
Sufrir acoso escolar no endurece: solo destroza la vida.
Es curioso que agresores y víctimas del acoso comparten síntomas psicopatológicos como la ansiedad y la depresión, porque ser agresor también pasa factura. Son menores con ansiedades y bajos niveles de autoestima que cuando «el coro» se aleja acaban solos y marginados. El agresor siempre es alguien que necesita un espacio, que tiene bajos niveles de autoestima y necesita convertirse en líder y que escoge la manera menos inteligente de serlo. Muchos de los que perpetran acoso acaban fracasando en los estudios, el coro que les jaleaba sus acciones sigue con sus vidas y ellos se quedan solos en la marginalidad. A menudo tienen relación directa con el uso de drogas o alcohol y son los futuros maltratadores familiares, sin capacidad de adaptación, con enormes dificultades para el cumplimiento de las normas.
La víctima, por su parte, sufre una angustia permanente y una indefensión total. Llega incluso a culpabilizarse de lo que le ocurre.
Uno de los problemas es que muchas víctimas callan y viven una situación en la que se desploman los rendimientos académicos, se abandonan las actividades de ocio y en algunos casos graves hasta se piensa en el suicidio.
El perfil «tipo» de la víctima de acoso es el de niños/as o adolescentes con pocas habilidades sociales y escasa asertividad, que no pueden esconder su padecimiento (y este último punto es muy importante porque los agresores disfrutan viendo el sufrimiento ajeno). Se sabe que este tipo de perfil anima al acoso porque hay víctimas que cambian de centro escolar y que vuelven a sufrir agresiones en el nuevo colegio o instituto.
La escuela no está preparada, muchos profesores no saben qué hacer y hay quien mira para otro lado. El desenlace, en buena parte de los casos, es que las víctimas acaban abandonando el centro educativo y los agresores se quedan en él. Todavía tiene vigencia esa especie de argumento que justifica determinadas acciones porque la víctima ‘es un chico raro’ y, por supuesto, vivimos en un entorno social lleno de mitos, como el de ‘no pasa nada, estas cosas endurecen y curten’ cuando, en realidad, el acoso puede destruir la vida de un niño o una niña.
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Fuente: https://laopinioncoruna.es/contraportada/2017/07/08/sufrir-acoso-escolar-endurece-curte/1198181.html