
La categoría diagnóstica «Asperger» por el momento sigue existiendo.
En el sistema de clasificación internacional de enfermedades (CIE) promovido por la Organización Mundial de la salud sigue usándose en su décima edición y, aunque ya se ha publicado el texto de la CIE-11, ésta no estará en vigor hasta 2022 por lo que, hasta entonces, «Asperger» sigue existiendo, sigue siendo una denominación correcta para el síndrome al que menciona y sigue pudiéndose usar en entornos científicos y técnicos.
CIE-10 está en vigor y es el sistema usado en toda la sanidad pública española (y de otros países) hasta tal punto que incluso por un quiste te dan el informe con el código de la CIE-10 que permite a cualquier otro profesional de salud encontrar e informarse sobre la patología de la que habla el informe. En los centros privados puede que usen DSM-V, la CIE, la CIF u otros (que hay más) y simplemente han de especificar en los informes “de acuerdo al sistema clasificatorio (el que sea) el diagnóstico es (el que sea) con el código (el que sea)”.
En la CIE10 sigue existiendo el síndrome de Asperger como entidad diagnóstica diferente otros trastornos del espectro autista, por eso es correcto y lícito referirse al Asperger aunque otros sistemas de clasificación ya no contemplen dicho trastorno o lo hayan englobado en otra categoría diagnóstica pero, como decimos, ya no aparece en el DSM-V (el manual diagnóstico usado en USA) en el que podemos encontrar solo 2 categorías diagnósticas: trastorno del espectro autista y trastorno de la comunicación social.
Si alguien lo duda puede trasladar la pregunta a la CONFAE sin problemas ya que la Confederación de Federaciones y Asociaciones Asperger España defiende, reconoce y recomienda el uso de la CIE y, hoy por hoy, en el CIE existe el síndrome de Asperger.
Cuando entre en vigor la undécima edición de este sistema clasificatorio (en 2022) veremos qué ocurre con esta denominación pero en este momento Asperger existe y es una categoría diagnóstica independiente del autismo, el trastorno general del desarrollo, etc.
Cuando entre en vigor la CIE11 no nos quedará más remedio que cambiar la nomenclatura y emplear «Asperger» solo a nivel coloquial pero de momento existe y bueno… veremos si de verdad desaparece del todo o qué sucede, porque son muchas entidades que están peleando para que no desaparezca y muchas las personas que se niegan a usar otros términos para denominar su síndrome.
Por el momento cualquier texto científico, investigación clínica o documento oficial en España suele comenzar con: El síndrome de Asperger (en adelante, SA) es un trastorno del espectro del autismo que implica la alteración cualitativa del desarrollo social y comunicativo, e intereses y conductas restringidos y estereotipados, en personas con relativas buenas capacidades (es decir, sin retraso mental o del lenguaje graves). Descrita originalmente en 1944 por el neuropediatra vienés Hans Asperger, esta condición no fue reconocida por la Psiquiatría oficial hasta cinco décadas después, cuando fue incluida en los dos sistemas de clasificación de los trastornos mentales y del comportamiento que sirven de referencia internacional para los diagnósticos clínicos en todo el mundo: el CIE-10 (OMS, 1992), y el DSM-IV (APA, 1994).
Documentos que avalan la idea de que «Asperger» no desaparecerá, al menos a nivel coloquial, serían, por ejemplo la Guía de buena práctica para el diagnóstico de los trastornos del espectro autista: el diagnóstico del autismo, prototipo de los trastornos del espectro autista (TEA), es un proceso de carácter deductivo, mediante el cual los profesionales o especialistas, guiados por sus conocimientos y experiencia clínica, y mediante las categorías universalmente aceptadas por la comunidad científica (DSM-IV-TR o CIE-10), clasifican y caracterizan el comportamiento del individuo y establecen un plan de intervención apropiado a las características de la persona.
Una vez caracterizado sindrómicamente el trastorno, y realizado el diagnóstico diferencial, se ha de proceder a un estudio biomédico que busque causas subyacentes, ayude a entender mejor las necesidades del paciente y oriente sobre la indicación individualizada de exploraciones complementarias. Para llevar a cabo este proceso se requiere, por tanto, la puesta en marcha de una estrategia coordinada de evaluación de carácter multidisciplinario que asegure la participación de especialistas de la pediatría, la psicología, la neurología y la psiquiatría.
La evaluación ha de ser lo más completa posible y ha de evitar, al mismo tiempo, pruebas innecesarias que dupliquen resultados sobre los que ya se tiene certeza, o que de forma injustificada dilaten la presentación del informe o causen malestar a la persona o a su familia. Los representantes legales del paciente deberán autorizar, tras recibir la adecuada información… (En fin, si quiere saber más descargue el documento completo AQUÍ).
Otro documento que lo avala es la Guía de buena práctica para la detección temprana de los trastornos del espectro autista: el propósito de este informe es facilitar la identificación temprana de niños con riesgo de padecer un trastorno del espectro autista (TEA) para que se les pueda remitir inmediatamente a una evaluación diagnóstica completa que permita iniciar prontamente la intervención.
El interés por la identificación temprana radica en la evidencia acumulada durante los últimos 10 años, que establece que una intervención temprana específica, personalizada para el niño y su familia, conduce a una mejoría en el pronóstico de la mayoría de los niños con TEA. (Si quiere leer más descargue el documento completo pinchando AQUÍ).
También la Guía de buena práctica para el tratamiento de los trastornos del espectro autista: debido a la inexistencia de un tratamiento etiológico para los trastornos del espectro autista, familias y profesionales están expuestos a recomendaciones no siempre basadas en la evidencia científica y, en ocasiones, contradictorias cuando tienen que decidir sobre la intervención más adecuada.
El objetivo de este documento es realizar una guía de tratamiento de los TEA, en función de la evidencia científica disponible y consensuada por el Grupo de Estudio sobre los TEA del Instituto de Salud Carlos III. Para su desarrollo la búsqueda de información sobre el tratamiento de los TEA se realizó a través de bases de datos de instituciones de medicina (basada en la evidencia) y se complementó con la información ofrecida por otras guías de buena práctica clínica, informes de instituciones de referencia, búsquedas en PubMed con criterios metodológicos específicos y, finalmente, con la opinión del Grupo de Estudio.
La conclusión a la que se ha llegado es que no existe, hoy en día, un algoritmo simple de tratamiento y la evidencia disponible sobre la eficacia de la mayoría de las intervenciones es débil. No obstante, sí hay un firme consenso en que la educación –con énfasis en el fomento de habilidades sociales y comunicativas– y el apoyo comunitario son los principales medios de tratamiento.
Esta última guía presenta los elementos comunes que caracterizan a los programas de apoyo más satisfactorios. Estos aspectos se complementarían, según necesidades individuales, con medicamentos, intervenciones conductuales y terapia cognitivo-conductual para los problemas psicológicos en personas de nivel de funcionamiento cognitivo alto. (Si quiere seguir leyendo este documento pinche AQUÍ).
La etiqueta de “Asperger” ha demostrado ser popular, aceptable y además la introducción de esta entidad diagnóstica logró suscitar la investigación sobre las posibles diferencias entre éste y otros subgrupos de trastornos del neurodesarrollo. Sin embargo, aunque claramente se trata de una entidad diagnóstica útil, una serie de trabajos publicados han argumentado que los criterios empleados para el Asperger no funcionan clínicamente, es decir, que no son útiles para la práctica clínica. Sobre la polémica de la etiqueta «Asperger» se puede leer más AQUÍ.
Fuentes:
– Mayes et al., 2001; Ozonoff & Miller, 2000; Leekam, Libby, Wing, Gould y Gillberg.
– La categoría diagnóstica «Asperger» por el momento sigue existiendo: https://www.estherc43.sg-host.com/2017/10/la-categoria-diagnostica-Asperger-si.html
– Guía de buena práctica para el diagnóstico de los trastornos del espectro autista: http://ardilladigital.com/DOCUMENTOS/DISCAPACIDADES/TGD-TEA/TGD%20-%20TEA%20-%20AUTISMO/CARACTERISTICAS/Guia%20de%20buena%20practica%20para%20el%20diagnostico%20de%20los%20TEA%20-%20Diez%20Cuervo%20y%20otros%20-%20articulo.pdf
– Guía de buena práctica para la detección temprana de los trastornos del espectro autista: https://www.infoautismo.es/wp-content/uploads/2015/09/04._guideteccioTEA.pdf
– Revista de Neurología: Guía de buena práctica para el tratamiento de los trastornos del espectro autista. https://www.neurologia.com/articulo/2005750