
Atención de emergencias en personas con TEA.
A los técnicos de emergencias les puede tocar atender a una persona que padezca un trastorno del espectro del autismo por lo que se hace imprescindible que conozcan las peculiaridades de estos trastornos y la forma más adecuada y menos invasiva de atender a quienes los sufren.
Lo primero a tener en cuenta es, sin duda, saber qué es el autismo: un trastorno del desarrollo que aparece en los primeros años de la vida y se caracteriza por dificultades específicas a nivel social, comunicativo y cognitivo. Actualmente está ampliamente aceptado que los trastornos incluidos dentro del espectro del autismo son estados neuropsiquiátricos que presentan una amplia variedad de expresiones clínicas. Es un amplio abanico de trastornos en las relaciones humanas, que pueden ser leves o profundos. De modo que lo primero que debemos tener claro es que no hay “decálogos” o “recetas mágicas” para todos los pacientes. Se tratará sobre todo de aplicar paciencia y sentido común.
El autismo constituye una de las primeras causas de discapacidad infantil. Se trata de un trastorno que afecta, desde su presentación y desarrollo, a todo el ciclo vital de las personas afectadas y conlleva, por tanto, un padecimiento paralelo, vivido con una gran intensidad, por sus familias. Su tratamiento para ser eficaz y efectivo ha de llevarse a cabo, desde el momento mismo de su diagnóstico y detección, por equipos profesionales multidisciplinares, que trabajen los diferentes aspectos del tratamiento, desarrollo personal y seguimiento, a través de una relación continuada de los profesionales con la persona autista y sus familiares.
Algunos consejos que pueden ayudar a llevar con fluidez una intervención con un paciente con autismo son:
– Huir de etiquetas que nos hagan comparar situaciones. Es posible que caigamos en la tentación de pensar que tratamos con alguien con una discapacidad psíquica (puede ocurrir, pero no tiene que ser siempre así), o un paciente con trastorno mental (pensando en lo que conocemos como “psiquiátrico“), y por tanto tender a tratarlos del mismo modo o a contemplar la posibilidad de la contención química o mecánica, cuando a menudo se podría evitar.
– Mantener la calma. A menudo los pacientes aquejados de TEA son muy rutinarios y les disgusta que dicha rutina se rompa. ¿Se les ocurre algo más intrusivo que la llegada de un equipo médico de asistencia extrahospitalaria, los bomberos o la policía? Sobre todo cuando esa persona no nos habrá llamado, sino alguien de su entorno. Por tanto procuraremos hacer una aproximación sosegada, sin carreras y sin ruidos. Y sin levantar la voz, nada de gritos.
– A una persona con TEA las palabras, a menudo, le pesan. Debemos huir de explicaciones prolijas sobre lo que vamos a hacer.
Debemos ser claros, directos y no dar rodeos, usando frases cortas y sencillas.
– Durante la aproximación podemos fijarnos en si lleva un sistema alternativo de comunicación, (una libreta, una tableta, una agenda con fotos o dibujos), normalmente lo portará dentro de una mochila o riñonera. Usar esas herramientas puede facilitar mucho las cosas porque es la manera que tiene esa persona para comunicarse con su entorno.0
– Debemos avisar de cualquier contacto físico. No tienen por qué ser especialmente reacios a ello, pero cogerlos por sorpresa puede generar alguna reacción adversa.
– Dejarles tocar el material es una buena idea. Si vamos a auscultarles, no pasa nada por ponerles primero el fonendo a ellos para que escuchen nuestro corazón, o que cojan el esfigmomanómetro antes de ponérselo.
– Evitar los ruidos. Y eso incluye monitores y otros aparatos. Si podemos elegir, es mejor tomar la tensión a mano o poner un saturómetro portátil, que encender el monitor y que esté dando pitidos de alarma y haciendo ruidos mientras insufla aire, cómo mínimo podemos desconectar las alarmas si es posible.
Así mismo, deberíamos evitar la sirena siempre que no sea imprescindible su uso.
– Avisar de los pinchazos es necesario.
– Por último, en algunas ocasiones las personas con TEA manejan el sistema bimodal (no confundir con la Lengua de Signos), de modo que si alguien del equipo lo domina será la persona ideal para comunicarse con el paciente. Lo más adecuado es usar signos naturales de la vida diaria.
Como parte de la coordinación de un servicio con un paciente que sea identificado como TEA también puede haber singularidades. Si por ejemplo participamos en la búsqueda de alguien que se ha perdido en el monte es muy probable que no responda a nuestras llamadas de modo que es imperativo lograr el contacto visual y llegar hasta esa persona. Por lo que, por ejemplo, puede ser necesario movilizar medios aéreos o perros de rescate desde el primer momento y no sólo un despliegue desde tierra como suele ser habitual.
____________
Fuentes:
– «Emergencias112 (de lo divino y lo humano)» https://delodivinoylohumano.wordpress.com/
– Comisión Interdepartamental para la Coordinación y la Atención Integral de las Personas con Autismo. https://mundoasperger.com/2012/05/comision-interdepartamental-para-la.html