
Dislexia.
La dislexia es una dificultad de aprendizaje de causas neurológicas. Se manifiesta con una dificultad o retraso en el aprendizaje de la lectura y la escritura. Puede afectar a otros procesos de aprendizaje como la concentración, la expresión y la memoria. Todo niño o niña que no hable bien la lengua materna a los 3 o 4 años tiene muchas posibilidades de sufrir dificultades específicas del aprendizaje (DEA) pero también aquel al que le cueste aprender los colores, los meses, las estaciones del año o recordar los nombres de los compañeros.
La dislexia se suele confirmar a los 6 o 7 años; antes de esa edad, aunque hay síntomas, es pronto. La detección precoz es impotantísima aunque no siempre es fácil de reconocer dado que sus manifestaciones pueden ser muy variadas dependiendo de cada persona y de la etapa de desarrollo en la que se encontre.
Las personas con dislexia no son vagas, ni tontas, ni ignorantes, etiquetas que no hacen sino agravar un problema que acarrea brutales problemas de autoestima, ansiedad y depresión como consecuencia de la dificultad de seguir el ritmo de los compañeros en clase.
Las personas con dislexia son plenamente capaces de hacer todo, muy creativas e imaginativas, pero esfuerzos no recompensados, suspensos no merecidos y eternas tardes y noches de deberes se traducen, con el tiempo, en inmensos problemas de autoestima.
Con dislexia van acumulando complejos por ser diferente, lágrimas por la multitud de faltas de ortografía señaladas en rojo en los exámenes, por la sensación de quedarse atrás con respecto a los compañeros, etc. Hay que reconducir y buscar soluciones antes, en las primeras etapas, porque de la falta de autoestima se deriva la ausencia de motivación y de confianza en uno mismo.
Reconocer la dislexia desde un primer momento es fundamental para evitar las dificultades asociadas y lograr impulsar el aprendizaje. Sin embargo no siempre es fácil. A menudo se confunde con falta de interés, desmotivación, falta de hábito de estudio, etc.
El sistema educativo solamente da una oportunidad para aprender a leer. Atajar el problema de raíz disminuiría notablemente las tasas de abandono escolar y el sufrimiento de los niños y niñas con dislexia y sus familias. Se deben dar a estos niños las herramientas que necesitan para integrarse en el mundo de la «no dislexia», herramientas para que puedan competir en igualdad de condiciones y que no se queden fuera del sistema.
La dislexia no es una enfermedad ni una discapacidad sino una dificultad de aprendizaje que se estima afecta a un 10% de la población en el mundo. Las personas con dislexia aprenden de una manera diferente. El de la dislexia es un cerebro que procesa la información de distinto modo,necesitando aprender surcando otros caminos.
– La dislexia como disfunción del procesamiento secuencial.
F. Pérez-Álvarez, C. Timoneda-Gallart. En «Revista de Neurología». Volumen 30, número 7. Fecha de publicación: 01/04/2000
https://neurologia.com/sec/resumen.php?or=facebook&id=2000001&utm_source=dlvr.it&utm_medium=facebook
– Gaceta.es : «La injusticia de llorar por la dislexia». Hayda Ramos. http://gaceta.es/reportajes/injusticia-llorar-dislexia-espana-08032015-0133
– «La dislexia, un problema invisible y desconocido.» Hayda Ramos en Gaceta.es http://gaceta.es/reportajes/dislexia-problema-invisible-desconocido-06032015-1420
– Mundo Asperger y otros mundos, de Sacha Sánchez-Pardíñez; 2015.
– Celia Rodríguez Ruiz. Psicóloga y Pedagoga @educa_aprende
– Síndrome de Asperger. Síndrome invisible. 2013, Sánchez-Pardíñez, S., Psylicom Ediciones, colección de materiales para TEA.