids, ambos en Toronto, Canadá, ha descubierto que los hombres que tienen alteraciones específicas del ADN en el único cromosoma X que portan están sometidos a un alto riesgo de desarrollar Asperger.
El equipo de investigación, dirigido por los doctores John B. Vincent y Stephen Scherer, descubrieron que aproximadamente un uno por ciento de los niños con TEA tenía mutaciones en el gen PTCHD1, del cromosoma X. No se encontraron mutaciones similares en los miles de varones del grupo de control y también se constató la situación de que hermanas con la misma mutación no parecían estar afectadas por los trastornos del espectro autista en modo alguno. Esto significaría que esta mutación específica puede interrumpir procesos cruciales del desarrollo contribuyendo a la aparición del autismo.
para que aparezca un trastorno del espectro autista han de darse ambas circunstancias: la predisposición genética y un ambiente o entorno que active el componente genético. Somos un 100% genética y también un 100% experiencia por lo que los sentimientos de culpa que desarrollamos algunos padres y madres (por el componente genético transmitido a nuestros hijos e hijas) no es más que un absurdo. Lo padres no tienen EN NINGÚN CASO la responsabilidad del trastorno del espectro autista de su hijo o hija.

Javier Tirapu, neurólogo, defiende que todo lo que se conoce sobre los trastornos del espectro autista es en realidad provisional y cambiante ya que no hay nada más provisional e inestable que el conocimiento científico.

Va cambiando, ampliándose, variando de forma continua de modo que lo que en un momento dado se considera una verdad irrefutable poco después queda en nada. Los avances científicos, dice Tirapu, suelen pisar a aquello que se consideraba cierto en un momento anterior y, gracias a eso, hoy sabemos que las teorías de las madres nevera o la confusión entre autismo y esquizofrenia son grandes errores cometidos por la comunidad científica. Así pues, sobre la dicotomía chico vs. chica Asperger cabe incidir en que no hay estudios serios sobre la masculinización del comportamiento en mujeres neurotípicas (neurológicamente típicas) que podamos comparar con las mujeres con rasgos típicamente masculinos que tienen Asperger pero podemos afirmar que se pueden encontrar rasgos masculinos en mujeres con Asperger como en las que no tienen Asperger y rasgos femeninos potenciados en ambos grupos también.

Sin embargo, hay que tener en cuenta que rasgos típicos de las personas con síndrome de Asperger, como la poca sociabilización, se atribuyen a los hombres más que a las mujeres y esto hace que a las mujeres con este síndrome se las considere ‘masculinizadas’. Aún así generalmente las mujeres Asperger por lo general están más socializadas, adoptan un rol social muy concreto, disimulando sus rasgos e interpretando el papel de neurotípicas con bastante éxito (son grandes actrices).

En fin, las chicas suelen ser más sociales y, por tanto, sus síntomas son menos visibles aunque al final, la sobrecarga y la distancia entre lo que se les exige y lo que pueden manifestar las mujeres con síndrome de Asperger, es tan grande que suelen aparecer estallidos, rabietas y comportamientos inesperados que derivan en un reproche general a su “carácter imprevisible” y la mayor parte del tiempo “incontrolable”. Cuando tienen problemas sensoriales, sociales o emocionales y cuando sienten gran ansiedad, a menudo manifiestan comportamientos de auto regulación (morderse la parte interna de la mejilla torciendo los labios, morderse las uñas, pasear arriba y abajo o incluso murmurar o hablar solas) que parecen ser más frecuentes entre las chicas, frente a la presencia de tics o compulsiones más frecuentes entre los chicos. El hecho de que ellas manifiesten estereotipias más sutiles que ellos también dificulta el diagnóstico en la mujer.

«Las mujeres autistas pueden pasar años sin diagnóstico y, como resultado, pueden tener dificultades en el trabajo» dice Sophie Wilkinson. Interpretar un rol social con el que realmente no se identifican hace que la mujer con síndrome de Asperger se sienta abrumada rápidamente por los elementos sociales del trabajo. Si el trabajo de una persona con autismo/Asperger no se relaciona con sus intereses intrínsecos el resultado puede ser que esa persona esté empleada inapropiadamente. De hecho muchas personas con autismo están desempleadas o trabajan en puestos con una cualificación muy por debajo de sus capacidades cognitivas reales y, el problema de las mujeres es que, como saben disimular, parecen bien integradas e incluso felices en sus puestos de trabajo cuando en realidad son un auténtico suplicio para ellas.
Hay excepciones. hay empresas interesadas en emplear directamente a personas con perfíl autístico debido a sus fortalezas e intereses, algunas que se dedican a buscar empleo acorde a las capacidades de la persona con Asperger o autismo (por ejemplo en españa Specialistern) y otras que promueven la integración de trabajadores y trabajadoras con trastornos del espectro autista justo a empleados neurotípicos. Por ejemplo, Auticon, una empresa social fundada en Alemania, está buscando cambiar esto con una campaña de reclutamiento para mujeres autistas. El modus operandi de esta empresa es «contratar directamente a trabajadores con autismo y luego ubicarles en otras empresas mientras les respaldan en el trabajo». Viola Sommer, directora y gerente de operaciones de Auticon en el Reino Unido. Otro ejemplo sería la inversión de Richard Branson y la organización benéfica británica Esmée Fairbairn Foundation que en cinco años ya está generando ganancias en su intento por ayudar a más personas autistas a sacar el máximo provecho de sus habilidades.

(1) Estudio sobre la teoría del autismo del «cerebro masculino extremo» atrae a los críticos: https://www.spectrumnews.org/news/study-on-extreme-male-brain-theory-of-autism-draws-critics/
(2) Javier Tirapu Ustárroz y Raquel Balmáseda explicaban en el I Simposio Nacional de Asperger Femenino

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Fuentes de consulta:
– Las distintas formas de autismo y sus formas genéticas. Fernández toral y Llano Rivas.

– Baron-Cohen, S. Autismo y síndrome de Asperger. 2010, Alianza editorial.

– Sophie Wilkinson, La extenuante lucha oculta de mujeres trabajadoras con autismo: https://broadly.vice.com/en_us/article/vb4d89/hidden-struggle-working-women-autism-auticon?utm_campaign=sharebutton
– Qué son los TEA desde la perspectiva neuropsicológica. Javier Tirapu. https://mundoasperger.com/2018/06/que-son-los-tea-desde-la-perspectiva.html

– Víctor L. Ruggieri en Empatía, cognición social y trastornos del espectro autista.
– Colapsos o burnouts en las personas con síndrome de Asperger: https://mundoasperger.com/2017/12/regresion-autista-o-burnout.html
– I-neurofeedback.  https://ineurofeedback.com/Asperger/curiosidades-autismo-Asperger-2017/#eaeO6bEGmbjXf19P.99
– ¿Hay aspectos clínicos y evolutivos que justifican la mayor prevalencia y las diferencias entre mujeres y hombres con TEA? https://mundoasperger.com/2016/04/hay-aspectos-clinicos-y-evolutivos-que.html
– Masculinización del modelo diagnóstico:
https://mundoasperger.com/2016/03/masculinizacion-del-modelo-diagnostico.html

 

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