
Síndrome o complejo de Peter Pan.
Rv. El síndrome de Peter Pan: Cuando los seres humanos no quieren crecer. No es una cuestión de edad.
El psicólogo norteamericano Dan Kiley denominó como «síndrome de Peter Pan» al «conjunto de rasgos que tiene aquella persona que no sabe o no puede renunciar a ser hijo para empezar a ser padre. Se trata, pues, de una persona que lo quiere todo pero no desea esforzarse para lograrlo y que se refugia en los demás ante la idea de tener que enfrentarse a los problemas y los retos del día a día. Dado que en la mayoría de estos casos estas personas no adquieren una consciencia plena de ello resulta particularmente difícil que corrijan esta problemática.»
En los casos en los que la sintomatología es más problemática (por ejemplo cuando aparece junto al trastorno por déficit de atención e hiperactividad), y los cuadros son más severos, es recomendable acudir a tratamientos de intervención específicos.
Intervención.
Es importante que las intervenciones que se realicen en estos casos se centren en los siguientes aspectos:
- – Mejorar y desarrollar una buena autoestima.
- – Motivarles a que tomen iniciativas, para cambiar las situaciones difíciles que se les presentan, mediante el uso de técnicas cognitivas-conductuales de modificación de conducta, resolución de problemas, estilos de afrontamiento adaptativos, estilos comunicativos asertivos, etc.
- – Facilitarles el desarrollo de su propia independencia y autonomía del entorno, promover que diseñen nuevos retos y metas, realistas y alcanzables, para ir avanzando de una forma paulatina y tener así un desarrollo evolutivo y madurativo óptimo y acorde a su edad y circunstancias.
Los niños y niñas con TDAH, y también en la adolescencia y a principios de la edad adulta, presentan cuadros o patrones de conducta con sintomatología similar al síndrome de Peter Pan (SPP), descrito por primera vez por el psicólogo Dan Kiley, en la obra «The Peter Pan Syndrome» (1983), para hacer referencia a los adultos que continúan comportándose como niños y adolescentes, es decir, mostrando una marcada inmadurez emocional, infantilismo, incapacidad para asumir la responsabilidad de sus actos y un gran temor a no ser queridos y aceptados.
Eric Berne, psiquiatra canadiense, empleó el término Peter Pan en 1966 para referirse al niño que todo adulto lleva dentro y sólo busca la satisfacción y gratificación de sus propias necesidades aunque, como hemos dicho, el término «síndrome o complejo de Peter Pan» lo acuñó el psicólogo Dan Kiley (1).
Por tanto, y aunque el síndrome de Peter Pan (SPP) no está recogido en la actualidad en los manuales de psiquiatría como un cuadro psiquiátrico específico, el «complejo de Peter Pan» se emplea popularmente para definir a aquellos jóvenes y adultos que:
- – Son incapaces de comprometerse y cumplir sus promesas.
- – No saben o se niegan a asumir y aceptar las obligaciones propias de la juventud y la edad adulta.
- – Prefieren que sean otros quienes tomen las decisiones por ellos.
- – Presentan un deseo intenso de ser cuidados y sobreprotegidos, que demuestran una fuerte dependencia emocional y afectiva (padres, familiares, pareja, hermanos mayores, etc.), que hace que necesiten a su lado a otra persona que satisfaga constantemente sus necesidades.
- – Exhiben una baja autoestima, acompañada en ocasiones de sentimientos de culpa, tristeza, depresión o ansiedad.
Los expertos señalan como posibles causas o desencadenantes de este síndrome de infantilismo un perfil psicológico con rasgos y tendencias a la evitación; la dependencia y la inmadurez y el estilo educativo: un estilo educativo hostil y autoritario, con carencias afectivas y emocionales por parte de los padres hacia los hijos, o bien un estilo educativo sobreprotector y excesivamente dependiente del afecto de los padres.
Debido a la alta relación que existe entre la aparición de patrones de comportamiento infantil y el estilo educativo recibido, los adultos, especialmente los padres y profesores, son los principales agentes preventivos del problema.
Un estilo educativo basado en normas y límites bien estructurados acompañados de una buena comunicación afectiva es la mejor manera de que el menor se desarrolle adquiriendo un nivel madurativo de acuerdo a su edad.
«El síndrome de Peter Pan hace referencia a adultos se comportan como niños y no se comprometen. Son personas que se niegan a crecer con una marcada inmadurez emocional matizada por una fuerte inseguridad y un gran temor a no ser queridos y aceptados por lo demás. Los Peter Pan son los jóvenes eternos que se desentienden de las exigencias del mundo real escondiéndose en un mundo de fantasía, en su país de Nunca Jamás. Atrapados en él, no pueden desarrollar los roles que han de asumir, como el de padre, pareja o profesional, tal y como se espera en la adultez. Se pueden reconocer porque muchos de ellos puede que se resistan a independizarse de los padres, mantengan relaciones afectivas superficiales y sin compromiso o no acaben de encontrar su sitio en el mundo laboral.». Anna Gimeno en Psicología y Mente.
(1) Dan Kiley , en la obra The Peter Pan Syndrome (1983).
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– TDAH y síndrome de Peter Pan. A través de Fundación Cadah: https://www.fundacioncadah.org/web/articulo/tdah-y-sindrome-de-peter-pan.html
– Síndrome de Peter Pan en El Portal de Cantabria: https://portalcantabria.es/Psicologia/54.php
– Psicología y Mente, síndrome de Peter Pan: https://psicologiaymente.com/clinica/sindrome-de-peter-pan