
Diferencias y similitudes entre TDAH y Asperger.
Rv. La problemática para diferenciar un trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) y el síndrome de Asperger (TEA1) surge ya en los primeros años de vida, cuando el niño o la niña muestra dificultad para interpretar los pensamientos de los demás y, a veces, presenta problemas para centrar su atención o muestra una conducta hiperactivo-impulsiva. Estos rasgos se detectan tanto en pequeños con síndrome de Asperger como en los que presentan déficit de atención e hiperactividad.
De hecho, durante la etapa preescolar muchos menores con Asperger o TDAH pueden tener un desarrollo casi idéntico.
Temas comunes entre TDAH y TEA1:
- Son niños y niñas a los que les cuesta relacionarse con otros menores.
- Les resulta difícil realizar tareas escolares como las de recortar y colorear en la primera infancia.
- No utilizan convenciones sociales como “hola” y “adiós” a la hora de saludar o despedirse (no en todos los casos).
- Algunos/as pueden tener rabietas que a los adultos nos parecen incomprensibles y desmesuradas y que, en realidad, pueden deberse a frustración extrema, una respuesta defensiva ante estímulos sensoriales, etc.
- Al mismo tiempo estos pequeños/as no tienden a pedir ayuda. Tratan por todos los medios de valerse solos.
- No les gusta el colegio porque sufren rechazo, no se sienten parte del grupo, no están motivados ya que reciben muchas quejas (por trabajo mal hecho) y muy pocos estímulos positivos…
Si bien el TDAH y el síndrome de Asperger son entidades independientes ambas condiciones tienden a presentarse asociadas con una frecuencia significativamente alta. (Gillberg, C. & Ehlers, S., 1998, ‘High- Functioning People with Autism and Asperger Syndrome: A Literature Review’, in E. Schopler) .
Casos fronterizos entre TDAH y Asperger.
No es extraño encontrar una alta proporción de niños y niñas con Asperger que también presentan TDAH. Además, los dos trastornos comparten algunos rasgos, hasta el punto de que algunos menores con el síndrome de Asperger son inicialmente diagnosticados con TDAH y solo tiempo después se percibe el error diagnóstico.
Los casos fronterizos entre TDAH y síndrome de Asperger pueden presentar serias dificultades para orientar la intervención y, sobre todo, para matizar la información que van a recibir la familia y los educadores de cara a poder ayudar a esos menores y dotarles de estrategias para valerse por sí mismos.
Son trastornos únicos y diferentes.
Dada la significativa interrelación entre ambos trastornos es crucial en todos los casos clínicos que el proceso de diagnóstico diferencial sea llevado a cabo de una forma precisa.
Para determinar el diagnóstico correcto necesitamos saber que el desarrollo de ambos trastornos sigue caminos diferentes:
- Así, y durante la segunda etapa de la infancia el menor hiperactivo continúa experimentando problemas severos de atención, los cuales suelen afectar su rendimiento escolar de forma significativa, sin embargo el menor con el síndrome de Asperger muestra la capacidad generalmente adecuada para el aprendizaje independiente.
- A medida que la persona se acerca a la adolescencia, el déficit social se manifiesta de una forma más marcada y el patrón restringido de intereses se intensifica en aquel que presenta síndrome de Asperger.
Además hay características que diferencian ambos trastornos y son específicas de cada uno. Por ejemplo:
- Los pacientes con síndrome de Asperger son personas que, generalmente, no tienen demasiadas habilidades sociales, muestran interés inusitado por algún tema en particular, presentan rutinas muy marcadas y carecen de soltura para interpretar el lenguaje no verbal.
- En el TDAH los síntomas más frecuentes son impulsividad, falta de memoria, cierta incapacidad crónica para concentrarse o enfocarse en una cosa particular a la vez y que se distraen fácilmente.
De todos modos los síntomas o rasgos que presentan los/las pacientes con TDAH son tan abiertos a la interpretación que puede resultar difícil precisar quién lo tiene y quién no.
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El TDAH no supone falta de inteligencia y no son niños o niñas vagos ni necesariamente desmotivados. Aunque no se puede obviar que es habitual que presenten conducta disruptiva lo cierto es que su propia inquietud se confunde a menudo con un mal comportamiento. Esto se debe a que son menos eficaces en los procesos de autorregulación conductual.
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Cuando la dificultad está en la atención.
El niño/a con TDAH presenta una atención dispersa y no puede detenerse ante los estímulos, no los filtra, mientras que en el niño/a con síndrome de Asperger si la atención es deficiente es porque el tema no le interesa.
El niño/a hiperactivo/a presenta un temperamento difícil y un nivel de inatención general e impulsividad elevada al principio de la infancia. También muestra un interés activo en el juego con otros niños, aunque a menudo tienen problemas en la interacción social.
Estas dificultades sociales son secundarias al patrón de inatención y consecuencia de una falta de autorregulación de la conducta.
En cambio, el niño o niña con el síndrome de Asperger a menudo presenta problemas de atención selectiva, es decir, que muestra una capacidad adecuada para concentrarse en las actividades de su interés. Su incapacidad para interactuar de forma recíproca viene acompañada de una dificultad para entender y utilizar las pautas de comunicación no verbal.
Dificultades en el juego.
La capacidad del menor con el síndrome de Asperger para participar en el juego social y cooperativo normalmente está poco desarrollada.
A diferencia del menor hiperactivo, que tiene dificultades en el juego por la falta de atención sostenida y la impulsividad, el niño/a con Asperger tiene poca habilidad creativa y rigidez y/o falta de interés en la experiencia social del juego.

Dificultades comunicativas.
Las tareas lingüísticas requieren niveles altos de atención, inhibición, memoria de trabajo, planificación y organización que son aspectos en los que las personas con TDAH se presentan deficitarias.
El pequeño/a con TDAH interrumpe las preguntas mientras que el menor con síndrome de Asperger no las entiende.
Así que, al final, resulta que muchos niños y niñas con TDAH tienen rasgos clínicos de Asperger como complicaciones en la interacción social (empatía, relaciones con otros menores) y en la comunicación (fallos en la comunicación no verbal y carencia de conversación).
Las respuestas a los tratamientos son también opuestos.
Mientras que los síntomas primarios del TDAH responden con éxito al tratamiento farmacológico no existe un tratamiento específico capaz de erradicar la alteración en el desarrollo social del niño o niña con síndrome de Asperger.
Con Asperger, en la etapa adulta, el trastorno de la interacción social normalmente persiste, lo que conduce a una alta proporción de adultos y adultas a experimentar dificultades importantes para iniciar y mantener relaciones sociales.
Co-ocurrencia del TDAH.
A veces el propio TDAH se presenta con trastornos comórbidos. Los más comunes incluyen: trastorno negativista desafiante (TND), trastorno de conducta (TC), trastornos de ansiedad/estado de ánimo y tics.
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Fuentes:
– A través de la Clínica Neurometrics y la Fundación Cadah: R. Caballero Andaluz, “Comorbilidad y diagnóstico diferencial en el Sindrome de Asperger“.
– J. Artigas-Pallares, K. Gacria Nonell. E. Rigau Ratera. “Comorbilidad en el TDAH”.