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Guía de estilo sobre discapacidades para los medios de comunicación.

Un excelente trabajo que proporciona a los periodistas en activo y en formación toda la información necesaria para poder abordar las discapacidades de un modo correcto. Publicada en el 2006 pero, aunque ya tiene tiempo, lo importante es que que existe un manual de estilo para periodistas con el que se intenta que el tratamiento respecto al autismo sea el correcto. ya está bien de encontrar frases del tipo «el autismo político», «el entrenador se mostraba autista», etc. Seamos serios, por favor.

La «Guía de Estilo sobre discapacidades para profesionales de los medios de comunicación“ ha sido realizada por el Real Patronato sobre Discapacidad.

Autor: José Luis Fernández Iglesias
Edita: Real Patronato sobre Discapacidad
Cuidado de la edición y distribución: Centro Español de Documentación sobre Discapacidad
Serrano, 140. 28006 Madrid.Tel.: 917 452 449 – 46. Fax: 914 115 502
cedd@futurnet.es – www.cedd.net
1ª edición: noviembre de 2006
Diseño: Editorial POLIBEA, S.L.
Imprime: Industrias Gráficas AFANIAS
NIPO: 214-06-017-0
Depósito Legal:

Para descargar en .pdf desde la página de Autismo Diario use el enlace: https://autismodiario.org/wp-content/uploads/2011/03/medios_comunicacion.pdf

«Un cambio de lenguaje que ayude a eliminar los prejuicios y conceptos estereotipados referentes al mundo de la discapacidad. Y es que el lenguaje no es sólo una cuestión de forma, sino también de fondo. No se trata sólo de crear o actualizar unas leyes que favorezcan el cambio, porque éste no es posible si la sociedad en su conjunto, con sus administradores a la cabeza, no lo interioriza ni lo acepta. Se trata de suprimir, en la medida de lo posible, las barreras mentales que tanto daño han hecho y siguen haciendo a las personas con discapacidad, y que están íntimamente relacionadas con un lenguaje que es el que transluce esa mentalidad negativa.

Lo cierto es que el lenguaje peyorativo ha acompañado siempre a todos los colectivos discriminados de la sociedad: mujeres, homosexuales, gitanos, inmigrantes, personas sin hogar, personas con discapacidad, etc. que han padecido la discriminación, e incluso marginación, por parte de un sector de la población que se considera a sí mismo como “normal”, y que utiliza un lenguaje despectivo, e incluso insultante, para referirse al colectivo objeto del comentario.

El solucionar estas situaciones es una tarea de todos: de las administraciones públicas, de los responsables políticos, de las autoridades académicas, de los empresarios, de los sindicatos, y sobre todo de los medios de comunicación, cuya capacidad de influencia en este aspecto es superior al de cualquier otro poder en esta sociedad.

Precisamente por este motivo, esta guía persigue la complicidad del mundo mediático. Porque el proceso de normalización evolucionará de una manera u otra, y será más o menos larga, dependiendo de las complicidades con que cuenten las personas con discapacidad.

En este sentido hay que reconocer que en los últimos años el poder político ha tomado conciencia de la precariedad absoluta en la que se movía este colectivo en los ámbitos educativos, laborales, sociales, etc. y ha reaccionado con unas leyes imprescindibles que buscan corregir los desequilibrios y compensar los retrasos históricos responsables de una situación de discriminación que afecta, según la Encuesta sobre Discapacidades, Deficiencias y Estados de Salud, del Instituto Nacional de Estadística, de 1999, a más de tres millones y medio de personas con discapacidad en España.

Del mismo modo, empresarios y sindicatos, por una mayor concienciación por un lado, y por la obligación de cumplir unas leyes que ya no admiten más demora, están en la tarea, lenta pero efectiva, de ir normalizando poco a poco la presencia de personas con discapacidad en la empresa privada.

Algo parecido, aunque de una manera más decidida, empieza a ocurrir con algunas de las administraciones públicas más importantes. Sin embargo, muchos medios de comunicación siguen ignorando y, lo que es peor, siguen teniendo prejuicios y barreras mentales cuando tratan el mundo de la discapacidad.

Efectivamente, por el enfoque o por el contexto, las informaciones, además de escasas, pecan de negatividad, sensacionalismo, victimismo o conmiseración. Falta naturalidad y sentido de la proporción. Y en este escenario, el lenguaje sigue siendo inapropiado.

Palabras como “minusválido”, “inválido”, “sufre” o “padece” tal o cual “minusvalía”, está “postrado” en la cama o en una silla de ruedas, etc. son habituales en los medios de comunicación, da igual que éstos sean locales, autonómicos o estatales, o que hablemos de radio, prensa escrita, internet o televisión.

Especial mención requiere esta última, donde todavía persiste una creencia demasiado generalizada sobre la incompatibilidad del medio con la imagen de la discapacidad. Y todo esto a pesar de la evidente mejoría que ha experimentado la información sobre este colectivo en los últimos años en prácticamente todos los medios.
Guía de estilo sobre discapacidades para los medios de comunicación., MuNDo AsPeRGeR

Aparte de otras consideraciones y en cualquier caso, habría que relacionar esta falta de interés por el mundo de la discapacidad con la baja valoración informativa que se tiene, en demasiadas ocasiones, por todo lo que guarda relación con el ámbito social. No resulta descabellado considerar la información social como la cenicienta de los medios de comunicación.»

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