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Crisis sensoriales, hipersensibilidad, percepción en los TEA.  

Las personas con autismo necesitan saber lo que sucede con claridad en su entorno ya que tienen un registro muy alto o muy bajo de sensibilidad sensorial. Vamos a hablar aquí de las crisis sensoriales, hipersensibilidad y la percepción especial de personas con trastornos del espectro autista. 

Una crisis sensorial es cuando alguno o varios de los cinco sentidos se ven afectados por cambios bruscos que sobrecargan su función y por ende causan dolor intenso, ansiedad, irritación, desesperación y en el caso de niños con trastornos autísticos que les cuesta comunicarse les causa frustración intensa.

Con hipersensibilidad auditiva el cerebro no filtra los sonidos bajando de intensidad algunos que no son de utilidad. Si la ansiedad y el estrés que esto les produce no se libera ellos explotan llegan las crisis.

Los problemas de procesamiento visual, por ejemplo, pueden provocar cambios en la postura que condicionan la marcha del niño ya que la coordinación visual es muy importante para un adecuado desarrollo del caminar. Lo mismo ocurre con el balanceo ya que podrían utilizarlo para conseguir una adecuada orientación espacial, creando una sensación de profundidad visual.

Veamos un ejemplo concreto: Cuando observamos niños pequeños no es extraño verlos caminar en puntitas. Muchos de ellos continuaran haciéndolo durante un periodo de tiempo pero a medida que el niño va mejorando y controlando la marcha, de manera natural y espontánea, abandonara dicha conducta motriz. En los niños con TEA esta acción puede durar mucho tiempo e inclusive mantenerse a lo largo de la vida.

Las dos teorías más aceptadas sobre este comportamiento son las siguientes:

1. Un problema sensorial: esta teoría parte de la base de que las dificultades de procesamiento sensorial, evidentes en la gestión del equilibrio y del control espacial, pueden producir que el niño con TEA camine en puntillas como un intento de poder orientarse especialmente de manera adecuada. El sistema propioceptivo (que regula nuestras acciones motoras) produce una sensación displacentera que se compensa al levantar los talones.
2. La otra teoría está relacionada con el tipo de visión, es decir, cómo ven los niños con autismo. Plantea que evidentemente dichos aspectos se encuentran relacionados con las cuestiones sensoriales.

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Una de las afecciones más fuertes y difíciles del trastorno de espectro autista es la hipersensibilidad sensorial: pueden experimentar sensaciones 10 veces más intensas de como lo hacemos los neurotípicos. Así que debemos actuar de manera diferente a una crisis sensorial que a una pataleta, porque en la crisis esa persona no está siendo malcriada ni maleducada, está sintiendo dolor, pánico, ansiedad, desespero, etc.

Las conexiones entre ojos, cerebro y cuerpo se establecen de manera secuencial incluso antes del nacimiento y se desarrollan durante la primera infancia. Podríamos decir que aprendemos a usar nuestra visión en combinación con el movimiento. Muchos niños con autismo no superan adecuadamente esta etapa o lo hacen pobremente trayendo como consecuencia alteraciones en muchos aspectos fundamentales de su desarrollo. El niño con TEA, por lo tanto, utilizara su sistema visual de manera condicionada y atípica.

Sabemos que los niños con TEA, en general, miran la boca y no la cara completa cuando alguien les habla, hay un problema en el reconocimiento facial de las emociones y también presentan ausencia o retraso en la adquisición del lenguaje verbal, en la interpretación de las emociones o en el desarrollo de las habilidades sociales. El niño no imita porque “no ve”, le resulta muy difícil procesar los estímulos visuales de forma adecuada. Las personas neurotípicas utilizan los estímulos visuales para tomar decisiones, comprender lo que sucede, recordar escenas, etc. Por lo tanto si el sistema de procesamiento visual es inadecuado el desarrollo social y todas las funciones implicadas también lo será; impactando esto en la vida cotidiana.

Esta descoordinación sensorial afecta muchos niveles del desarrollo de los niños con autismo que, a menudo, son juzgados como malcriados, agresivos o berrinchudos y los padres como permisivos, faltos de carácter o que no ponen límites a los niños. Como se puede concluir de este artículo: es muy fácil juzgar sin saber la realidad.

Fuentes, referencias y bibliografía:
– Libro: «TEA guía práctica para educadores» de Celia Reboredo.
– Libro «Mundo Asperger y otros mundos», de Sacha Sánchez-Pardíñez. El libro digital está disponible en: https://amazon.com/dp/B017IMQFYW
–  Libro «Síndrome de Asperger. Síndrome invisible». 2013, Sánchez-Pardíñez, S., Psylicom Ediciones, colección de materiales para TEA.
– Agradecimiento a @mamaespecial with @repostapp
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