
«Affordances» (potencialidad) y autismo.
Una llave incita a abrir, una cuerda a tirar, una puerta a empujar para abrir, una escalera a subir, o a bajar y una silla a sentarse. Esto es el «affordance» o la potencialidad de el objeto (abrir, bajar, sentarse, etc.) y es un mecanismo que falla en las personas con Asperger/TEA. Para ellas no es tan obvio como para los neurotípicos (NT, personas con un crecimiento neurológico típico) cuál es el affordance. Al fallar este mecanismo falla su respuesta ante el objeto y, de igual forma, falla su respuesta ante las personas. Falla el comportamiento ya que no es el esperable.
El término se utiliza en varios campos: psicología perceptual, cognitiva, diseño industrial, HCI (Human-Computer Interaction), inteligencia artificial, diseño de interacción (la disciplina que define el comportamiento de un producto, sistema o aplicación con los cuales un usuario interactúa). En psicología cognitiva y de la percepción, que es el área que a nosotros más nos interesa, un ofrecimiento o «affordance» es el conjunto de estímulos mediante los que un objeto proporciona a un organismo (agente) la oportunidad de realizar una acción. Por ejemplo, como decíamos, la forma de un picaporte ofrece a las personas las acciones de girar y empujar, mientras que un cordón ofrece la acción de tirar. Affordance o potencialidad también se conoce como enacción o enactivación,
Es, por tanto, el significado que un ser vivo puede extraer de un entorno u objeto con respecto a las posibles formas de utilizar el mismo. Se define como una relación entre el objeto y el agente, no como una propiedad del propio agente ni del objeto.(*)
Quizás la noción de «affordances» física, social y cultural podría integrarse en el término de «affordances contextuales». Las conductas repetitivas en autismo podrían verse como consecuencia de una alteración en la percepción de «affordances contextuales» o de una alteración en la capacidad de desengancharse de la «affordance contextual» inicialmente percibida. Sea como sea, la «affordance» parece ser una noción relevante e interesante de cara a explicar diversos síntomas del autismo.
Según Adolph, Eppler y Gibson (1993) «affordance» es «el ajuste entre las capacidades de un animal y el apoyo ambiental que posibilita que una acción dada sea ejecutada» . Desde este enfoque «affordances» existen tanto si son percibidas y utilizadas como si no. Para percibir la potencialidad («affordance»), la persona tiene que detectar la información ofrecida por el entorno y tiene que percibir su propia capacidad de ejecutar.
Katherine Loveland ha planteado que las personas con autismo tienen una gran dificultad en «percibir affordances de objetos, personas y acontecimientos dentro de un contexto cultural humano«. Esta dificultad explicaría, según Loveland, las características conductuales que se observan en las personas con autismo: conducta estrafalaria, carencia o extrema dificultad para comprender la conducta de los demás, uso idiosincrásico de objetos, etc.
Esta autora propone tres categorías no excluyentes de «affordances» que se encuentran en un entorno humano:
1. «Affordances» para intercambios físicos con el entorno.
2. «Affordances» seleccionadas culturalmente que reflejan interacciones preferidas pero no necesarias. Se refieren al modo cultural, no exclusivo, de interactuar con los objetos. Loveland proporciona el siguiente ejemplo: un calcetín permite («affords») que se meta un pie en él, pero también permite ser usado como recipiente para pequeños objetos. Lo primero es una «affordance» (potencialidad) preferida (seleccionada culturalmente y socialmente compartida); lo último (el calcetín como recipiente) es una «affordance» posible pero no preferida.
3. «Affordances» sociales y comunicativas que reflejan el significado que la actividad humana tiene para los humanos. Incluye:
3.1. Affordances de conducta simbólica (p.ej. la escritura).
3.1. Affordances de actividad no simbólica (p.e. expresiones faciales, gestos, posturas y movimientos corporales, tono de voz, dirección de la mirada).
La pregunta que resulta es… ¿Qué ocurriría si algunos seres humanos no fueran capaces de detectar, con la facilidad del resto de los seres humanos, las «affordances» físicas, sociales y/o culturales del entorno humano?
Loveland (1991) plantea que el autismo es la condición en la que esta pregunta tiene sentido. Esta autora sostiene que «en el autismo observamos las consecuencias de un trastorno en el que la percepción de las categorías segunda y tercera de «affordances» está alterada. Concretamente, el fallo en percibir las «affordances» de las actividades humanas y de otros aspectos del ambiente humano conduce a profundos efectos sobre el desarrollo, tales como, entre otros, un uso inapropiado del lenguaje, percepción errónea o ausencia de percepción del afecto, preocupaciones rígidas y carentes de sentido y el fallo en percibir el significado de las transacciones sociales«. Esta misma autora señala:
1. Las personas con autismo fallan en la percepción de la naturaleza preferida de algunas «affordances» fácilmente captadas por otros de la misma edad mental.
Ejemplos de esto son el uso de objetos de modo estereotipado o el fracaso en apreciar «affordances» comunes a dos cosas (como en el juego simulado).
2. Las personas con autismo parecen tener una especial dificultad en percibir significados seleccionados culturalmente, independientemente de que impliquen conciencia de los sentimientos y pensamientos de otras personas.
3. Las personas con autismo parecen seleccionar «affordances» idiosincrásicas para actividades, objetos, personas, símbolos, etc.». Por ejemplo, una persona que sólo bebe Coca-cola si lo hace en un determinado vaso.
Profesionales de la psiquiatría, expertos en autismo, como Javier Tamarit, proponen tres modos relacionados de analizar e intentar comprender estas conductas.
Específicamente la escasa capacidad para inhibir conductas que son contextualmente prepotentes pero intencionalmente irrelevantes.
Por tanto, las líneas de intervención educativa deben estar centradas en:
a) el desarrollo de las habilidades de planificación mediante el apoyo de claves visuales (dibujos, fotografías,…);
b) el desarrollo de la flexibilidad; y
c) el desarrollo del autocontrol mediante la enseñanza de habilidades de relajación y la enseñanza de modos adecuados de lograr la autoregulación.
(*) La definición original del psicólogo James J. Gibson describía todas las acciones que son físicamente posibles. Introdujo originalmente el término en su artículo de 1977 «Teoría de los ofrecimientos estimulares» y lo exploró más a fondo en su libro The Ecological Approach to Visual Perception (Aproximación Ecológica a la Percepción Visual) en 1979. Define ofrecimiento como todas las «posibilidades de acción» latentes en el entorno, objetivamente mensurables e independientes de que el individuo las reconozca como acciones posibles, pero siempre en relación a agentes y por tanto dependientes de sus capacidades. Por ejemplo, un conjunto de escalones de un metro de altura no permite la acción de subir si el agente es un niño gateando. La definición de Gibson es la prevalente en psicología cognitiva pero el significado de «affordance» evolucionó para describir solo aquellas posibilidades de acción de las que el agente es consciente.
El término también se usa en el contexto de la Interacción persona-ordenador (IPO), popularizado por Donald Norman para indicar la facilidad de descubrir las acciones posibles en una interfaz de usuario.