
Desarrollo vital en la mujer con Asperger/TEA.
Abrió el taller Dª Sacha Sánchez-Pardíñez, relatando a los asistentes su experiencia personal de ser madre Asperger con un hijo y una hija, ambos diagnosticados a su vez de Síndrome de Asperger. Al ser diagnosticado primero su hijo mayor, ella empezó a sentirse identificada con sus rasgos de diagnóstico, por lo que empezó a investigar sobre los rasgos de la “mujer Asperger”.
A medida que su hija menor fue creciendo, empezó a observar esos mismos rasgos en ella también. Su hija pasó dos pruebas en el colegio y dio el punto de corte, pero le recomendaron que esperaran un tiempo a ver cómo evolucionaba, debido a que podía deberse en gran medida a conductas de imitación inspiradas en su ambiente de crecimiento. A medida que fue creciendo, Dª Sacha hace referencia a que su hija le recordaba al “Dr. Jekyll y Mr. Hyde”, debido a que fuera de casa llevaba una vida muy sociable, pero en casa le seguía observando comportamientos dignos de TEA. Por ejemplo, su llamada “desregulación preventiva”.
Este término ha sido inventado por ella para hacer referencia a un fenómeno que observaba repetidamente en su hija: antes de llegar a una situación o ambiente que percibía como “incómodo” para ella, experimentaba ya un estado de ánimo de considerable nerviosismo y reaccionaba muy hostilmente.
Esta conducta, sin embargo, nunca la observaba en su hijo, el cual expresa que es mucho más claro y transparente, sin esa “previsión” de situaciones. Es por todo ello que Dª Sacha reivindica que se siga investigando y se preste especial atención a las sutiles diferencias entre el sexo masculino y femenino en el Trastorno del Espectro Autista.
Seguidamente, tomó la palabra Dª Gemma Morillas. Comenzó compartiendo con los asistentes su experiencia personal en el proceso de ser diagnosticada, durante el cual acudió primeramente al psicólogo por temas más relacionados con la depresión, y fue a raíz de ahí que le sugirieron el Síndrome de Asperger.
En cuanto a sus impresiones personales a día de hoy, sitúa su mayor dificultad en “todo el tema de los social”, expresando que las relaciones sociales no le cuesta empezarlas, pero sí le cuesta mucho mantenerlas. A menudo se ha encontrado en la situación de perder a algún/a amigo/a y no entender por qué.
También compara los juegos imaginativos que observa en su hermana pequeña con los suyos propios en la infancia, dándose cuenta de que sus historias inventadas nunca eran tan elaboradas, y que no utilizaba tanto el juego simbólico.
Finalmente, expresa su inquietud ante su diagnóstico tardío, recalcando la importancia de un diagnóstico temprano, debido a que siente que ser diagnosticado desde pequeño da una cierta “facilidad vital” muy necesaria para todas aquellas personas situadas en el Trastorno del Espectro Autista.
En tercer y último lugar, tomó la palabra Dª Lara Corujo.
Comenzó denunciando la socialización que reciben las niñas desde pequeñas a “decir a todo que sí”, lo cual conlleva a una presión social a someterse sexualmente y a posibles abusos en la adolescencia. Personalmente, expresa que el miedo que sentía a perder a la persona que quiere, le llevaba a aceptar situaciones que no quería.
Incluso descubriendo posteriormente que su pareja tampoco las quería. En cuanto a la transición a la vida adulta vivida desde el TEA, defiende que lo más complicado para ella fue el cambio de esquemas. Esquemas de todo tipo (horarios, costumbres, obligaciones, etc.)
Sentía una importante incapacidad para organizarse, y debido a la hipersensibilidad se le venía todo encima, ya que recibir tanta estimulación desde por la mañana hasta por la noche era demasiado para ella. A causa de su incapacidad de organización, pasaba días enteros sin dormir y/o sin comer, lo cual derivó en un trastorno alimenticio y en un considerable burnout. Debido a que no recibió ninguna adaptación por su discapacidad, pero tampoco mostraba carencias académicas, pasó por diversas carreras universitarias. Finalmente, con su discapacidad ya reconocida, estudió un Máster en Educación.
Sin embargo, experiencias vividas de humillación e incomprensión por su discapacidad social, le obligaron a abandonar el máster, causando un disparador de ansiedad el tan solo pasear por la universidad.
Por ello reivindica que cuando se habla de necesidades educativas especiales, para ella no son especiales sino que son básicas. Seguidamente, Dª Lara pasó a reivindicar la importancia de que personas con TEA participen en asociaciones e instituciones para el enriquecimiento de la sociedad, así como el empoderamiento del conocimiento sobre el TEA y la ayuda a personas que se encuentren en ella.
Abogó por que la utilización de la figura del mentor, o de la experiencia de lo que los anglosajones llaman “mentoring” en el cual adultos Asperger o TEA sirven de apoyo y traducción a otros más jóvenes. Asimismo, declaró la necesidad actual de abordar más asiduamente las identidades de género (transgénero, identidad no binaria, etc.) y las diferencias culturales en el TEA, así como en los instrumentos de evaluación empleados para el diagnóstico.