
«Aún es pequeño/a. Vamos a esperar». Una frase terrible.
El DSM-5 da la posibilidad de establecer un diagnóstico provisional que en cierto modo facilita que los niños y niñas reciban atención y tratamientos, al menos, en el contexto escolar. La frase «todavía es pequeño, vamos a esperar a ver si mejora» es una medida temeraria. (…) Es una frase frecuente en muchos pediatras cuando el colegio, las propias familias o ambos, dan la voz de alarma. «Pero desgraciadamente esta frase temeraria también proviene de muchos orientadores escolares: así me lo confesáis muchos maestros y familias.» Jesús Jarque.
La incertidumbre impide la atención temprana y el “ya veremos” es desquiciante para el niño/a que sigue teniendo dificultades y para sus familiares. Una detección temprana, por ejemplo del síndrome de Asperger, facilita la intervención adecuada y a tiempo y sirve, además, para evitar el desarrollo de otros problemas comórbidos o dificultades nuevas durante la adolescencia y la edad adulta. Los padres, otros miembros de la familia y profesionales tienen que entender el punto de vista de la gente con Asperger a fin de trabajar con ellos eficientemente.
La obligación del profesional del ámbito sanitario y del ámbito educativo es atender a los signos de alarma por muy leves que sean y para ello se pueden iniciar los procedimientos de diagnóstico, realizar una evaluación psicopedagógica, derivar a otros especialistas, etc. Esperar es lo peor que se puede hacer para ayudar a una persona que muestra evidentes signos de alarma (no habla, no socializa, es inatento, es hipercinético, etc.) porque con esa determinación se está perdiendo un tiempo precioso para ayudar a mejorar y a superar sus dificultades a ese niño o niña.
Algunos indicadores de problemas o dificultades que se deben valorar en el menor son los siguientes:
– Desadaptación escolar.
– Desadaptación familiar.
– Baja tolerancia a la frustración.
– Conducta dominante, exigente y egocéntrica.
– Desobediencia.
– Dificultad en la gestión de la ira.
– Uso desadaptativo de las nuevas tecnologías.
– Alimentación. Conductas problemáticas.
– Dificultades de atención y/o impulsividad.
– Conducta negativista y desafiante.
– Problemas para el estudio, tanto en la técnica como en la frecuencia.
– Estado de ánimo ansioso.
– Bajo estado de ánimo.
– Baja Autoestima.
– Situaciones de acoso escolar o de ciberacoso.
– Desadaptación social.
– Retraso o problemas en el desarrollo del lenguaje y/o en la adquisición del lenguaje.
– Problemas de comunicación, sociabilidad y/o empatía.
– Inflexibilidad mental, social y/o comportamental.
– Dificultad en el desarrollo motor y/o del lenguaje.
– Problemas de visión, audición, motricidad, psicomotricidad, aprendizaje de la escritura, de la lectura, del cálculo o de la memoria.
– Altas Capacidades Intelectuales.
– Dificultades en el procesamiento de la información no verbal, en el razonamiento verbal o en el razonamiento numérico.
– Problemas en la articulación y pronunciación.
– Problemas de nutrición.
«Durante la etapa de primaria y después la de secundaria se sucedían las reuniones de mis progenitores con los diversos maestros y profesores. Les decían que me ausentaba mentalmente, que me ponía pesado y locuaz con mis monotemas, que no participaba con los demás, que no entendía ni las bromas, ni las ironías, quedándome perplejo y sin respuesta cuando me las hacían y en otras ocasiones me ponía a reír solo sin entender los demás el por qué, que no miraba a los ojos a los demás, ni reconocía el significado del lenguaje no verbal, que no mostraba empatía ni sensibilidad… De otra parte manifestaban a mis padres que yo era un chico inteligente, con un dominio del lenguaje por encima de la norma en conceptos, incluso pedante, sobresaliente en algunas áreas y temas, pero que estaba “fuera de lugar”, que era “raro”. Les expresaban a mis padres si me protegían mucho, si me mimaban, que tenían que facilitar mi autonomía.
Mis compañeros no se acercaban a mí y mayoritariamente me rechazaban.» Miguel, en Educar y Aprender. Hemos de hacer que niños/as con dificultades del aprendizaje y/o del desarrollo se sientan apoyados y escuchados, ayudar a su familia y entorno a conocerles mejor y a reaccionar de manera adecuada, ajustada y temprana a las dificultades del menor, para que junto a los profesionales competentes puedan facilitarles lo que necesiten para superar sus dificultades. Además se debe prevenir la aparición de nuevas dificultades y hacer efectiva una educación inclusiva que no se convierta en otra barrera más a superar.
Ese «ya veremos cómo evoluciona» es terrible, un horror para la familia y una pérdida de tiempo para el menor que, cuanto antes reciba atención, más oportunidades tendrá de evolucionar satisfactoriamente y de crecer como persona. Sobre todo es fatal para los padres que no saben qué le ocurre a sus hijos pero para quienes es evidente que tienen dificultades (de aprendizaje, neurológicas, de la comunicación y lenguaje o de lo que sea). Además esta idea va contra dos principios pedagógicos y de intervención que están recogidos en la legislación educativa española:
Fuentes:
– Jesús Jarque García, Todavía es pequeño, vamos a esperar a ver si mejora, publicado el 28 de septimbra de 2017 en: http://familiaycole.com/2017/09/28/todavia-es-pequeno/
– ¿Por qué esperar a que sea demasiado tarde? https://t.co/t7zhv7T0Lf
– Dide. Proyecto financiado con fondos Feder a través del centro de desarrollo tecnológico industrial (CDTI): http://educaryaprender.es/
– Síndrome de Asperger: “En mi mundo conocido y previsible”. http://educaryaprender.es/sindrome-de-Asperger-bromas-ironias/