
Enseñar habilidades comunicativas.
Desde 1970 existe numerosa documentación que valida la importancia de enseñar habilidades comunicativas y lingüísticas a las personas con trastornos del espectro autista, TEA, y/o Asperger y desde 1980 el foco central de la intervención se ha desplazado hacia los aspectos funcionales o pragmáticos del lenguaje.
No se puede obviar, de todos modos, que las peculiaridades lingüísticas de las personas con Asperger no tienen el grado de afectación de personas con otros TEA o con un trastorno del lenguaje.
El caso es que los actos de habla indirectos implican una intervención en que se comunica más de lo que se transmite de manera literal, por lo que, para su comprensión, se requiere conocimiento compartido.
El significado no literal de estos mensajes puede entrañar dificultades para su comprensión en las personas con TEA de nivel 1, antes AAF y SA, puesto que realizan interpretaciones literales, son poco conscientes de sobreentendidos y pueden fracasar a la hora de reconocer intenciones humorísticas, así como sentirse confusos ante las bromas.
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