
La agenda como apoyo cotidiano de la persona con síndrome de Asperger.
La mayoría de adultos y adultas tienen una dependencia total de su agenda (o de la de su teléfono móvil) en la que, por lo general, no solo anotan cosas elementales como horas y fechas de reuniones, recordatorios de cumpleaños, etc. Como decíamos hace unos días, en un articulo sobre las preguntas que le haríamos a un adulto o adulta con síndrome de Asperger, los adultos (la mayor parte de ellos y ellas) usan la agenda para anotar prácticamente todo, al detalle, lo que cada hora se prevé hacer, dónde, cómo, con quién y en qué orden. De hecho, por si acaso la persona se despista o se entretiene de más en una actividad (por ejemplo una que esté relacionada con sus intereses absorbentes y que le haga olvidar el concepto de tiempo) suelen tener multitud de alarmas y alertas activadas en sus teléfonos para que suenen con tiempo suficiente como para prepararse para ir a recoger a sus hijos al colegio, para salir de camino al trabajo con tiempo suficiente como para llegar a su hora y cumplir con su horario, etc. Yo adoro las agendas.
Como soy de las antiguas y, lo crea o no, se me cruzan las fechas si intento recordarlas mentalmente, cada año cojo la agenda y voy página a página mirando hasta encontrar una fecha o dato importante (suele estar en rojo o marcado) y entonces lo escribo en la agenda del año siguiente para que no se me olvide un cumpleaños, una conmemoración, una fecha memorable… La agenda del móvil no me hace gracia (pero esto es una cuestión de gustos) pero la “tipo libro” me ayuda mucho a organizarme, anticipar, preparar proyectos, etc. Mi familia piensa justo eso, que soy una antigua, pero cuando se les rompe o pierden un teléfono o dudan sobre una fecha… !Acuden a mi súper detallada, abarrotada y requete-escrita agenda!
Llevo muchísimos años apoyándome en la agenda para abarcar todo con cierto orden y además las guardo varios años para consultar cosas como “¿cuándo tuvo varicela el nene?”, “¿la última revisión de la nena cuándo fue?”, “¿en que mes me trasladaron?”, “¿cuánto hace que no quedamos con…?” Eso sí… mala letra, dibujitos, tachaduras, subrayados, distintos colores de bolígrafo (esto me acaba fastidiando, la verdad), Post-it que voy cambiando de página porque hoy no me dio tiempo y lo paso para mañana, etc. Un desastre, pero mi desastre.
El uso de las agendas en las personas adultas con síndrome de Asperger se ha demostrado tan eficaz como el uso de la agenda escolar o de paneles de planificación en los y las estudiantes. A cada edad le damos un uso diferente pero de igual forma que los niños/as escriben sus deberes, los días internacionales que les afectan (el día de la paz, el día del niño, los festivos locales, regionales y nacionales, etc.) y sus datos personales, las cositas que para ellos son importantes, los adultos y adultas nos apoyamos en la agenda (ya sea física o electrónica) tanto para organizar nuestras rutinas como para anticipar los cambios.
Hay quien tiene un panel o usa el propio teléfono para establecer sus rutinas anotando de qué hora a qué hora van a estar haciendo esto, aquello o lo otro, de modo que cuando llega ese momento cambian a la siguiente actividad y dejan la que estaban haciendo. Puede que suene muy infantil pero si ese adulto, por ejemplo, disfruta haciendo puzzles y dedica horas a ellos puede incluso necesitar avisos para parar a alimentarse o ir al baño. Depende de cuánto de absorbente sea el interés y la actividad realizada pero en todos los casos es mejor prevenir y organizar el día a día usando para ello los instrumentos que sean necesarios (calendarios, vades, agendas, alertas en el celular, etc.) ya que en el día a día no todo sucede de forma ordenada, surgen imprevistos que trastocan nuestros planes y horarios y hemos de variar la rutina y adaptarla a los acontecimientos. Esto también requiere cierta práctica y, aunque por lo general se consigue hacerlo cuantas veces sea necesario, también altera y estresa a la persona por muy adulta que sea.

Las TIC, las tecnologías de la información y la comunicación, también nos han resultado muy útiles en este sentido ya que, aparte de poderse usar una agenda electrónico o el calendario del celular, nos permite establecer alarmas infinitas que marquen el inicio y fin de cada actividad, nos avisen de que ha llegado la hora de hacer determinada cosa y nos ayuden a no despistarnos cuando nos enfrascamos en un interés restrictivo y perdemos la noción del tiempo.
No piensen que el uso de agendas es apropiado o necesario solo para los pequeños. Los adultos que las usamos conseguimos vivir más tranquilos y organizarnos mejor porque tenemos una forma visual de establecer preferencias, marcar obligaciones y anticipar cambios. Úsenlas, son idóneas para todo el mundo pero mucho más para quienes tenemos perfil Asperger.