
Diferentes TEA y trastornos del desarrollo.
El autismo es un trastorno del desarrollo neurológico, que persiste a lo largo de toda la vida, en el que se producen alteraciones con diferentes tipos de gravedad en áreas como el lenguaje y la comunicación. También se puede presentar en el campo de la convivencia social y en la capacidad de imaginación.
Los individuos muy afectados, con algún grado profundo, no suelen conseguir suficiente capacidad para vivir con un grado importante de autonomía; de hecho, la mayoría requieren ayuda durante toda la vida. Pero sí hay adultos que se gradúan en la universidad, pueden desarrollar relaciones normales con otros adultos e incluso mantienen relacioens afectivas de pareja, sobre todo los afectados con grados más leves como con el Síndrome de Asperger. De hecho en el ambiente laboral pueden ser trabajadores muy concienzudos pero desgraciadamente suelen tener dificultades para conseguir un puesto de trabajo.
Mitos absurdos: En pleno auge psicoanalítico se llegó a pensar en el autismo como una forma de esquizofrenia cuyo origen debía buscarse en la influencia de unos padres poco comunicativos, distantes e incapaces de proporcionar el cariño necesario (por ejemplo las teorías de las Madre Nevera). Actualmente no se puede aceptar la base psicológica del autismo ante la sólida evidencia de su base orgánica, proporcionada por estudios genéticos, neurofisiológicos, neuropatológicos, neuroradiológicos y bioquímicos. El caso es que está más que demostrado que mayoritariamente los padres de autistas (en cualquiera de sus grados) se vuelcan con los niños para ayudarles en todo cuanto sea posible y, por tanto, la influencia de los padres es precisamente la contraria: beneficiosa.
En el autismo se dan un conjunto de trastornos en el que coexisten tres grupos de manifestaciones:
1)Alteración en las relaciones sociales;
2)Trastorno de la comunicación, tanto en la comprensión del lenguaje como de la capacidad de expresión.
3)Falta de flexibilidad mental, que da lugar a un espectro restringido de conductas y una limitación en las actividades que requieren cierto grado de imaginación.
A nivel intelectual, el grado de afectación varía enormemente; aunque se considera que en la mayoría de las ocasiones hay una deficiencia intelectual asociada en el caso del Síndrome de Asperger tienen una inteligencia media o incluso encontrarse por encima de la media. Los estudios psicométricos en autistas demostraron que un 75% de ellos tenían un coeficiente intelectual (CI) inferior a 70. Pero si no consideramos únicamente los trastornos autísticos puros y ampliamos el concepto a Trastornos Generalizados del Desarrollo la incidencia de retraso mental se reduce a un 20% .
Descripciones:
– El síndrome de Asperger se caracteriza por un pensamiento concreto y literal, obsesión por ciertos temas, excelente memoria, y comportamiento «excéntrico». Se considera que estos individuos pueden funcionar a un alto nivel, son capaces de mantener un trabajo y de vivir independientemente.
– El síndrome de la X frágil es una forma de retraso mental en el que el cromosoma X es anormal. Aproximadamente el 15% de los individuos con el síndrome de la X frágil tienen reacciones autistas: retraso en el lenguaje y el habla, hiperactividad, pobre contacto con la mirada y gesticulación característica. La mayoría de estos individuos pueden funcionar a un nivel leve o moderado
– El síndrome de Landau-Kleffner. Las personas con el síndrome de Landau-Kleffner también muestran muchas conductas autistas, como puede ser la introversión, la insistencia en la uniformidad y los problemas de lenguaje. Con frecuencia se considera que estos individuos tienen autismo «regresivo» porque parecen ser normales hasta los 3 – 7 años de edad. Suelen hablar bien desde muy pequeños pero paulatinamente pierden su capacidad de hablar.
– El síndrome de Rett es un trastorno degenerativo que afecta principalmente a las mujeres y por lo general se desarrolla entre los 6 y 18 meses de edad. Algunas características que se dan son: pérdida del habla, tuercen las manos de forma violenta y repetida, mecen el cuerpo, e introversión. Aquellos individuos que sufren de este trastorno pueden tener un grado de retraso mental que varía de severo a profundo.
– El síndrome de Williams se caracteriza por diferentes conductas autistas : retrasos del desarrollo y del lenguaje, hipersensibilidad al sonido y trastornos de atención. En contraste con muchos individuos autistas, aquellos con el síndrome de Williams son bastante sociables.
El autista generalmente observa el mundo físico con una intensidad no habitual. En ocasiones evitan las caricias y el contacto corporal, aunque puede que lo busquen y deseen, como si esta fuera su forma de comunicación con las personas que consideran extrañas. La falta de reciprocidad en la relación social es uno de los síntomas más característicos y ya desde la guardería se suelen evadir de la interacción social que establecen los niños entre sí, no comparten los intereses de la mayoría y sus acciones no parecen tener un objetivo o este objetivo cambia constantemente.
Al niño autista le resulta muy difícil aceptar una negativa y tolera muy mal la frustración. La imposición de normas le genera una gran ansiedad y funciona como elemento potenciador de una conducta hiperactiva.
Otra característica que se da con mucha frecuencia es la ignorancia del peligro; un niño neurotípico aprende de sus padres que se puedeherir y lo que tiene que hacer para evitarlo, pero el autista suele tener un concepto muy rudimentario del sentido de autoprotección. Son niños temerarios que no parecen tener miedo a hacerse daño.
El niño autista no acepta un cambio de rutina, se siente seguro cuando existe un orden donde los sucesos son predecibles y lo inesperado lo toma como amenazante.
La obsesión por el orden puede conducir a conductas ritualistas y repetitivas pudiendo llegar a tener un carácter obsesivo. Pero también cuenta con ciertas características de afectación que podrían calificarse como positivas, ya que, alrededor del 10% de las personas autistas tienen habilidades especiales o tienen una capacidad que se considera sobresaliente. Con frecuencia estas destrezas son especiales por naturaleza como los talentos para la música y el arte. En el Síndrome de Asperger es habitual encontrar que el niño posee un vocabulario muy elaborado propio de la edad adulta.
Otra destreza común es la capacidad matemática: algunas personas autistas pueden multiplicar cifras grandes mentalmente en un lapso corto de tiempo; otros pueden determinar el día de la semana al darles una fecha específica de la historia, etc.
Aunque son frecuentes los casos de discalculia o dislexia durante el aprendizaje en educación primaria existen fórmulas terapéuticas de trabajo que permiten mejorar estas dificultades. De hecho el retraso en el lenguaje es el motivo más frecuente de consulta médica.
Otra característica del lenguaje autístico es la ecolalia (trastorno caracterizado por la repetición desordenada de frases o palabras que tienden a invadir todo el discurso) y la ausencia de interlocutor durante las largas conversaciones que pueden acompañar a los juegos infantiles o discursos vacíos de contenido pero con cuidada entonación como si fueran perfectamente elaborados.
Un fenómeno lingüístico indicativo es el uso del «tú» o el «él» en lugar del «yo».
No existe un tratamiento estándar universalmente aceptado para el autismo. Se han intentado diferentes tratamientos tradicionales y alternativos para reducir la conducta autista. A algunas personas se les administra medicamentos para mejorar su bienestar general, pero no hay ningún fármaco que haya demostrado eficacia contrastada para tratar los síntomas del autismo, para el que actualmente no hay cura y no hay medicación ni tratamiento farmacológico ninguno. Sí lo hay para otros trastornos asociados, para su comorbilidad (déficit de atención con o sin hiperactividad, epilepsia, ansiedad, etc.)
Por el momento las capacidades del autista se mejoran con tratamientos psicoeducativos y terapias psicológicas, por lo que existen una serie de normas básicas que sería importante seguir:
– El programa de tratamiento psicoterapéutico y educativo debe estar guiado y precedido de una evaluación rigurosa. El programa debe elaborarse en base a las posibilidades del niño, teniendo muy en cuenta sus habilidades o puntos fuertes.
– Es importante crear un entorno agradable para el niño en el que se le pueda enseñar el valor de la comunicación y en el que se puedan realizar labores, a ser posible diarias, intensivas y generalizadas a todos los contextos. El trabajo con los niños autistas suele ser conjunto (colegio, terapia, familia), lo que requiere una activa colaboración entre los padres, educadores y terapeutas.
– Se recomiendan intervenciones individualizadas y en grupo, con activa colaboración entre los participantes, para promover habilidades de aprendizaje funcional, habilidades de comunicación expresiva, dando especial importancia a los sistemas de comunicación alternativa, incorporando tanto las habilidades verbales como los apoyos visuales.
– Motivar la interacción con otros niños y establecer intereses en los niños para un adecuado desarrollo para las habilidades de juego, habilidades psicomotoras finas y gruesas y establecer rutinas positivas y habilidades de tipo funcional para poder realizar las actividades de la vida diaria.