
¿Perder el diagnóstico de autismo es posible?
La respuesta a la pregunta sobre si se puede perder el diagnóstico de autismo es sí, pero no confundamos términos: la persona que nace con un trastorno del espectro autista siempre tendrá ese trastorno (no tiene cura, no es una enfermedad, no se puede hacer desaparecer como por arte de magia).
Lo que ocurre es que la evolución y los avances de la persona pueden ser tan óptimos que llegue un momento en que no cumpla con los criterios diagnósticos por lo que los tribunales médicos o los propios diagnosticadores decidan «retirar» el diagnóstico, la etiqueta. De hecho este es uno de los motivos por los que en España muchos adolescentes pierden su certificado de minusvalía cuando van a la revisión del tribunal médico, normalmente coincidiendo con su mayoría de edad, y el tribunal reduce su grado de discapacidad por debajo del porcentaje mínimo necesario para ser considerado discapacitado.
Se estima que el 9% de los niños con autismo logran en su desarrollo y evolución lo que se ha dado en llamar un «resultado óptimo» que hace que en un momento determinado ya no cumplan con los criterios diagnósticos de un trastorno del espectro autista, por lo que pierden su diagnóstico original, aunque casi todos ellos años más tarde desarrollan condiciones relacionadas (a las que llamaríamos trastornos comórbidos si no hubieran perdido el diagnóstico) como por ejemplo el trastorno obsesivo compulsivo, el trastorno por déficit de atención e hiperactividad, problemas del estado de ánimo como ansiedad o depresión, etc.
Según el estudio que aquí describimos la mayoría de los niños que pierden su diagnóstico de autismo desarrollan trastornos psiquiátricos relacionados por lo que, los hallazgos de esta investigación, sugieren que los especialistas de la salud deberían seguir vigilando y tratando a los chicos una vez que pierden el diagnostico de autismo.
«El nuevo estudio examinó a los niños que viven en Turquía por lo que las altas tasas pueden reflejar las diferencias culturales, sociopolíticas, estrés o variaciones en la forma en que los trastornos neurológicos son diagnosticados y tratados.» Inge-Marie Eigsti, profesor asociado de psicología en la Universidad de Connecticut en Storrs. El equipo examinó a varios niños y niñas que habían recibido un diagnóstico de autismo en edades preescolares pero que perdieron dicho diagnóstico por lo menos dos años antes del comienzo de la investigación. Los niños y niñas tenían entre 6 y 16 años de edad. Los investigadores revisaron los registros médicos de todos ellos para verificar su primer diagnóstico de autismo y luego se evaluaron los niños clínicamente para confirmar que ya no cumplen los criterios de autismo.
También se examinaron los resultados de la Escala de Evaluación del Autismo Infantil y el Cuestionario de la Comunicación Social. Así mismo, los investigadores buscaron otros diagnósticos psiquiátricos en los registros médicos de los niños, se evaluaron los niños en la clínica y miraron los informes tanto de los niños como de sus padres. Para sorpresa de los investigadores casi todos los niños que participaban en el estudio habían sido tratados por una condición psiquiátrica en algún momento de sus vidas y muchos de ellos cumplieron los criterios diagnósticos para una condición psiquiátrica distinta del autismo. Más de la mitad de los niños que cumplían los criterios de diagnóstico para el trastorno de hiperactividad con déficit de atención (TDAH) en el momento del estudio y casi la mitad tenía una fobia específica, ansiedad severa sobre un objeto o situación, y aproximadamente uno de cada cinco niños tenían trastorno obsesivo compulsivo.
«La mayoría de los miembros del grupo con una historia pasada de autismo son vulnerables al desarrollo de otros trastornos psiquiátricos«, dice el investigador Nahit Motavalli Mukaddes, profesor de psiquiatría infantil y adolescente en el Instituto de Psiquiatría Infantil de Estambul en Turquía.
Los niños que pierden su diagnóstico de autismo se beneficiaría de atención continuada ya que lo más probable es que sigan desarrollando otros trastornos y dificultades diferentes, aunque asociadas, al autismo.»Incluso cuando detenemos sus programas de educación especial, necesitamos vigilar su salud mental y psiquiátrica durante un largo tiempo«, dice Mukaddes.
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Fuente: Los resultados de este estudio se publicaron el 12 de noviembre en Pediatría Internacional. Original en inglés: Compulsions, anxiety replace autism in some children, por Ann Grisworld, publicado en: https://spectrumnews.org/news/compulsions-anxiety-replace-autism-children/ Traducido, modificado y ampliado por el equipo de MuNDo AsPeRGeR para esta publicación.