
Conducta desafiante.
Definición de conducta desafiante.
Cuando se utiliza el término «conducta desafiante» (término traducido del aceptado en inglés challenging behavior) se quiere decir con ello que la conducta de una persona supone un reto, un desafío, para el servicio que intenta cubrir las necesidades de esa persona. Desde este marco conceptual, la conducta no es meramente un problema, una característica de la persona, sino que es un reto al servicio, que necesita encontrar una solución que genere un aumento en la calidad de vida de esa persona. Según Emerson (1995), el término «conducta desafiante» se refiere a: «conducta(s) culturalmente anormal de tal intensidad, frecuencia o duración que es probable que la seguridad física de la persona o de los demás corra serio peligro, o que es probable que limite el uso de las oportunidades normales que ofrece la comunidad, o incluso se le niegue el acceso a esas oportunidades».A tener en cuenta:
Hay dos importantes consideraciones en esta definición. La primera es que la conducta tiene una consideración cultural; una determinada conducta podría ser considerada anormal o normal dependiendo del contexto social y cultural en que ocurra. Por ejemplo, desnudarse no es necesariamente una conducta anormal; depende del contexto en que tenga lugar. Las personas con autismo tienen graves dificultades para comprender las reglas sociales y culturales. Por ese motivo pueden tener conductas sociales y culturales anormales. La segunda consideración es que una conducta desafiante no es sólo aquella que pone a la persona en riesgo de daño físico, sino que también lo es aquella que limita o restringe las oportunidades de la persona para la inclusión y la participación social. Este tipo de conductas, aparentemente no peligrosas, permanece en ocasiones ocultas a ojos de los profesionales, puesto que no se consideran tan importantes como otras tales como autolesiones, agresiones… Por lo tanto, tenemos que considerar como objetivo de tratamiento toda acción que puede disminuir la calidad de vida. Y, de modo positivo, hemos de considerar como objetivo de educación y enseñanza toda acción que pueda incrementar esa calidad de vida.
Recuerda:
La conducta es la expresión de la interacción entre persona y contexto. De cara a comprender la conducta, debe analizarse desde la perspectiva de un sistema complejo. Un sistema complejo compuesto por la propia persona, su entorno físico, social, histórico y cultural y las relaciones entre ellos; la biografía de la persona; sus condiciones biológicas; los estilos de crianza que ha tenido; las habilidades de regulación social, de comunicación, de autorregulación… Podría definirse la conducta como una acción específica dentro de este sistema complejo que genera permanentes procesos de regulación y ajuste de cara a reequilibrar el sistema. De este modo, la conducta no es la manifestación de una persona en un contexto vacío. La conducta es la respuesta compleja de una persona en un sistema complejo. La conducta no es la consecuencia de una causalidad mecánica. Es la consecuencia de un proceso incierto que él mismo genera incertidumbre en el sistema. Esto explica por qué la gente no responde necesariamente de igual manera en iguales situaciones. Por ejemplo, Luis no siempre se pega después de que la música se acabe.
Las conductas desafiantes como búsqueda de control
De este modo, entendemos las conductas desafiantes en autismo como conductas reguladoras de efectos no deseables. Es decir, una conducta conlleva una intención, manifiesta o no, de reajuste, de regulación, de búsqueda de control, pero algunas conductas realizadas para ese propósito generan consecuencias en el entorno o en la propia persona no deseables y/o inadecuadas para el propio desarrollo personal, para la consecución de un futuro personal mejor, para el establecimiento y/o mantenimiento de una red de apoyo social y emocional. . .La mayoría de las conductas desafiantes son consecuencia de una carencia de habilidades para un control apropiado del entorno físico y social. Enseñar a las personas con autismo habilidades comunicativas y sociales y darles permanente información por adelantado (feed-forward) hará disminuir estas conductas. Por lo tanto, el mejor modo de afrontar las conductas que podrían ser peligrosas para las personas con autismo (ya sea porque limitan su participación social o porque causan daño físico) es mejorar sus habilidades adaptativas (comunicación, cuidado personal, vida en el hogar, habilidades sociales, uso de la comunidad, autodirección, salud y seguridad, habilidades escolares funcionales, ocio y trabajo) (Luckasson et al., 1992, trad. 1997) y fomentar dimensiones relevantes de su calidad de vida (bienestar emocional, relaciones interpersonales, bienestar material, desarrollo personal, bienestar físico, autodeterminación, inclusión social y derechos) (Schalock, 1996).