
Los trastornos del espectro autista son trastornos malditos.
Trastornos malditos, un adjetivo delicado para el espectro autista: El síndrome de Asperger afecta a niños y adultos modificando sus habilidades de socialización y comunicación. Se diferencia del autismo de Kanner porque el segundo normalmente asocia problemas de aprendizaje y/o cocientes intelectuales bajos.

Pese a las diferencias son más las similitudes según los manuales diagnósticos y clasificatorios más usados por psicólogos y psiquiatras de todo el mundo, que definen el síndrome de Asperger como un trastorno autista que está relacionado con el autismo de Kanner pero con menos síntomas o menos graves.
«El autismo es un trastorno poco conocido y, en buena parte, maldito. Los humanos somos una especie social, quizá la que más del Universo, necesitamos el contacto con los otros, vernos, tocarnos y oírnos, aunque sea a distancia. Buscamos rastros de vida en otros planetas, murmullos procedentes del otro lado de la Galaxia y en lo más profundo de nuestro corazón sabemos que es porque nos aterra estar solos. Entre los castigos más duros de nuestra sociedad hemos inventado las cárceles, el ostracismo, el destierro, las celdas de aislamiento,…. Castigamos a estar solos. La persona con autismo vive aparentemente en una celda personal e invisible, de donde no puede salir, ni nosotros conseguimos entrar. Su cerebro es incapaz de seguir las pautas normales de comunicación, no puede “ponerse en nuestro lugar” ni entiende nuestros gestos, no se relaciona con otros niños de una forma normal, es una discapacidad de la sociabilidad». (José Ramón Alonso Peña).

Asperger es más frecuente que autismo de Kanner.
Las modificaciones autistas se atribuyen a daños cerebrales, desarrollo anormal antes del nacimiento, durante el parto o después del nacimiento pero el autismo “puro” (tipo Kanner y sin comorbilidades) es raro, y el síndrome de Asperger se presenta con mucha más frecuencia, pero tanto en un caso como en el otro la causa exacta que lo produce es todavía desconocida para los científicos aunque hay un claro vínculo genético.
Aunque los primeros signos de un trastorno autista aparecen poco después de nacer (en casos severos) por lo general es a los 3 o 4 años cuando los padres observan anormales modificaciones en el comportamiento del niño o niña.
Rasgos y dificultades en estos trastornos malditos:
La principal dificultad de las personas con trastornos autistas es la de interactuar con las personas de alrededor. Les cuesta interpretar las emociones de otras personas y tienen problemas a veces para obedecer reglas simples, lo que les lleva a tener grandes dificultades (en casos graves, insisto) para acudir a una escuela regular a menos que dispongan de recursos y los apoyos que necesitan. Con dichos apoyos la mayor parte de estudiantes con un trastorno del espectro autista podría escolarizarse en la escuela ordinaria.
La mayoría de personas con un trastorno del espectro autista muestran interés obsesivo por acciones repetitivas. Por lo general no tienen facilidad para ponerse en el lugar de los otros (teoría de la mente) y no disfrutan del juego imaginativo. Por tanto, los juegos son casi los mismos cada día.
Su capacidad de comunicarse con otros está perturbada ya que en los casos más graves no tienen lenguaje oral, no pueden siquiera mantener una conversación ni utilizar palabras en frases significativas cortas, a menos que dispongan de sistemas aumentativos y alternativos de la comunicación.
Con los trastornos del espectro autista se aprende cada día. Los padres y madres, los pediatras, los psicólogos y los maestros deben conocer muy bien el autismo.
Es un trastorno que hoy por hoy despierta muchos enigmas para la ciencia médica, por eso, entre otras cosas, son trastornos malditos.
Sí se sabe, sin embargo, que el autismo y el síndrome de Asperger son patologías con una base genética. Tienen, en general, un sustrato orgánico que altera el comportamiento.
Solo en los últimos años hemos empezado a entender los mecanismos y fundamentos del autismo. Casi sabemos por qué se origina y cómo afrontarlo.
Existen métodos para mejorar las habilidades sociales, académicas y de comunicación.
Aunque aún más de la mitad de las personas con autismo necesitan apoyo a lo largo de su vida muchos pueden aprender a hacer un trabajo productivo y todos pueden y deben participar en la vida de la comunidad. Pero aún es demasiado frecuente la tristeza y el aislamiento de los Asperger en la escuela y, como consecuencia de sus dificultades, el aislamiento de la unidad familiar al completo de la vida social. Aún con demasiada frecuencia los Asperger tienen pocos amigos, o ninguno, son acosados y molestados por sus compañeros y se convierten en el foco de burlas y chantajes.
Problemas de ser una minoría.
Resulta evidente que en nuestra realidad educativa no es bueno pertenecer a una minoría, o no conocer las normas sociales, o no ajustarse a los cánones establecidos por nuestra cultura, seguramente porque la escuela es transmisora y reproductora de la ideología imperante, asegurando así que llega al mayor número de ciudadanos y ciudadanas posibles. Menospreciar su capacidad de adoctrinamiento al servicio de la mayoría sería perder la batalla por la igualdad puesto que resulta evidente que en nuestra realidad educativa no es bueno pertenecer a una minoría, o no conocer las normas sociales, o no ajustarse a los cánones establecidos por nuestra cultura. Segregar NO ES EDUCAR.
Educación en personas con trastornos malditos.
Los niños diagnosticados con el síndrome de Asperger constituyen un reto especial en el medio educativo. No entienden bien las reglas sociales convencionales y tienen dificultades en sus relaciones interpersonales. Su inflexibilidad y su falta de capacidad para aceptar los cambios hace que se estresen con facilidad y sean emocionalmente vulnerables.
Obviamente, no todos los niños con Asperger se parecen entre sí. De igual modo que cada niño con Asperger tiene su propia personalidad única, los síntomas «típicos» del síndrome se manifiestan de modo diferente en cada una de las personas. En consecuencia, no existe una receta única que se pueda aplicar en clase para todos ellos, al igual que ningún método educativo responde a las necesidades de todos y cada uno de los niños que no están afectados por el síndrome.
Pronóstico.
Estos menores evolucionan, pero sus avances nunca se realizan al ritmo que llevan los demás o por el mismo camino. En algunos aspectos evolutivos habrá un nivel adecuado a su edad, o incluso superior, y en otros estarán atrasados para su edad. Eso es precisamente el autismo: un trastorno del desarrollo.
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Fuentes para este artículo:
– Comprender al Estudiante con Síndrome de Asperger Orientación para Profesores:
https://www.Asperger.es/index.php?
– Respeto por la diversidad:
http://somosdiversidad.webnode.es/news/respeto-por-la-diversidad/
– Autismo y Asperger, similitudes y diferencias:
http://guidewhois.com/2011/04/sindrome-de-autismo-y-Asperger-semejanzas-y-diferencias/
– José ramón Alonso Peña, Autismo y síndrome de Asperger, Amarú Ediciones. 1ª Edición (2004):
http://jralonso.es/2011/05/07/autismo-y-sindrome-de-Asperger/