
Habilidades sociales, recreo y juego.
El recreo del colegio es un contexto social que supone un gran desafío para la persona con síndrome de Asperger y, a la vez, es el momento ideal para trabajar sobre las habilidades sociales del niño o niña. Hablamos, pues, de habilidades sociales, recreo y juego.
De ahí que esta guía que presentamos a continuación nos parezca un documento imprescindible tanto para docentes como para los familiares de niños en edad escolar diagnosticados con Asperger o algún otro trastorno del espectro autista. Esta guía es de difusión gratuita y descargable en formato digital.
Autora Natalia de Francisco Nielfa Colaboradores Marcos Zamora Herranz Luis Arenas Bernal Ruth Galindo Villalobos Leticia Giraldo Escobar Rocio Zambruno Barajas Maquetación y diseño Pepe Martín Álvarez Edita Asociación Autismo Sevilla Depósito Legal: SE-xxxx-2016 Publicación no venal Autismo Sevilla: Avenida del Deporte s/n – www.autismosevilla.org asociacion@autismosevilla.org – Telf.: 954 40 54 46 – 41020 (Sevilla) |
Dentro de la jornada escolar, los momentos en los que no hay una estructura clara que establezca “qué debo hacer” o “cómo debo relacionarme con los demás” son los momentos en los que los alumnos con trastorno del espectro del autismo (en adelante TEA) suelen tener mayores dificultades.
El recreo es el momento dentro del contexto escolar donde más se ponen en juego las habilidades sociales y se favorece el desarrollo de las interacciones con otros iguales, con el fin de compartir momentos de diversión e intercambio que harán que poco a poco se vayan creando lazos de amistad si se dan de forma más o menos frecuente y estable, y que el paso de un alumno por el centro, genere relaciones significativas.
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APRENDO EN EL COLEGIO:
Dadas las dificultades de las personas con TEA en lo que se refiere a las habilidades socio-comunicativas y de inflexibilidad mental, el recreo se convierte en el momento de la jornada escolar en el que se pueden poner
de manifiesto sus dificultades, especialmente por la falta de estructura que suele tener este contexto y de lo complejo que resulta socialmente para ellos la comprensión de las interacciones sociales.
Así, los alumnos con TEA pueden llegar a tener en los momentos de recreo (u otros momentos no estructurados de la jornada escolar, como podrían ser los intercambios de clase y de profesor) uno de los mayores retos de la
jornada lectiva.
Esto plantea dificultades para presentar un comportamiento ajustado a las situaciones del día a día con otros iguales, derivando en actividades poco funcionales en unos casos o en comportamientos hacia otros iguales poco ajustados socialmente, que influyen de forma directa en su nivel de inclusión en la comunidad educativa en general, y con los iguales de su grupo de referencia en particular.
Diversos autores apuntan que “el foco no debe limitarse sólo a las habilidades que pueda desarrollar el niño/a con TEA para interaccionar con los demás, sino también en ´como mejorar las competencias de los otros niños y cómo disponer de entornos sociales para facilitar su comprensibilidad y la inclusión del niño con TEA” (Zamora y Vidriales,2014).
La inclusión educativa para cualquier alumno con diversidad funcional es un derecho, de eso ya no hay duda, tal y como lo refleja Autismo Sevilla y la Convención Internacional de los Derechos de Personas con Discapacidad (ONU, 2006) donde se establece la necesidad de inclusión de las personas con TEA desde los primeros años de su desarrollo.
Dentro de este marco inclusivo aceptado por todos, el recreo es una parte más de la jornada, donde existen las mayores oportunidades de socializary desarrollar relaciones significativas, pero donde también existen las mayores dificultades para las personas con diversidad funcional, y en concreto, con TEA, así como los mayores riesgos para encontrarse con situaciones de abuso y discriminación.
El recreo entendido como un momento de descanso, alejado de los contenidos curriculares y académicos, ha hecho que en algunas ocasiones, no fuera un periodo donde se continuara fomentando el aprendizaje y el desarrollo personal del alumnado.
Sin embargo, diferentes normativas nacionales y autonómicas, establecen que “el horario lectivo del alumnado en el segundo ciclo de educación infantil, educación primaria y en los centros específicos de educación especial será de veinticinco horas semanales que incluirán dos horas y media de recreo distribuidas proporcionalmente a lo largo de la semana”.
Esta realidad justifica que el recreo sea un espacio y un entorno lectivo donde los objetivos de aprendizaje y la acción tutorial promuevan de forma individualizada aquellos contenidos que cada alumno pueda necesitar para su pleno desarrollo social y afectivo, especialmente aquellos con necesidades educativas especiales.
Recientemente también ha quedado reflejado en la Estrategia Española de Trastornos del Espectro del Autismo (2015) que una buena práctica educativa para los alumnos con TEA (recogida por Charman en el año 2011) sería la “Búsqueda de fórmulas para mantener relaciones estrechas con el alumnado con TEA, asegurando que participan activamente en la vida de la comunidad educativa”.
El propósito de este documento es guiar a los profesionales del entorno educativo en este tipo de momentos de la jornada escolar, para que puedan ofrecer apoyos efectivos a los alumnos con TEA, que favorezcan principalmente: o el desarrollo de habilidades socio-comunicativas en los alumnos con TEA, o la imitación de modelos de interacción ajustados que ofrecen los adultos por parte de otros alumnos del centro a la hora de relacionarse con su compañero con TEA o el desarrollo de apoyos naturales por parte de otros iguales del centro escolar, a través de una mejor comprensión de las características de su compañero con TEA, y el respeto y aceptación de las mismas.
Dado el carácter no estructurado de otros momentos de la rutina diaria, como podría ser ir a un parque o jugar con otros iguales en casa o en el barrio, las recomendaciones que aquí se exponen también podrían servir a la familia de un niño con TEA para mejorar la interacción con otros iguales en esos contextos comunitarios.
Además, esta forma de intervenir en el recreo potencia y ayuda a fortalecer las relaciones interpersonales dentro del aula, puesto que el resto de alumnos gracias a esta intervención comprenden a su compañero con TEA, sabiendo comunicarse y relacionarse con él y prestándole los apoyos necesarios cada vez de forma más espontánea en diversas situaciones y contextos
«Según Jed Baker (*) las habilidades sociales implican dos tipos de actividades, habilidades comunicativas y habilidades de manejo de emociones. Dentro de las habilidades comunicativas podemos encontrar las habilidades conversacionales, que están relacionadas con el manejo del sujeto en una conversación, tanto desde el aspecto corporal o el tono de voz, como desde los modos adecuados. Es saber como unirse a una conversación o interrumpir a alguien mientras habla, que hacer para terminar una conversación. También está relacionado con que voy a hablar con diferentes personas teniendo en cuenta sus intereses y motivaciones. Por otra parte encontramos las habilidades de juego cooperativo, en donde se ponen en juego las habilidades necesarias para invitar a alguien a jugar, unirse al juego de otros, tomar turnos, otorgarle importancia al ganar y manejar el hecho de que a veces se pierde. Por último dentro de las habilidades comunicativas se encuentran las habilidades de manejo de la amistad, saber cuando ofrecer ayuda o consolar a un amigo, diferenciar entre hechos y opiniones para evitar conflictos con el otro o llamar la atención de una manera positiva. Dentro de las habilidades de manejo de emociones encontramos las habilidades de autorregulación, esto es reconocer y poder graduar las emociones propias , ser capaz de resolver problemas, afrontar los errores y perseverar cuando la tarea es difícil. Otro aspecto es el de la empatía, es decir comprender los sentimientos del otro y poder actuar en consecuencia. En último lugar se encuentran las habilidades para la resolución de conflictos, dentro de las cuales podemos mencionar el hecho de aceptar un “no” como respuesta, aceptar las críticas y aprovechar el lado positivo de las mismas, manejar situaciones de burlas o de ser dejado de lado, en forma asertiva.» (Biblioteca Brincar, https://www.bibliotecabrincar.org.ar/habilidades-sociales/ )
En sus conferencias el Dr. Baker ofrece las herramientas para tratar las conductas desafiantes, prevenir brotes/estallidos temperamentales y aumentar las habilidades sociales para todos los estudiantes.
Comparte la manera / las vías de motivar tanto a estudiantes verbales como no verbales para que participen voluntariamente en las interacciones sociales. Asimismo, esboza un enfoque global del entrenamiento en habilidades que incluye la instrucción tanto de los estudiantes con autismo como de sus compañeros sin trastorno autista.
Dichas habilidades incluyen:
– la atención conjunta / compartida (con otros compañeros),
– la conversación,
– el juego,
– trabajo cooperativo / en equipo,
– la gestión / el manejo de la frustración,
– las relaciones afectivo-sexuales,
– y el empleo.
(*)Jed Baker es psicólogo clínico desde 1992. Es consejero de comportamiento / conductual en varios sistemas/programas escolares de New Jersey, en los que ofrece entrenamiento en habilidades sociales / capacitación social para los estudiantes con trastornos generalizados del desarrollo y discapacidades de aprendizaje. Dirige y supervisa la enseñanza de habilidades sociales para estudiantes en las Escuelas Públicas de Millburn. Además, escribe, da conferencias, y ofrece capacitación / formación en todo el país sobre el tema de la entrenamiento de habilidades sociales para personas con síndrome de Asperger y otros trastornos del desarrollo relacionados con SA.
La guía completa se puede descargar en formato pdf en el enlace: https://autismosevilla.org/descargas/Aprendo-en-el-Recreo.pdf