
El autismo es complejo. No seamos reduccionistas
Cuidado, no todos los que sienten que no encajan, odian las multitudes, no tienen amigos o han sufrido acoso escolar tienen autismo.
¡El autismo es mucho más complejo!
En diferentes redes sociales podemos encontrar personas que preguntan cosas cosas como «yo nunca he tenido amigos ¿Será que tengo autismo?»
Pues podría ser, claro, si reúne otros requisitos que son claves para el diagnóstico. También podría no ser. Una persona puede no haber conseguido establecer una red de amistades por muchas y muy diferentes razones aparte de las dificultades de socialización típicamente autísticas.
A veces me preguntan «¿No tengo pareja por mi autismo?» y mi cerebro suele pensar de forma automática «igual no la tienes porque no sabes amar, o no sabes cuidar, o eres egoísta y ególatra y por eso no se te acerca nadie, o eres violento y la gente te huye, o…»
Puede que no tengas pareja por muchas cosas, incluido que tu autismo hace más difícil comunicarse contigo o comprenderte. Pero también puede que tu autismo, incluso si viene con alexitimia, no sea la razón de que no tengas pareja, o de que no tengas amigos. Tal vez solo eres una mala persona (con o sin autismo).
Es muy reduccionista achacar cualquier dificultad vital al autismo.
También es reduccionista y simplista pensar en autismo porque tienes una, dos o tres cosas en común con otra persona en el espectro autista.
Hay mucho en juego aquí.
No podemos consentir que cualquier persona con cualquier dificultad sea diagnosticada con un TEA si realmente no tiene un trastorno del espectro autista. Lo único que se consigue con eso es devaluar los diagnósticos y que quienes de verdad tienen necesidad de apoyo externo no lo consigan porque no les tomen en serio.
Ya llevamos un tiempo viendo artículos y reportajes de esos de «todos tenemos un poco de autismo» o de los de «el autismo está de moda» y es denigrante para las personas con dificultades reales. Se nos ningunea, se resta importancia a problemas muy graves y se nos convierte en chiste.
Un diagnóstico ha de ser serio, profesional, concreto.
Un diagnóstico ha de ser riguroso. Debe recoger todas las dificultades que presenta esa persona y proponer apoyos, ayudas o métodos para mejorar su calidad de vida.
Un buen diagnóstico determina que hay un trastorno del espectro autista porque se cumple a, b y c.
Igualmente, el buen diagnóstico descarta otros posibles trastornos o alguna enfermedad (no se trata de esquizofrenia porque no tal, no es Tourette porque no se presenta tal o cual rasgo, etc.), es decir, no se tiene otro trastorno distinto del aurismo porque no se cumplen X requisitos.
También se detallan, en un buen diagnóstico, las co-ocurrencias importantes. Una persona puede presentar TEA + TDAH, o depresión, o ansiedad, o alexitimia, o hipersensibilidad sensorial… O nada más que autismo.