
Tener síndrome de Asperger es…
Las personas con síndrome de Asperger no estamos locos, ni estamos enfermos. Solo somos personas diferentes. No contagiamos nada a los demás ni les hacemos daño, por lo que el rechazo social no tiene fundamento. Solo es un síndrome, un conjunto de rasgos que se dan en una persona.
Algunos además del Asperger tenemos otros trastornos co-ocurrentes (comorbilidades) que igualmente no son contagiosos, no van a afectar a los demás y no son motivo de rechazo.
Se trata de cosas como la hiperactividad o déficit de atención, de depresión o ansiedad, de hipersensibilidad sensitiva que hace que, por ejemplo, nos molesten mucho determinados olores o los colores muy vistosos. Pero todo tiene tratamiento, poco a poco todos los rasgos aminoran y se controlan las dificultades.
Aprendemos a manejar nuestros problemas y somos, al final, como cualquier otro. Si tiene interés en saber cuáles son los rasgos más frecuentes que aparecen en las personas con diagnóstico Asperger (o TEA de nivel 1) siga leyendo.
Tener el síndrome de Asperger es:
– Sentirse a menudo rechazado por los demás y no saber por qué.
– Tener dificultades, a veces, para sonreír o para llorar… Tener dificultades para expresar nuestras emociones.
– Sentirse solo o triste, o deprimido, o sufrir ansiedad por cosas que a los demás podrían no afectarles en absoluto.
– Soportar que los otros te valoren como raro, excéntrico, extraño e incluso como enfermo mental.
– Tener verdaderas dificultades para socializar.
– Sentirse continuamente confundido por lo que dice la gente porque no decodificamos igual que los demás, porque entendemos las frases de forma literal, porque no le encontramos sentido a la mentira ni entendemos la razón por la que los demás nos mienten, ni entendemos para qué sirve el uso prevaricador del lenguaje. A nosotros hay que entrenarnos para mentir. No sabemos hacerlo de forma natural.
– Aturdirse con los ruidos fuertes o tener dificultades para concentrarse cuando los hay, o confundirse con determinados tipos de iluminación, o sentirse mal con olores fuertes, sean buenos olores o malos olores, o sentir una sensación desagradable cuando te tocan sin que esperes ser tocado. Porque muchos tenemos hipersensibilidad sensitiva.
– No saber cuándo alguien está siendo sarcástico o bromea contigo, sufriendo, como consecuencia, situaciones comprometidas y malentendidos continuamente.
Pero, tener síndrome de Asperger también supone:
– Tener un gran sentido de la justicia.
– Tenerle una fidelidad asombrosa a las personas con las que mantenemos relaciones personales de cualquier tipo y ser leales: los amigos, los de verdad, son amigos por encima de cualquier cosa y les respetamos y ayudamos hasta la extenuación. Admiramos, mimamos y atendemos a nuestras parejas incondicionalmente. Amamos, protegemos y ayudamos a nuestros hijos por encima de cualquier otra cosa. Y todo eso lo hacemos como si tuviéramos un instinto animal que nos conduce a comportarnos así, sin poder evitarlo.
– Tener talentos especiales que mucha gente ignora. Incluso a veces tener altas capacidades en una o varias áreas.
– Ser tremendamente racionales.
– Tener una memoria prodigiosa, normalmente para las cosas que nos interesan (o nos afectan), a veces para cualquier otra cosa también. Sobre todo memoria visual-espacial.
– Alcanzar, en nuestras áreas de interés, la profesionalidad y los conocimientos propios de un profesor universitario.
-Interesarse por cosas que a los demás pueden parecerles aburridas pero que a nosotros nos parecen tremendamente interesantes.
Sacha Sánchez-Pardíñez