
Estrategias para organizarse en el colegio.
Estrategias para reforzar la habilidad del niño para organizarse en el colegio:
La estructuración del entorno físico, el establecimiento de rutinas estables y la organización precisa de la vida social del colegio sin duda fomentan la sensación de orden en el entorno, así como la habilidad del niño para predecir los acontecimientos cotidianos, aumentando de este modo su capacidad para la organización conductual.
Así pues, un centro escolar con una ideología educativa directiva y caracterizado por horarios académicos fijos, un currículo altamente estructurado, unos objetivos académicos claros, y unas reglas generales de comportamiento explícitas tiende a ser más beneficioso para el niño con el síndrome de Asperger que un entorno escolar con una ideología educativa basada de una forma más fundamental en el fomento de la creatividad y la iniciativa del niño.
En la actualidad, la mayoría de los profesores en escuelas primarias intenta imponer una organización y estructuración de la clase flexibles, y en ocasiones cambiantes, con el propósito de estimular el trabajo colaborativo entre los niños y fomentar y extender los vínculos sociales entre ellos.
Claramente, el niño con un desarrollo normal se adapta rápidamente a cualquier estructura impuesta y cambia de grupo, de mesa de trabajo y de clase con entusiasmo y sin problemas. En contraste, algunos niños con el síndrome de Asperger no suelen estar tan dispuestos a la aceptación de los cambios nimios en sus rutinas cotidianas, por lo que podrían mostrar una disposición desfavorable con respecto a la flexibilidad de la organización de la clase. Por consiguiente, en el caso de algunos niños, es vital para ellos la colocación fija de un pupitre, una estantería y un lugar de trabajo estables a lo largo del curso.
El uso de las agendas de planificación: Una segunda estrategia para reforzar la habilidad del niño para organizarse es el uso de las agendas de planificación. La agenda consiste en un simple registro escrito de la secuencia de actividades y tareas a realizar durante el día, siendo un procedimiento similar al utilizado por la mayoría de los adultos en la organización de sus días de trabajo.
Dado el nivel alto de funcionamiento del niño, se debe reforzar su habilidad para el diseño y el uso independiente de su propia agenda para así fomentar su responsabilidad personal y aumentar su capacidad de organización conductual. La eficacia de esta sencilla estrategia con respecto a la fomentación en el niño de sus habilidades de autosuficiencia debe ser enfatizada. En el caso del niño pequeño, la agenda de planificación es un instrumento eficaz para facilitarle la comprensión del concepto de tiempo en relación con las actividades realizadas durante un periodo de tiempo.
También aumenta la habilidad del niño para formar una representación de la secuencia ordenada de los sucesos acontecidos a lo largo del día, y en consecuencia ayuda a consolidar su comprensión sobre los conceptos del presente, pasado y futuro. Asimismo, el uso frecuente e independiente de la agenda refuerza la memorización de la secuencia de pasos para realizar una tarea o de actividades en el día, lo que proporciona a muchos niños un sentimiento de seguridad y predictibilidad.
En frecuentes ocasiones, los padres utilizan la agenda de planificación escolar para estructurar y organizar la conversación con el niño a su vuelta del colegio y fomentar su habilidad para describir ordenadamente y mantener una conversación coherente acerca de los acontecimientos del día. En el caso de los niños más mayores, la agenda posibilita una transición independiente entre las actividades y clases a lo largo del día escolar, así como una herramienta de importante valor en la organización del trabajo escolar.
Estructuración de las tareas académicas:
El tercer conjunto de estrategias valoradas como efectivas a la hora de facilitar la planificación y organización del niño con respecto a su trabajo académico han sido dirigidas a un incremento de la estructuración de las tareas académicas propias o las actividades escolares en las que el niño debe participar.
La consecución de este objetivo requiere por parte del profesor la adopción de unos procedimientos de instrucción a través de los cuales se hagan explícitos tanto el objetivo final de la tarea como la secuencia de pasos o reglas a seguir hasta llegar a la meta final.
La secuencia de pasos o reglas para la resolución de una tarea se debe enseñar bien verbalmente o bien a través de listas de instrucciones escritas. Aunque sin duda no todos los niños necesitan el mismo nivel de estructuración en sus tareas de trabajo, es fundamental no asumir que el contexto de la lección o las explicaciones verbales del profesor son suficientes para clarificar la naturaleza de la tarea o actividad a la que el niño va a enfrentarse.
En ocasiones, la naturaleza efímera y temporal de las explicaciones verbales provoca un alto grado de confusión y desorganización en el niño con el síndrome de Asperger, cuya capacidad de procesamiento de la información es en ocasiones más pausada. A este respecto, el uso de las tarjetas de instrucciones escritas es una estrategia efectiva y frecuentemente utilizada para promover la habilidad del niño para completar con éxito una tarea independientemente.
Síndrome de Asperger. ¿Excentricidad o discapacidad social? Alianza Editorial, Madrid. 2004. /// Sobre organización y planificación en la educación de personas con Asperger hay un artículo es este mismo blog que puedes encontrar en AQUÍ.