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Síndrome de Asperger. Síndrome Invisible. Reseña del libro.

   Consideraciones previas sobre el síndrome de Asperger:

El síndrome de Asperger (SA) afecta tanto a niños como a adolescentes y a adultos. A cada edad las necesidades que se presentan son diferentes y, por tanto, los problemas a los que se enfrenta la persona con Asperger son también diferentes pero, sin duda, el problema que durante toda su vida aparece con mayor intensidad es el de las dificultades de socialización.

Para minimizar los problemas a los que la persona con Asperger y sus familias hayan de hacer frente es imprescindible obtener respuesta a las dudas y conflictos que más frecuentemente se plantean, por eso el objetivo de este libro consiste en dar respuesta al mayor número de esas preguntas y dotar a los lectores de estrategias que les permita encontrar respuestas a otras preguntas que pudieran aparecer en el futuro. ¿Qué es el síndrome de Asperger? ¿Qué y cuáles son los trastornos comórbidos? ¿Qué diferencia al Asperger de otros trastornos? ¿Qué hacer si el niño sufre acoso escolar? ¿Qué problemas laborales sufre el adulto? ¿Qué pronóstico de futuro tiene la persona con Asperger?…


Probablemente en este momento se puede afirmar que el síndrome de Asperger es bastante más frecuente de lo que se creía en un principio, y podría dejar de considerarse un trastorno raro, pero las personas que no conocen a alguien con el diagnóstico ignoran qué es y, de hecho, aún hay profesionales médicos que desconocen la existencia de este síndrome o cómo se manifiesta. El caso es que el síndrome de Asperger fue oficialmente reconocido en el Manual Estadístico de Diagnóstico de Trastornos Mentales (DSM) en su cuarta edición, en 1994.

Este manual, que se usa a nivel internacional para el diagnóstico de enfermedades y problemas psicológicos, psiquiátricos y mentales, se revisa con cierta regularidad, ya que constantemente se describen nuevos trastornos, y está actualmente en su quinta edición, en la que la categoría de “síndrome de Asperger” ha desaparecido como entidad diferenciada pasando a formar parte de los trastornos del espectro autista en los que el nivel de afectación y las ayudas que se requieran determinarán la gravedad del trastorno (nivel1, nivel2, o nivel3).

En este libro, sin embargo, se emplea como referencia el DSM-IV, es decir, la anterior edición del citado manual diagnóstico, en el que sí aparecen como trastornos diferentes el Asperger, el autismo de Kanner, el síndrome de Rett, el desintegrativo infantil y el trastorno general del desarrollo no especificado y que, por ello, se aproxima más a la clasificación internacional de la Organización Mundial de la Salud, conocida como CIE, que en su décima edición agrupa bajo un epígrafe genérico de Trastornos Generales del desarrollo los siguientes:
– F84.0 Autismo infantil.
– F84.1 Autismo atípico.
– F84.2 Síndrome de Rett.
– F84.3 Otro trastorno desintegrativo de la infancia.
– F84.4 Trastorno hipercinético con retraso mental y movimientos estereotipados.
– F84.5 Síndrome de Asperger.
– F84.8 Otros trastornos generalizados del desarrollo.
– F84.9 Trastorno generalizado del desarrollo sin especificación.

El CIE está también a punto de revisarse y esperamos para mayo de 2018 la nueva edición en la que también desaparece la categoría de síndrome de Asperger para pasar a formar parte del conjunto de trastornos del neurodesarrollo. Sería el CIE-11 una vez publicado.

Distingue el síndrome de Asperger de otros desórdenes autísticos la riqueza de vocabulario, la capacidad intelectual y, más raramente, la coexistencia del desorden con cierta torpeza de movimientos. Pero las personas con Síndrome de Asperger y aquellos con otros trastornos del espectro autista (TEA) comparten el mismo rango de problemas: dificultad en la comunicación de sentimientos, el fracaso en entender las manifestaciones no verbales de los otros, dificultad que los Asperger parecen tener en la comprensión de cómo los demás, piensan o sienten, etc.

Una educación temprana y oportunidad de tratamiento (o la ausencia de ambas) para el entrenamiento y desarrollo de las habilidades individuales puede afectar considerablemente el cuadro en la vida adulta, así que este libro ofrece una visión positiva y alentadora sobre la evolución de las personas que tienen este diagnóstico, utilizando la fórmula “tener Asperger” frente al “ser Asperger” sin la finalidad de entrar en el debate sobre la identidad sino porque desde el momento en que se cataloga como síndrome o trastorno se entiende que es algo que ocurre a la persona y que provoca una diferencia sustancial con otras personas en las que no se produce esa circunstancia.

Sobre este asunto se desarrolla un capítulo específico que presenta la polémica sobre los conceptos de “ser Asperger” y “tener Asperger” en comparación con el “tener autismo” o «ser autista». Existen muchas corrientes de identidad que defienden la idea de que Asperger se es, no se tiene, partiendo de la consideración del síndrome como una condición de la persona diagnosticada. De acuerdo con estas teorías se es Asperger así como se es pelirrojo, alto, delgado, etc. y no cabe la opción de “tener” Asperger del mismo modo que en otras condiciones, como por ejemplo la homosexualidad, no “se tiene homosexualidad” sino que se es homosexual y no se tiene “zurdidez” sino que se es zurdo.

Esta guía se distribuye en bloques y apartados pensados para responder a preguntas concretas que se producen en la persona con síndrome de Asperger y en su familia. Sin embargo también contiene información importante y apropiada para responder a las dudas que se plantean en otras personas que se relacionan con quien tiene el diagnóstico, por ejemplo sus educadores, compañeros de trabajo, amigos, sus parejas o incluso sus hijos.

En cada apartado se detallan los aspectos más importantes sobre el síndrome de Asperger con respecto al diagnóstico, el entorno, las dificultades, la educación y demás, por eso que se redunda en los aspectos generales y más importantes con la finalidad de que el contenido de cada bloque sea completo y comprensible en sí mismo aunque no se haya leído el resto del libro completo. ↓

   Contenido del libro:

– Contextualización. Difusión sobre el Síndrome de Asperger.
– La importancia del diagnóstico cerrado.
– Labor de la familia de una persona con el diagnóstico.
– Ocio terapéutico y estrategias de afrontamiento.
– Asociacionismo.
– El origen.
– El Síndrome de Asperger. ¿Qué es?
– Diferencias y similitudes con otros trastornos.
– Prevalencia.
– Primeras dificultades tras el diagnóstico. Piedras en el camino.
– Diferencias entre síndrome, trastorno y enfermedad. El S.A. no es una enfermedad.
– Conflictos comunes. Mitos.
– El libro de instrucciones.
– El proceso de duelo.
– Primeras necesidades y diferentes modelos de intervención.
– Evolución positiva del hijo afectado por S.A.
– El Trastorno de privación afectiva de Casandra.
– ¿Se es Asperger o se tiene Asperger?
– Criterios diagnósticos de Gillberg, DSM-IV y CIE-10
– Criterios diagnósticos de Holliday-Willey.
– La inflexibilidad como criterio diagnóstico.
– Comportamiento repetitivo y TOC.
– ¿Estamos diagnosticando mal a las niñas con Asperger?
– Pasos a seguir tras el diagnóstico.
– Conseguir y presentar informes.
– El proceso de adiestramiento.
– Dictamen de escolarización.
– Obtención del certificado de discapacidad y otros documentos oficiales.
– Comorbilidad del Síndrome de Asperger.
– Trastornos del lenguaje secundarios y Trastorno específico del lenguaje. Trastorno de Aprendizaje no verbal.
– Otros trastornos neurológicos.
– Retraso mental o discapacidad intelectual.
– Trastornos de habilidades motoras.
-Trastorno por déficit de atención e hiperactividad.
– Trastornos del psiquismo.
– El tratamiento del lenguaje y la comunicación.
– La conducta desafiante.
– Trastornos generalizados del desarrollo: similitudes y diferencias.
– Derechos de las personas con Asperger o con otras necesidades educativas especiales.
– Evaluación psicopedagógica.
– Educación de las personas con síndrome de Asperger.
– Conceptos relacionados con el sistema educativo.
– Audición y lenguaje.
– Aulas de comunicación y lenguaje. CyL.
– Programa de diversificación curricular y programa base de diversificación.
– Pedagogía terapéutica.
– Adaptación curricular.
– Las PAU (pruebas de acceso a la universidad) o selectividad.
– Evaluación de necesidades educativas especiales, NEE.
– Modalidades de escolarización.
– El problema del acoso escolar.
– Conclusiones.
– Relación de asociaciones de la federación Asperger España.
– Bibliografía.

   Antecedentes:

Hans Asperger identificó un patrón de comportamiento y habilidades percibido predominantemente en niños varones que incluía cierta ausencia de empatía; reducida habilidad para las relaciones sociales y dificultad para hacer amigos; conversaciones solitarias; un profundo arraigo a un interés especial; movimientos torpes o problemas con la coordinación motora e imaginación deteriorada. Las personas con Síndrome de Asperger muestran parte o la totalidad de estas características, en un grado mayor o menor, así que en base al descubrimiento y las aportaciones de Hans Asperger se acepta ahora que el Síndrome de Asperger representa un trastorno del desarrollo con base neurológica, de causa desconocida, en el que existen desviaciones o anormalidades en tres amplios aspectos del desarrollo:
1) conexiones y habilidades sociales,
2) el uso del lenguaje con fines comunicativos y
3) ciertas características de comportamiento y de estilo relacionadas con rasgos repetitivos o perseverantes o con una limitada pero intensa gama de intereses.
La presencia de estos tres tipos de disfunciones, cuyo grado puede ir de relativamente moderado a severo, es la que define clínicamente todos los trastornos del espectro autista, desde el Asperger hasta el autismo clásico, junto a las dificultades para comprender la conducta social de los demás.
Lorna Wing en 1981 usó el término “Síndrome de Asperger” por primera vez para describir a subgrupo de pacientes dentro del continuo autista y gracias a ella el Asperger se ha ubicado entre los trastornos del desarrollo en general y en el espectro del trastorno autista en particular.

 Sobre el diagnóstico:

A pesar de haberse definido por activa y por pasiva los síntomas y rasgos comunes a las personas con este trastorno el diagnóstico del Síndrome de Asperger es difícil y en muchas ocasiones se realiza en la adolescencia, o más tarde incluso, aunque muchos padres empiezan a detectar que su hijo es diferente cuando tiene entre dos y siete años. Las principales alarmas las provocan un desarrollo social anormal (tienen muy pocos amigos o ninguno), un uso del lenguaje extraño (inventan palabras, repiten frases o aprenden a leer por sí mismos) y la presencia de rutinas y rituales (comer siempre en un mismo plato o interesarse por un tema de forma desorbitada).

De forma general las familias describen que los niños/as se caracterizan porque su comportamiento es excesivamente infantil, aprenden a leer solos, no miran a los ojos al hablar, tienen rabietas que para los demás son incomprensibles, sienten frustración desmesurada, no tienen sentido del peligro y a veces son auténticos kamikazes, no parecen darse cuenta del estado de ánimo de quienes les rodean, se absorben en actividades concretas sin prestar ninguna atención al resto de cosas que les rodean, no parecen atender a su nombre cuando se les llama, son torpes y patosos, son completamente literales y no entienden bromas, sarcasmos, chistes, o frases hechas.

Cuando hay un diagnóstico de este tipo no hay una persona con el trastorno sino una familia entera con el Síndrome de Asperger. Las dificultades sociales y relacionales, la ansiedad y las situaciones de estrés, la carga económica que con frecuencia supone la intervención psicológica, etc. son problemas que afectan a todos los familiares y no solo a la persona con el diagnóstico. La abrumadora sensación que invade a las familias tras el diagnóstico aumenta ante la constante aparición de conceptos, desconocidos hasta ese momento, como los de trastorno del espectro autista (TEA); Necesidades Educativas Especiales (NEE), Servicio Psicológico Educativo (SPE) o trastorno general del desarrollo (TGD). En esta guía se aclaran todas esas nociones y se explica en qué consiste cada trámite, cuál es la función de cada entidad y qué significan todos esos conceptos y sus acrónimos.

Los familiares de personas con Asperger son bilingües: tienen un lenguaje corriente y un lenguaje Asperger. Aprenden a leer en sus ojos, aprenden a intuir sus ansiedades y aprenden el significado de su forma especial de expresarse, pero el resto de la sociedad no se va a tomar la molestia de adquirir ese aprendizaje por lo que es fundamental que la persona con Asperger se adapte a los requisitos sociales (y no a la inversa) para poderse desenvolver. Por todo eso es importante que los padres, los tutores, los profesores y, en general, todas las personas que forman parte de su entorno, estemos informados de sus carencias y necesidades y sepamos cómo ayudarles en cada situación.


Dar a conocer el síndrome de Asperger, sus características y peculiaridades, es importantísimo para normalizar el día a día de quienes tienen este trastorno y ésta es una labor que en este momento queda en manos de los familiares, los afectados y las asociaciones. Es obvio que uno de los problemas a los que nos enfrentamos es que no existe difusión. No existen campañas institucionales de ningún tipo para dar a conocer este trastorno ni para fomentar la comprensión hacia las personas que lo tienen.

Necesitamos una difusión e información adecuada para que la población en general conozca, comprenda y acepte a las personas que tienen el síndrome de Asperger pero, sobre todo, necesitamos que el entorno inmediato de estas personas sepa cómo resolver un problema, dónde dirigirse para pedir ayuda, cómo solicitar ayudas administrativas, becas, apoyo escolar y demás. De ahí la necesidad de elaborar una guía como ésta cuya finalidad última es la de informar de los rasgos, necesidades y derechos que tienen las personas con Síndrome de Asperger.

También por esa razón se incluyen en este libro las direcciones y formas de contacto con las asociaciones Asperger que pertenecen a la Federación Asperger España porque en ninguna otra entidad o lugar más que en las asociaciones se puede informar de forma tan clara y rigurosa. Informar al entorno es una de las batallas constantes de las personas con Asperger y sus allegados, especialmente cuando se ha hecho público el diagnóstico.

La decisión de contar a los demás qué nos pasa o qué le pasa a nuestros hijos es muy personal y aún hay quienes prefieren mantener el diagnóstico oculto. Suponemos que esto es así porque se teme el rechazo social y la incomprensión de los demás. Normalmente el rechazo lo produce el desconocimiento así que informando, explicando y difundiendo esperamos normalizar la situación de las personas con síndrome de Asperger.

Desde las asociaciones se conoce la necesidad de información y de apoyo con la que se presentan las propias familias Asperger. Nos referimos a “familias Asperger” dado que este síndrome acaba por afectar a toda la unidad familiar y no solo a quien tiene el diagnóstico. Esto es así debido a la necesidad final de establecer rutinas, normas inamovibles que han de seguir todos los que conviven y especialmente a la dificultad relacional y a los problemas sociales que sufre no solo quien tiene el trastorno sino toda su familia nuclear.

   Recursos:

Las asociaciones y la Administración dedican la mayor parte de sus actuaciones y recursos a la ayuda al niño/a o al adolescente, por ejemplo con el desarrollo de talleres de ocio cuya finalidad última es dotarles de recursos para desenvolverse en sociedad sin demasiadas dificultades. El Síndrome de Asperger implica un deterioro significativo en la interacción social pero no de la capacidad intelectual así que con una adecuada y guiada atención es posible tener una vida exitosa. La interacción social puede significar un desafío serio puesto que las personas con Asperger no saben hacer amigos y a los ojos de sus compañeros son pedantes, insensibles, raros… Los niños se convierten, por todo eso, en el foco de las burlas en el entorno escolar así que tampoco estamos preparados para atender adecuadamente a los Asperger en clase, en el colegio o el instituto.

Durante la adolescencia aparecen dificultades muy concretas que se pueden traducir en inmadurez emocional o reacciones emocionales desproporcionadas y poco ajustadas a las situaciones. También es frecuente la existencia de intereses inmaduros y poco acordes con la edad. La mayor conciencia que se tiene respecto a la soledad, comparado con otros trastornos del espectro autista (TEA), produce sentimientos de incomprensión y mayor vulnerabilidad a alteraciones psicológicas como la depresión, la ansiedad y el estrés. A veces en los adolescentes con Asperger se produce un descuido de la higiene y el cuidado personal (si bien algunos desarrollan rituales obsesivos en relación con la higiene) que aún dificultan más su socialización. Otros problemas a los que se enfrentan en la adolescencia serían algunas dificultades académicas (lentitud, problemas de adaptación a los cambios de horarios, profesores, aulas, etc.; torpeza para elaborar planes de estudio y secuenciar tareas; desmotivación; dificultades para captar la idea principal de un texto y seleccionar información relevante).

Los adultos, por otro lado, quedan en cierto modo desamparados sobre todo porque existen pocas alternativas válidas a los talleres de habilidades sociales a los que acuden los pequeños. Al final el adulto recurre al psicólogo o al psiquiatra para resolver sus problemas de depresión y/o ansiedad pero no suele recibir ayuda para los problemas directamente derivados de su síndrome de Asperger.
Con frecuencia olvidamos que los niños de ahora se convertirán en adultos en el futuro y, para entonces, tendrán las mismas dificultades que en este momento presentan los adultos diagnosticados.
Las principales dificultades que pueden darse en la vida adulta con el síndrome de Asperger son sobre todo dificultades de relación social, problemas para tener amigos o profundizar en las relaciones y poco éxito en sus intentos de entablar amistad. También se producen dificultades para el trabajo en equipo e incapacidad para entender claves sociales que ayuden a regular la conducta.
El El diagnóstico de Síndrome de Asperger en adultos es muy difícil ya que reconocer los síntomas requiere un profundo conocimiento, habilidades y experiencia diagnosticando. Como parámetros básicos para dicho diagnóstico se recoge un peculiar comportamiento que a menudo hace que se califique al adulto como raro o excéntrico (friki, a veces); cierta lentitud para comenzar a hablar, falta de habilidades para participar y disfrutar de conversaciones o pequeñas charlas y ausencia de contacto visual durante la comunicación; incomodidad con la postura y carencia de expresiones faciales que provocan a menudo que se les tilde de groseros e irrespetuosos; problemas relacionados con las emociones como el poco control sobre la ira, la depresión y la ansiedad o su sorpresa cuando se les informa de que sus acciones y comportamiento son inadecuados. Como los niños Asperger los adultos tienen cierta incapacidad para adaptarse a diferentes situaciones sociales y con frecuencia presentan adhesión estricta a rutinas, baja tolerancia a ruidos fuertes, las luces brillantes y las multitudes.

Los Labor de la familia de una persona con el diagnóstico. necesitan a menudo ayuda también, a veces en forma de terapia para superar el mal trago o la frustración que produce lo difícil que pueden llegar a ser acciones cotidianas y otras veces, sencillamente, por desahogo. Lo primero se resuelve normalmente con la atención psicológica y lo segundo con la interacción entre miembros de diferentes familias que están pasando o han pasado el mismo proceso. ↓

   ¿Qué es el Síndrome de Asperger? 

Entender qué es el síndrome de Asperger es sencillo con la De la metáfora de la cuerda al espectro de colores para entener el espectro autista.: imaginemos que el espectro autista es una cuerda con varios nudos. Todos los trastornos que hay en la cuerda (todos los nudos) comparten síntomas y características entre ellos por el hecho de formar parte de la cuerda en sí, todos de la misma cuerda (por ejemplo problemas de socialización). En uno de los extremos de la cuerda tenemos trastornos muy graves pero conforme nos vamos acercando al otro extremo de la cuerda encontramos otros trastornos menos invalidantes (por ejemplo el síndrome de Asperger).

Los especialistas en desarrollo no han alcanzado todavía un consenso sobre la existencia de diferencias entre el síndrome de Asperger y lo que se denomina autismo de alto nivel o de alto funcionamiento (AAF). Algunos investigadores han sugerido la hipótesis de que el déficit neurológico es distinto en estos dos tipos de trastorno pero otros están convencidos de que no existen diferencias significativas entre ambos. Las personas que tratamos día a día con alguien con Asperger, sin embargo, estamos completamente convencidos que el SA y el AAF son dos trastornos diferentes. Para empezar la persona con SA posee unas capacidades comunicativas bastante comunes pero la persona con AAF suele presentar dificultades en esa área, el Asperger tiene un vocabulario muchísimo más rebuscado y pedante pero con un lenguaje en general más común y normalizado que la persona con autismo de alto funcionamiento. Por otro lado la persona con síndrome de Asperger suele tener mala motricidad, área que no se ve afectada en la persona con AAF (mientras las personas con autismo de alto funcionamiento poseen una coordinación y equilibrio normales los que tienen Asperger suelen presentar problemas de grafía, torpeza de movimientos o una tendencia a golpearse y a caer mayor que la de la población general).
La identificación temprana del síndrome de Asperger constituye una de las claves para obtener un óptimo resultado en su evolución. La otra clave es el tratamiento, que debe comprender:
– la mejora de la comunicación social,
– la estimulación de la autonomía,
– la prestación de servicios de apoyo para la familia,
– la creación de un ambiente educativo correcto y
– la creación de un ambiente laboral que promueva un clima de aceptación.

   Prevalencia:

Son ya muchas las teorías que defienden que la prevalencia de los TEA no es necesariamente mayor entre el sexo masculino sino que se falla en el diagnóstico entre el sexo femenino. Los instrumentos de diagnóstico no son igualmente eficaces para chicos que para chicas y no se están detectando a un número importante de niñas Asperger.

Según Tony Attwood y otros profesionales de la materia las mujeres con autismo de alto funcionamiento y síndrome de Asperger pueden ser un segmento de población mal diagnosticado (o no diagnosticado) y debemos atribuir a las diferencias de género algunas de las razones de que esto suceda porque hay comportamientos presentes en las chicas con Asperger, pero no en los chicos, que no han sido aún identificados como parte del perfil.

La detección de patrones asociados se hace más difícil en niñas dado que estas presentan mayores capacidades sociales y una mejor habilidad de camuflaje social, hecho que consigue que pasen totalmente desapercibidas. Muchas chicas pueden presentar una buena recepción ante la sociabilidad aunque con un nivel bajo de éxito. Incluso parecen desarrollar un tipo de juego simbólico que puede parecer muy normal aunque en el fondo esconda ciertas conductas obsesivas.

Por tanto muchas niñas y adolescentes con síndrome de Asperger pasan desapercibidas y no son diagnosticadas porque existe un cierto comportamiento relacionado con el género, de base social, que podría hacernos excluir el diagnóstico en la mujer. Por ejemplo el juego de ficción y simulación observado en muchas chicas parece ser bastante creativo e imaginativo y hay muchas niñas que fantasean con príncipes, reinos fantásticos, unicornios y animales, pero pocos diagnosticadores tienen en cuentas estos intereses y habilidades así como las diferentes respuestas que muestran los niños y las niñas a la confusión o frustración.


Es común la idea de que los chicos actúan «fuera de tono» con más frecuencia que las chicas (es habitual oír a los profesores quejarse de que hay demasiados chicos en su clase y de su impacto sobre la personalidad de la clase) así que probablemente es más fácil identificar a los chicos que tienen TEA porque estos comportamientos son más obvios, que a las chicas, que pueden experimentar retraimiento o signos pasivos de agresión.

    El Síndrome de Asperger no es una enfermedad: 

Se comete habitualmente el error de catalogar el síndrome de Asperger y otros trastornos del espectro autista como enfermedades cuando en realidad una enfermedad tiene tratamiento curativo o paliativo, se sabe su origen y procedencia e incluso la forma como se trasmite si es el caso. A veces las personas con Asperger toman algún tipo de medicación para otros trastornos que tienen asociados al principal, por ejemplo para la hiperactividad o para la depresión, pero no existe tratamiento farmacológico ninguno para el síndrome en sí mismo. Tampoco, lógicamente, se trata de un trastorno transmisible: no se contagia. Debe tenerse claro este punto especialmente en el entorno escolar del niño/a con Asperger que, a menudo, no solo sufre el rechazo o el acoso de sus compañeros sino también la incomprensión y desprecio de los padres y hermanos de sus colegas de colegio.

   Comorbilidad en el Asperger: 

Los trastornos comórbidos son aquellos que aparecen asociados al trastorno principal. No existen en todos los casos pero sí que es muy frecuente que la persona que tiene como diagnóstico de Síndrome de Asperger tenga también otros problemas. Los más habituales son los siguientes:
– Problemas del estado de ánimo como depresión o ansiedad,
– tics nerviosos o Síndrome de Tourette,
– superdotación intelectual o altas capacidades,
– trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) o, a veces, trastorno atencional o hipercinesis (es decir: una sola de las ramas del TDAH),
– comportamiento disruptivo,
– Trastorno obsesivo compulsivo.
Es importante identificar y reconocer la comorbilidad psiquiátrica porque con ello mejoraría sustancialmente el funcionamiento psicosocial de estas personas. Para esto puede requerirse de una mejor formulación diagnóstica puesto que estos otros problemas suponen dificultades añadidas para la persona con síndrome de Asperger. Lógicamente cuantos menos trastornos asociados se tengan mejor pronóstico de futuro se tiene también. Es muy importante tener esto en cuenta ya que a veces las familias olvidan que además del síndrome de Asperger debe atenderse las otras dificultades y aunque ofrecen terapias y ayudas a sus familiares con Asperger para mejorar, por ejemplo, en sus habilidades sociales, descuidan esos otros aspectos que en el futuro pueden llegar a convertirse en grandes problemas. De igual modo que un adolescente neurotípico recibe atención médica para una gripe y, a la vez, atención psicológica para una depresión, la persona con Asperger debe recibir atención especializada para atender todas y cada una de las dificultades que presenta y para los trastornos asociados al principal que padece. Solo atendiendo de forma global todas las dificultades el desarrollo será óptimo.

ISBN: 97884
Tamaño 17 X 24 cm
122 páginas.

Ya no quedan ejemplares en papel, la edición está agotada, pero hemos publicado otra guía más actualizada y adaptada a las nuevas teorías y los conocimientos actuales sobre el síndrome de Asperger. Se llama «Mundo Asperger y otros mundos»


De la edición en papel, por si quiere consultar si le queda algún ejemplar a los distribuidores:
– Envios a América: Ediciones Barcelona/Perú: barcelonasa@hotmail.com 
– Envios a Portugal: ITES
– Distribuidores en España:
   – Madrid: Paradox
   – Galicia y Asturias: ITES
   – Comunidad Valenciana: Garbí y Morcillo.
   – Alicante y Murcia: La Tierra Libros
   – Andalucía: AZETA
– Ejemplos de algunas librerias donde estaba disponible el libro, por si quiere preguntarles si les queda alguno:
   – Madrid: Librería Pedagógica y Paradox (esta hace envíos al extrajero).
   – Barcelona: Alibri y Espacio Logopédico (esta hace envíos al extrajero).
   – Valencia: Llibrería la Pau, Distest y Libreria Paris-Valencia.
   – Castellón. PLácido Gómez.
   – Alicante: Librería 80 Mundos.
   – Elche: Librería ALI y TRUC.
   – Euskadi: ELKAR y PSIKOLAN.
   – Zaragoza: Librería Central.
   – Galicia: Librerías ITES (envios a toda España) y Librería Médica Nobel.
   – Murcia: Librerías Diego Marín.
   – Sevilla: Librería Quercus.
   – Málaga: Librería Rayuela.
   – Granada: Librería Picasso.
   – Almería: Librería Picasso.
   – Jaén: Librería Merlín.
   – Las Palmas. ICSE



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